Fallece el delegado de misiones de Burgos José Manuel Madruga, siervo fiel y solícito

(IEME).- Hemos hecho tarde. Se lo decía la gente que lo quería, quienes estaban más en derredor, sus amigos, Maite, el personal de la Delegación de misiones de Burgos... que tenía que parar, que eran muchas cosas.

No sabemos qué habría en su interior. Pero se ha empeñado. Se ha empeñado en mostrar su valentía, la valentía del misionero (ahora más que nunca) y ha deseado entregar su vida. Ha tenido que ser en estas fechas cuando tanta tarea había que hacer y se le amontonaba.. cuando ha ido acumulando fechas de presentaciones del DOMUND, de coordinaciones, de participación,... en la parroquia, en la diócesis, en los trajines diarios...y él se ha empeñado en trabajar sin descanso.

Trabajar sin descanso con una vida tan disminuida, tan pendiente de médicos, de tanta diálisis, tan falta de esperar que el día siguiente tuviera la apacibilidad necesaria para percibir la luz de este otoño engañoso. ¡Te ha traicionado este otoño José Manuel! ¡No te has dado cuenta! ¡Y se ha quedado tanta gente sola! Tu referencia, cada cual ha sentido tu aliento, tu orientación, tu ánimo, tus sueños, tu memoria, lo vamos expresando en estos momentos en los que los ojos se nos cubren de lágrimas.

Te recuerdo el día que te conocí en Ciudad Real, era 1999 y ya me alentaste en los momentos en los que mi corazón también se arrugaba por la muerte de mi madre. Me hablaste de discernimiento. Después me diste alas y la misión se me hizo cielo.

Nos decías en tus clases de espiritualidad que vine a hacer a Madrid, "que no se vive al margen de las realidades humanas, no nos son ajenos los conflictos. No se puede estar al margen de la realidad que nos envuelve. Toda espiritualidad que no genera vida a su alrededor es falsa, tiende a desaparecer o tiende a quedar anulada". Ciertamente que no has querido aislarte, justificarte en tu enfermedad y olvidarte del mundo. No has querido vivir así, has querido vivir ofreciéndote, entregándote. Me acuerdo que nos hablabas también "de capacidad de resistencia, hay que aguantar en los compromisos, didelidad a las personas con las que trabajamos. Ser profecía..."

Gracias José Manuel, por tu vida, gracias por lo que nos has enseñado, gracias por tu valentía, por tanta fidelidad con ese cuerpo tan cosido por la enfermedad, gracias por tu interés constante por la misión, por tu pasión el IEME, por sus misioneros, por tus amigos. Gracias de nuevo por tu entrega y por tu valentía.

Hasta siempre en el altar.

¡José Manuel Madruga, descansa en paz!

Obituario de José María Rojo

Una iglesia abarrotada de gente, más de cien sacerdotes, tres obispos y una celebración sobria, emotiva y ordenada fueron el marco de la despedida a José Manuel Madruga Salvador, delegado de misiones de Burgos y quien fuera por 10 años (del 1993 al 2003) Director General del IEME.

Fue en su pueblo natal, Revilla Vallejera (Burgos) y ante la patrona, la Virgen de la Zarza. A la entrada y a la salida, todos hablando de lo mismo: la sorpresa recibida el día anterior al saber que había sido encontrado muerto en el baño del piso parroquial donde vivía, a causa de un infarto. Tenía 72 años y no nos hubiera extrañado su muerte si los riñones hubieran dicho "hasta aquí no más, no queremos más diálisis". No fue así.

Se nos fue un gran trabajador: un hombre, un sacerdote y un misionero consecuente. Alguien que, como dijo en la acción de gracias el director del IEME, "no miró el alargar su vida; miró el ver cómo la entregaba día a día y a tope". Igualmente -con sobriedad, eso sí- destacaron su entrega y su espíritu misionero los tres obispos presentes: don Francisco Pérez, burgalés y arzobispo de Pamplona, don Ramón del Hoyo, también burgalés y emérito de Jaén, y el titular de la arquidiócesis, don Fidel Herráez​.

Volver arriba