Un cristianismo descafeinado llamado a desaparecer
Hay ciertos temas que son "difíciles".
Yo lo noto. Cuando se habla de ciertos temas y se presenta desde el punto de vista de la reflexión que hace la Iglesia sobre ello.... muchos cristianos en sus adentros no están de acuerdo con lo que enseña la Iglesia.
Me hago la pregunta a menudo... ¿Realmente cuando uno asume ser cristiano... hasta donde llega nuestro compromiso? ¿Somos conscientes que andar por el camino del evangelio y aceptar ordenar la propia vida desde la perspectiva y los valores del evangelio.... es algo hermoso pero profundamente exigente?
Y más en los tiempos que corren... para un cristiano cada vez se presenta más evidente el desfase con los valores que se viven y aceptan en la sociedad....
Se puede optar por un cristianismo descafeinado o a la carta... donde acepto solo aquello que va con mis propias ideas o pensamientos y lo que no, lo ignoro.
Se puede optar por un cristianismo descafeinado donde vivimos en un continuo "sí, pero no"... donde uno "pasa" de complicarse la vida defendiendo la verdad que enseña la Iglesia porque te hace sentir extraño en el ambiente habitual donde te mueves....
Se puede optar por un cristianismo "buenista" donde nunca se pone el cascabel al gato en asuntos "espinosos" y se prefiere no entrar en conflictos reduciendo la fuerza escandalosamente revolucionaria y contracorriente del evangelio una balsa de agua caliente... "todo está bien, lo importante es ser buena gente..."
Nuestros primeros cristianos entendieron que decir SÍ al Señor significa complicarse la vida.... ir contracorriente, abandonar ciertas costumbres sociales o ambientales... denunciar las injusticias o desviaciones que no edifican al ser humano sino que lo lastiman y empobrece..... aquellos hermanos y hermanas nuestros vivieron su ser cristiano con todas las consecuencias de ser mirados mal, como bichos raros... de ser criticados. juzgados, condenados, perseguidos....e incluso, torturados y asesinados.... porque querían vivir la plenitud del evangelio sin matices ni acomodaciones, sin adaptaciones políticamente correctas....
¡Cuánta falta volver a ese cristianismo de los orígenes!
Yo lo noto. Cuando se habla de ciertos temas y se presenta desde el punto de vista de la reflexión que hace la Iglesia sobre ello.... muchos cristianos en sus adentros no están de acuerdo con lo que enseña la Iglesia.
Me hago la pregunta a menudo... ¿Realmente cuando uno asume ser cristiano... hasta donde llega nuestro compromiso? ¿Somos conscientes que andar por el camino del evangelio y aceptar ordenar la propia vida desde la perspectiva y los valores del evangelio.... es algo hermoso pero profundamente exigente?
Y más en los tiempos que corren... para un cristiano cada vez se presenta más evidente el desfase con los valores que se viven y aceptan en la sociedad....
Se puede optar por un cristianismo descafeinado o a la carta... donde acepto solo aquello que va con mis propias ideas o pensamientos y lo que no, lo ignoro.
Se puede optar por un cristianismo descafeinado donde vivimos en un continuo "sí, pero no"... donde uno "pasa" de complicarse la vida defendiendo la verdad que enseña la Iglesia porque te hace sentir extraño en el ambiente habitual donde te mueves....
Se puede optar por un cristianismo "buenista" donde nunca se pone el cascabel al gato en asuntos "espinosos" y se prefiere no entrar en conflictos reduciendo la fuerza escandalosamente revolucionaria y contracorriente del evangelio una balsa de agua caliente... "todo está bien, lo importante es ser buena gente..."
Nuestros primeros cristianos entendieron que decir SÍ al Señor significa complicarse la vida.... ir contracorriente, abandonar ciertas costumbres sociales o ambientales... denunciar las injusticias o desviaciones que no edifican al ser humano sino que lo lastiman y empobrece..... aquellos hermanos y hermanas nuestros vivieron su ser cristiano con todas las consecuencias de ser mirados mal, como bichos raros... de ser criticados. juzgados, condenados, perseguidos....e incluso, torturados y asesinados.... porque querían vivir la plenitud del evangelio sin matices ni acomodaciones, sin adaptaciones políticamente correctas....
¡Cuánta falta volver a ese cristianismo de los orígenes!