El padre de Mari Luz


¿Qué puede pasar por la mente, por el corazón, por el alma de unos padres que ven que su hija desaparece y que han tenido apenas a cien metros a su asesino? ¿Cómo reaccionaría usted? En los últimos meses hemos asistido al cruel espectáculo mediático suscitado tras la desaparición de la pequeña Mari Luz, la niña gitana de Huelva cuyo cuerpo apareció hace unas semanas en la ría, desfigurada y con golpes. Ahora han detenido al que desde siempre fue el primer sospechoso, quien ya ha reconocido que, cuando menos, cogió a la niña y una vez muerta, la tiró al agua.
A estas horas, dos coches de Policía llevan a Santiago del Valle García y a su hermana hacia los juzgados de Huelva, ya en calidad de imputados. Este hombre, que huyó hacia Granada al día siguiente de la desaparición de la pequeña y que hasta ahora vivía en un pequeño pueblo de Cuenca, tenía previsto huir al extranjero. Por eso se le detuvo. Pero, ojo, que sin una confesión clara por su parte sólo podrá ser condenado por homicidio imprudente y secuestro, no por asesinato.
Ayer, como viene haciendo desde el principio, Juan José Cortés, el padre de Mari Luz, nos dio a todos una lección de valores. "Lo que le ha pasado a mi hija no quiero que le suceda ni a la persona que la asesinó", dijo ayer. Desde el principio, el padre de Mari Luz -pastor evangélico en Huelva-, ha dado un ejemplo de templanza, serenidad y confianza en Dios y en los hombres. Pese a todo.
En pocas horas, el presunto asesino de Mari Luz llegará a Huelva. Hay serio peligro de linchamiento. De hecho, según nos han contado desde dentro, muchos en la barriada quieren "atrapar" al asesino de la pequeña. Hagamos caso al padre y al sentido común. Mari Luz se merece que su ejemplo, y que el ejemplo de su padre, cale hondo. Que, en cierto sentido, su muerte no sea en vano. Juan José no descansará nunca, eso es cierto. Pero su espíritu está imbuido del amor de Dios. Y, aunque parezca duro, todos debemos confiar en la Justicia y en el Estado de Derecho. No podemos tomarnos la justicia por nuestra mano.
Valor, confianza y mucho cariño para la familia. Estamos orgullosos de vosotros. Y vuestro ejemplo, sobre todo el tuyo, Juan José (no quiero ni pensar cómo estará tu mujer), quedará en el recuerdo de muchos. Porque, como Cristo, hasta en las más duras, no caíste en la tentación y no alzaste la mano contra Caín. Un abrazo fuerte.

baronrampante@hotmail.es
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