Domingo 11 XI 2007. Una mujer de siete maridos. Levirato y poligamia

Texto
1. En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.
2. Jesús les contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Estáis muy equivocados
2. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos."
Presentación y división del texto.
Tal como lo he dividido, el texto tiene tres partes. La primera trata de la ley del levirato y del caso de la mujer de siete maridos. La segunda del matrimonio y los ángeles. La tercera de la resurrección y del Dios de Abrahán. Hoy quiero tratar de la primera. Hoy quiero tratar de la primera. Se trata de un “tema” que viene de antiguo, que probablemente se discutía entre los círculos judíos de aquel tiempo y que el evangelio ha retomado, desde su primera versión de Marcos (cf. Mc 12, 18-27). No voy a entrar aquí en las variantes de los sinópticos, sino en el tema de fondo, empezando por la primera parte.
Los saduceos ridiculizan la resurrección de los muertos, hablando una mujer que ha sido “propiedad” de siete maridos. )De quién de ellos será al fin de los tiempos? La cuestión ha sido bien planteada: no alude a la mera supervivencia espiritual sino a realización integral de la persona, dentro de un grupo social (de una familia), en un cielo realísimo, de maridos y mujeres, de propiedades y tierras. Es evidente que una mujer concebida como propiedad del varón no tiene cabida en el Reino de la resurrección, en el que todo se vuelve actual (presenta, a la vez), porque en ese caso ella tendría que ser concebida como propiedad de siete varones. En este contexto se plantea le ley del levirato.
Ley del Levirato:
5 "Si unos hermanos viven juntos y muere uno de ellos sin dejar hijo, la mujer del difunto no se casará fuera de la familia con un hombre extraño. Su cuñado se unirá a ella y la tomará como su mujer, y consumará con ella el matrimonio levirático. 6 El primer hijo que ella dé a luz llevará el nombre del hermano muerto, para que el nombre de éste no sea eliminado de Israel. 7 "Si tal hombre no quiere tomar a su cuñada, entonces su cuñada irá a los ancianos, a la puerta de la ciudad, y dirá: 'Mi cuñado rehúsa levantar nombre en Israel a su hermano; él no quiere cumplir el matrimonio levirático conmigo.' 8 Entonces los ancianos de su ciudad lo llamarán y hablarán con él. Si él se pone de pie y dice: 'No quiero tomarla', 9 entonces su cuñada se acercará a él delante de los ancianos, quitará el calzado del pie de él, le escupirá en la cara y le dirá: '¡Así se haga al hombre que no edifica la casa de su hermano!' 10 Y se llamará su nombre en Israel Casa del Descalzado (Dt 25, 5-10).
No quiero defender esta ley, desde nuestro tiempo, pero es preciso entenderla, en la línea de lo que ayer decía en mi blog, hablando de Rut y su matrimonio. En ese contexto, como palabra de la Biblia Hebrea, tengo el deber de entenderla e incluso, en su momento y circunstania, de defender.a Los elementos principales implicados en esta ley son los siguientes:
a. La herencia debe mantenerse en la familia o clan. El texto supone, dentro del espíritu de continuidad familiar, que cada hombre, fundador de familia, posee una tierra y que debe legarla a sus descendientes, dentro de una “federación” de familias libres. Si un hombre muere sin dejar herencia, su tierra puede convertirse en propiedad de otros (que la usurpen, dentro del clan) o pasar a otro claro (si la viuda se casa y entrega la tierra a otro marido extraño). Por eso, la viuda debe casarse de nuevo, dentro de la familia.
b. Ésta es ley para proteger a las viudas… que corren el riesgo de quedar desamparadas, si pierden al marido y no tienen hijos (como sabe el conjunto de leyes de Éxodo y Deuteronomio, que mandan proteger a las viudas). Pues bien, la mejor forma de proteger a las viudas es hacerlo dentro de la misma familia, no por “caridad”, sino por ley. Por eso, el pariente más próximo de la viuda debe encargarse de ella (como supone, en otro plano, la misma ley de la Iglesia cristiana en 1 Tim 5, 4).
c. La única forma real de proteger a la viuda, en aquel contexto, es “casándose” con ella (es decir, tomándola en casa) y dándole un hijo que sea su heredero… es decir, que herede la tierra del marido difunto y proteja después a su madre.
