Sobre Ariel Álvarez: testimonio de J. M. González (Córdoba) y carta de B. Pasiello (Rosario)

He dedicado varios días al "caso Ariel" y preferiría no haberlo hecho, publicando sin más sus trabajos, como en otras ocasiones. Me gustaría que no hubiera "caso Ariel", pues lo que importa es el evangelio y no la discusión sobre personas. Me gustaría que él pudiera seguir escribiendo como ha hecho en los últimos años, en paz con la institución de la Iglesia. Pero las circunstancias me han impulsado a escribir sobre su caso, publicando incluso un post sobre sus "dineros", que pienso borrar mañana, pues quiero centrarme en temas de evangelio y no en la economía de personas, aunque también la economía es importante. Sé que mis comentarios han orientado a alguna personas, a éste y al otro lado del mar... Por eso, mientras el caso siga abierto, seguiré manteniendo su memoria. Hoy presento el comentario de un amigo argentino, no el mío.

Su autor, Juan Manuel González, sacerdote de la diócesis de Córdoba (Argentina) trabaja y vive en una parroquia popular y pobre de las afueras de la ciudad y dirige los cursos bíblicos de la diócesis. Ha fundado una Escuelas de Estudios Bíblicos, llamada Parresia (confianza audaz), y dirige un blog del mismo nombre ( http://boards2.melodysoft.com/Parresia/61.html ), donde recoge y publica trabajos de diversa procedencia sobre el estudio de la Biblia, gran parte de ellos de mucho interés. Nos conocimos hace casi treinta años (cuando él era un joven estudiante y yo un nuevo profesor) y he compartido con él un curso bíblico hace ya dos años. Nos une una misma pasión por la Biblia… Ambos conocemos a Ariel. Él me ha mandado también la carta pública de la Hna. B. Pasiello, la autoridad máxima de la Iglesia argentina en el campo de la catequesis. Gracias Juané Manuel.


Estimado Xabier:
¡Hola! Sería tan bueno compartir contigo y Ariel unas cuántas horas, charlando por charlar nomás… He escrito estas líneas sobre Ariel, porque me ha molestado lo que se dice por ahí (seguramente ignorándolo todo). ¡Un abrazo! Juan Manuel González


Juan MAnuel González. Una semblanza de Ariel Álvarez


Quiero contarte brevemente y cordialmente, gran amigo Xabier; como conocí a Ariel Álvarez Valdés, nuestro hermano y amigo del alma:

1. COLOMBIA 1995: Fuimos a un curso de Biblia, allí lo conocí. Lo vi discutir con 10 sacerdotes a la vez; los otros preguntaban desordenadamente (sobre los más diversos temas de la Biblia) y Ariel respondía con claridad y precisiión. Admiré su capacidad dialéctica, su lucidez y sencillez para decir la verdad… Con los días supe que estaba muy comprometido con los problemas sociales de su pueblo. Tenía los elementos esenciales: sólida formación bíblica y compromiso con su pueblo.

2. DINERO: Le pedí que fuera a darnos cursos de Biblia todos los años a la parroquia en donde yo vivía entonces (en Córdoba de Argentina). Nunca nos cobró –absolutamente nada-, recuerdo que me dijo: “el día que necesite te lo haré saber”. Luego, estuve en otra parroquia con mayor capacidad económica, tampoco quiso recibir ningún dinero. Aunque, sabemos que perfectamente se merecía algún reconocimiento económico: su tiempo, su trabajo, etc.

