Pervertir el lenguaje es pervertir algo esencial a la manera de ser humana. Muchos políticos y muchos clérigos no hacen más que cantar las excelencias de lo que han hecho y de lo que a los ciudadanos les gustaría que debieran hacer y que ellos van a hacer. A la mentira llaman estrategia política, a aquello de lo que no les conviene que la gente se entere, llaman secretos de estado. En vez de educar a los ciudadanos para hacer de cada uno un individuo mayor de edad, mayor de edad es el individuo que tiene una existencia plena (: decide sus decisiones y lleva la voz cantante de sí mismo) y una comunidad de seres pensantes y críticos, les ordenan lo que tienen que hacer, pensar, comer, y vestir, para crear miembros, cuanto más ignorantes y fanáticos mejor, de movimientos masivos. Los cientos de consejeros “están ahí para que les digan lo que tienen que decir, hacer y como tienen que comportarse”.