d. Ésta es normalmente una ley onerosa para el levir o cuñado… que tiene que cuidar de dos casas y herencias, de la suya propia… y de la de su hermano. El buen “levar” es un hombre que trabaja para que se mantenga la herencia de su hermano, engendrado y cuidando un hijo que no va a ser suyo, sino de su hermano. Por eso, el texto insiste en que cumpla su obligación y que si no lo hace “caiga en vergüenza”. Como se ve, ésta es una ley que no puede imponerse por obligación.
e. ¿Qué pasa con la viuda? ¿Qué piensa ella? El texto no lo dice, pero, en principio, esta ley quiera favorecerla: darle una casa, asegurarle una herencia (un hijo), permitir que su hijo sea su heredero.
f. Ésta es una ley que supone la “poligamia”, al menos temporal. No se dice si el “levir” (el hermano que se casa con su cuñada) está casado o no. Ésta es una ley de “cuñados-hermanos”… Ellos aparecen como garantes de la continuidad familiar (como en otras culturas los tíos, es decir, los hermanos de la madre). En ese contexto, introduciré al final unas reflexiones "´criticas" sobre la poligamia
Asmodeo, el demonio de la mujer de siete maritos ¿Demonio de leviraro?
No quiero defender ni criticar esta ley, sólo quiero indicar que ella ha sido pensada para defender la familia y la propiedad de la tierra (y la vida de la viuda) en unas condiciones culturales y agrícolas distintas de las nuestras. Es una ley que, como todas, puede y debe entenderse en su contexto (en su tiempo y circunstancia); es una ley que puede y debe cambiar cuando cambian las circunstancias (como sucede en el tiempo de Jesús, como veremos mañana). Una ley que se mantiene eternamente, cuando cambian las circunstancias que la han suscitado, acaba siendo injusta y peligrosa. Pues bien, esta ley ha tenido sus “demonios”, es decir, sus dificultades. Ella se ha cumplido “para bien”, aunque con reticencias, en el caso de Rut (como vimos ayer). Ésta es una ley que se ha cumplido con “sagacidad” en el caso de Tamar (Gen 38, 6-29). Como se sabe, el primer marido de Tamar murió sin hijos y también su hermano (casado con ella por levirato); y Judá, el patriarca, no quiso casarla con su tercer hijo “no sea que muera como los anteriores” (Gen 38, 11): Se suponía que una mujer como esta, que “mataba” a sus maridos tenía algo que ver con los “demonios” (la historia sigue diciéndonos que ella “engañó” a su suegro, para bien, llegando a ser así abuela de Jesús). Pero dejemos a Tamar, vengamos a otra mujer que “mató” a siete maridos, conforme a las leyendas que corrían sobre la “historia” de la que habla el evangelio (es decir, sobre los siete maridos de una mujer). Está en el libro de Tobías, y es muy sabrosa:
7 Sucedió aquel mismo día, que también Sarra, hija de Ragüel, el de
Ecbátana de Media, fue injuriada por una de las esclavas de su padre,
8 porque había sido dada en matrimonio a siete hombres, pero el
malvado demonio Asmodeo los había matado antes de que se unieran a ella
como casados. La esclava le decía: «¡Eres tú la que matas a tus maridos! Ya
has tenido siete, pero ni de uno siquiera has disfrutado.
9 ¿Nos castigas porque se te mueren los maridos? ¡Vete con ellos y
que nunca veamos hijo ni hija tuyos!»
10 Entonces Sarra, con el alma llena de tristeza, se echó a llorar y
subió al aposento de su padre con intención de ahorcarse (Tobías 3, 7-8).
Como sigue diciendo la historia (Tobías 8), cuando el marido “entraba” en la noche en la mujer, se le oponía el demonio Asmodeo que estaba “enamorado” de la mujer (de Sarra) y mataba al marido… Así mató a los siete y defendió a la mujer…hasta que vino Tobías y con la ayuda del ángel Rafael expulsó al íncubo demonio y lo ató y lo mandó muy lejos (¡dee andar por aquí!) convirtiendo a Sarra (¡la princesa endemoniada!)en una mujer normal, que se caso con su buen Tobías (Tobías significa el Bueno), según ley de levirato: es decir, de familiar más cercano, también en este caso.