3. VOCACIÓN: De regreso de su licenciatura en Biblia en Jerusalén –mientras viajaba en el avión: ante Dios-, decide no dedicarse a la “investigación bíblica”, sino a la “DIVULGACIÓN bíblica”. Y ésta es una clave para entenderlo. El quiere que llegue la mejor exégesis de los estudiosos de hoy al pueblo más simple. Para eso, estudia con ahínco y seriedad científica (Rafael Aguirre Monasterio, éste febrero pasado estuvo dándonos un curso en Córdoba y me dijo sobre Ariel: “Es algo más que un divulgador”, queriendo destacar que es un autor (¿investigador?) muy sólido, no es mero “repetidor” de cosas sabidas).
Pero además de trabajar con rigor científico, tiene una gran capacidad de traducir cosas complicadas en ideas simples, accesibles a todos. Esto es un arte especial; una cosa es saber (estudiar, aprender) otra muy distinta es saber comunicar con claridad, belleza y simpatía lo que se ha aprendido.

ANÉCDOTA 1: En la parroquia que yo vivía de una zona muy pobre, tuve grandes catequistas con tercer grado (de la primaria) aprobado… Y de repente veo que Ariel les enseñaba a distinguir entre “ágape, eros, stergo y filia”, para resolver el problema de si debemos “amar a los enemigos”. Yo quedé admirado y aprendí que toda verdad es comunicable. No hay temas complicados, complicados somos los que transmitimos de modo complicado, porque no hemos entendido el asunto. Ariel aprende bien y puede transmitir bien a cualquiera: erudito o simple.

ANÉCDOTA 2: Yo doy clases de “Teología Fundamental”. Les di a los alumnos algunos libros de Ariel para que hicieran un trabajo. Una alumna, me llama por teléfono para pedirme que le haga llegar la última hoja de cierto artículo –que en sus fotocopias no tenía- (ella estaba en cama enferma) y estaba “ansiosa” por saber cómo terminaba éste artículo. Quiero decir con esto, que no sólo es claro para transmitir, sino que escribe elegantemente y con una gran capacidad de “atrapar” al lector, como si sus artículos, fueron pequeños cuentos o relatos con intriga policial… Pero siempre el lector queda atrapado en el interés. Esto lo ha logrado Ariel, pero porque se lo ha propuesta intencionalmente, atrapar a los lectores, quiere interesarlos por las Sagradas Escrituras.

4. ALGO MÁS QUE UN DIVULGADOR: Yo he leído la tesis doctoral de Ariel sobre Apocalipsis 21,1-8, estudio exegético y teológico. “La Nueva Jerusalén, ¿Ciudad Celeste o Ciudad Terrestre?” (Cuatrocientas páginas en Verbo Divino, 2005).
Es un trabajo de tesis, por tanto árido; no es el estilo de Ariel… Sin embargo, cuando tuvo que hacer un trabajo “científico-científico”, ha escrito una obra revolucionaria. Nadie jamás (en los últimos 100 años) se le ocurrió decir lo que dice Ariel. Y en el fondo, lo que el descubre es simple como el agua (una vez que él te lo cuenta claramente). Quién no ha leído ese trabajo no sabe de qué trata el libro del Apocalipsis. Y puedo citar (porque he leído) varias obras actuales –y probablemente las mejores-, muy autorizadas, pero que no han entendido lo esencial. Hay que leer Ariel para comprender la obra del Vidente de Patmos. Eso sí, supone, paciencia…

5. ARGUMENTO DE AUTORIDAD:

(A) Ariel siempre ha sido “observado” (¿censores?). No quiero revelar nombres (no interesa y tú jamás me lo pedirías, estamos entre amigos, ¿verdad?), pero puedo garantizarte que quién tenía el “oficio de leer sus artículos” antes que Ariel los publicara, es el biblista con mayor reconocimiento en la Iglesia Argentina, en los últimos 25 años por lo menos. Diría que era o es el biblista “casi oficial” del Episcopado Argentino; pues bien, ese aclaró que no existe ningún problema contra la fe en los trabajos de Ariel Álvarez. Decir que ese biblista que leyó los trabajos de Ariel es el biblista oficial en la Iglesia Argentina, es un modo mío de expresar, para significar, que los artículos de Ariel habían sido leídos por un biblista de primer nivel. Con una gran honestidad intelectual y gran rigor científico...