En ese contexto se introdujo en la Iglesia Antigua y Medieval la costumbre de pasar la “noche o noches de Tobías”, , noches en blando, de oración, para que el dmonio se fuera, en contemplación profunda, sin relaciones sexuales… para que se fuera el demonio Asmodeo de la esposa. En ciertos momentos, estas “noches de Tobías” solían durar hasta tres días. Por tres noches dormían los esposos, uno al lado del otro, rezando y sin entrar uno en el otro… A la cuarta noche, vencido ya Asmodeo, podían consumar el matrimonio.
Un problema abierto…Levirato y poligamia
Prefiero dejar el tema así: la ley del levirato, nos “demonios” del matrimonio… Se trata, evidentemente, de temas antiguos, de culturas pasadas… Pero ellos nos ayudan a plantear los problemas del presente, con mucho respeto, con radicalidad, como hará Jesús al responder a la pregunta de los saduceos. Como conclusión, he querido introducir las reflexiones de un tal “aguafiestas”, introducidas ayer (día 9 del XI del 07) sobre el tema de mi post del 7 del X del 07, que se titulaba “en la Iglesia ha habido poligamia”. Yo terminaba mis comentarios, diciendo:
La realidad es compleja y la historia bíblica ha admitido en ciertos momentos la poligamia... y que tengo la sospecha (casi la certeza) de que en ciertos círculos de origen judío de la Iglesia Cristiana antigua hubo poligamia, por lo menos "tolerada". Eso nos hace ser mucho más humildes en los planteamientos... Defiendo, evidentemente, la monogamia desde el varón y desde la mujer, pues creo que responde mucho mejor a la dignidad personal de los "contrayentes" del matrimonio y al camino de Jesús... Pero no me gusta dictar soluciones desde el principio, por principio. En este contexto se sitúa la reflexión de Aguafiestas… Evidentemente, yo no la suscribo. Simplemente la recibo y quiero pensar en ella y por eso la ofrezco a otros lectores… Mañana ofreceré la versión de Jesús, según el evangelio de Lucas:
Aguafiestas, sobre la poligamia
Y bien caro lo han pagado: la prohibición de la poligamia ha sido la carrera por la que se ha destejido la media de la moral sexual en Occidente, tal y como la entienden las iglesias, porque, claro, para los partidarios de la promiscuidad ha sido una ayuda inestimable.
1. Primero, las mujeres que no consiguen marido tratan de quitárselo a las que lo tienen: si lo consiguen, divorcio, si no, madres solteras y prostitutas. Luego las mujeres dicen “Si el hombre puede tener sexo fuera del matrimonio, nosotras tenemos el mismo derecho” y, al final, lo que queda es que todos y cada uno tratan de maximizar el número de contactos sexuales. Al negarse las iglesias a admitir la nueva moral sexual occidental, tienen lugar el abandono en masa de las iglesias y si éstas insisten en que Dios lo castiga con el infierno, el resultado es el ateísmo.
Otro absurdo es que traten del tema analizando con lupa lo que dijo San Pablo de los obispos. Sí, ya sabemos que dentro del Cristianismo ha arraigado una filosofía estoica y esenia, que mantienen que el sexo es malo en sí mismo y que el mismo matrimonio es una especie de mal menor a tolerar, pero, a estas alturas se deberían haber dado cuenta de que eso no se puede imponer al que no lo siente así y que el intentar imponérselo al que quiere tener sexo, familia e hijos, sólo produce desgracias y, por supuesto, muchísima más poligamia en forma de madres solteras, amantes, prostitutas, promiscuidad y divorcios.
¿Todavía no se han enterado las Iglesias de que el Cristianismo, a diferencia del fariseísmo, tiene como objetivo la caridad y no el cumplir los Sábados, sean sábados ceremoniales o sexuales?