(B) Finalmente quiero transcribir una CARTA PÚBLICA que ha escrito la “mayor catequeta” de la iglesia Argentina, al menos en los últimos 40 años. Aclaro, “catequeta” no es el “catequista” que enseña la fe a los que se preparan para recibir algún sacramento. El “catequeta” es el teólogo(a) que reflexiona sobre el acto catequístico, es un momento de la teología pastoral. En Argentina existe el Instituto Superior de Catequética (ISCA), que en sus momentos ha sido uno de los instrumentos teológicos pastorales más importante de vida de la Iglesia Argentina. Pues, bien ésta carta pública la escribe la Hna. Beatriz Casiello, es un verdadera “autoridad” de la Iglesia Argentina. Te dejo con la carta de la religiosa argentina y con el abrazo fraterno de siempre.


Beatriz Pasiello, Carta pública a Mons. F. Polti


Exmo. Monseñor Francisco Polti

De mi respetuosa consideración:

Como Directora de la Casa Arquidiocesana de Catequesis de Rosario (Santa Fe), deseo expresarle el inmenso dolor por la sanción del querido Padre ARIEL ALVAREZ VALDES, a quien conocemos y valoramos por su entrega a la Palabra de Dios y por su divulgación entre nosotros, desde hace ya doce años.

Los alumnos y exalumnos de esta Casa, tenemos hacia él el enorme respeto que merece como sacerdote entregado a la investigación de la Sagrada Escritura, en consonancia con lo expresado por la Santa Sede que recomienda “el método histórico-crítico, como indispensable para el estudio científico del sentido de los textos antiguos”.(Pontificia Com. Bíblica: “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”).

Nunca hemos escuchado, en los años que llevamos compartiendo con él, afirmación alguna que pueda causarnos perplejidad. Creemos que esto puede obedecer a la ignorancia de los destinatarios, quienes, con mayor razón, exigen clarificar sus mentes alejándolas de todo fundamentalismo, tal como pide el mismo documento al que hemos aludido.

Las observaciones hechas a los nueve puntos que se señalan para la sanción del sacerdote carecen de todo sustento bíblico y teológico. Son aseveraciones que todos los niños de nuestras catequesis reciben sin escándalo alguno. Por el contrario, encuentran en ellas, más aún las jóvenes generaciones, el amplio espacio para la reflexión en la esencialidad del misterio que proclamamos.

Es algo difícil de entender y no resiste análisis alguno el que, en medio de los profundos problemas que nos atañen, haya quienes, con malicia o no, acerquen al Cardenal Bertone estas insignificancias, que responden a una escasísima preparación y a una mente cerrada a las transformaciones profundas y a los nuevos lenguajes que exige la nueva evangelización entre nosotros.

Los Medios de Comunicación Social, aprovechan esta contingencia para mostrar una Iglesia dividida en el análisis de cosas secundarias, desplazando de los centros de estudios a sus mejores inteligencias, a hombres que, como el Padre Ariel, constituyen una mediación importantísima en el esclarecimiento de la VERDAD que a todos nos convoca.

Deseo personalmente, y me hago eco de cientos de personas que por todos los medios me han consultado, que se revise esta dolorosa situación en la hermana Iglesia de Santiago del Estero, la que frecuentamos en tiempos en que Monseñor Sueldo, cuando era Presidente del Equipo Nacional de Catequesis.

Le pido humildemente disculpas por estas líneas, brotadas de la necesidad y la urgencia, para que se haga justicia a la trayectoria del Padre Ariel, cuyo nombre y capacidad de especialista, trascendió hace ya años, a través de nuestra Revista DIDASCALIA, cuyos lectores vienen ponderando la riqueza inestimable de sus artículos.

Esperamos que Dios ilumine su trabajo pastoral de mediación en la Iglesia de Santiago, y le regale siempre el don de su Espíritu.

Hna Beatriz Casiello
y Equipo de Catequesis Arquidiocesana.
Rosario, Santa Fe
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