2. En segundo lugar, por razones aritméticas elementales, la poligamia no puede implicar sino a un 5-10% de las mujeres: lo dicta la pirámide poblacional. ¿Qué tontería es ésa de “los musulmanes son polígamos”? Si lo son más del 2,5-5% de los hombres, es que en ese país ha habido un desastre demográfico (han desaparecido hombres en masa), y si no lo fuesen, la población del país colapsaría, y/o habría masas inmensas de mujeres solas y empobrecidas y de hijos sin padre…..
3. En tercer lugar, lo que más sorprende, hasta el punto que este es un misterio a investigar (y cuando se investiga, se llega a la conclusión de que se han dejado manipular por la codicia de los muy ricos), es que los que deberían defender la poligamia matrimonial (en contraposición a sus otras formas), sería la gente piadosa y las Iglesias, porque se supone que son ellos los que defienden que el sexo se practique dentro del matrimonio, que todos los hijos tengan padre reconocido, que el número de divorcios sea el menor.
Sigue Aguafiestas. El tema está lleno de contradicciones sorprendentes.
En primer lugar, nadie parece caer en la cuenta que el único intento de acabar con la poligamia ha sido lo que se hacía en el mundo “cristiano” (es decir, greco-romano, ya que eso eran las vírgenes vestales y las parthenoi del Partenón): meter a monja o virgen por la fuerza a las mujeres ricas que no se casaban (la pena por quebrantarlo era en Roma de muerte) o lo que todavía se hacía en los años 1960: ¡Ay de la niña de familia bien soltera a la que se le ocurriese dejar de ser virgen! Todo lo demás: prostitución, amantes, madres solteras, sexo libre….no es sino una forma de poligamia, que algunas de las mujeres la preferirán a la poligamia matrimonial y otras no. O, a lo mejor, las que lo prefieren de jóvenes, dejan de preferirlo cuando ya no lo son tanto
Ya hemos visto a lo largo de nuestras vidas las que se montan cada vez que un viudo rico se casa y la familia de la fallecida ve cómo se les escapa una parte de la herencia. Pues
Primero, de eso es de lo que va y no de ninguna preocupación “moral”;
Segundo, por eso los países musulmanes han sido inmunes al comunismo, porque como se mezclan las clases sociales, no hay odio social.
Y, Tercero, por eso hay una extraña unanimidad entre derechas e izquierdas en contra de la poligamia: las derechas, para no repartir el dinero y el poder y las izquierdas, para que no desaparezcan los conflictos sociales, la gente no vuelva en masa a las iglesias (como ocurre en el Islam) y se queden sin votos.
¡Qué pena, tanta declaración moralista y feminista, detrás de las cuales no hay sino intereses bastante elementales!
Pero les faltaba por ver lo que hay detrás de todo ello: el número de mujeres por encima del de hombres es tan pequeño, que el que quiera ser polígamo tienen que buscar mujeres fuera de su clase social, nación o raza. Eso lo sabemos muy bien en Occidente y por ello hay ese chiste clasista de que “Cabaret es el lugar en el que los niños mal de clase bien se juntan con las niñas bien de clase mal”. Por eso, las amantes son de clase inferior y las prostitutas vienen del Caribe o del Este.
El problema es que si se admite que se casen los ricos con ellas, las familias mal se meten en las bien y las Caribeñas o del Este en las familias ricas occidentales. ¿Se imaginan Vds. de ese “billonario” americano en el que están pensando y del que se sabe que, junto a su mujer legal, es muy aficionado a las prostitutas, que tuviese una segunda mujer hispana, una tercera negra y una cuarta tailandesa? Ya las tiene y muchas más aún, pero, como son prostitutas, ni invaden su familia WASP, ni sus hijas…..
Y lo que ya no se entiende es que las personas laicas y los poderes civiles laicos, que al no estar fanatizados por esa idea de que el sexo es malo y que hay que conservar a las mujeres vírgenes de por vida, monten tal “circo” cada vez que aparezca la palabra “poligamia”, porque ya son mayorcitos y saben de sobra de que no puede ser sino un fenómeno minoritario y que si se lo reprime, reaparece de las otras formas: prostitución, amantes, divorcios, promiscuidad,……
Hasta aquí lo que se esperaba, pero es que hay mucho más, y es precisamente en esta segunda parte donde se encuentra la explicación de todas las contradicciones que no la tenían.
Vdes. habían pensado que la poligamia era un problema sexual, de hombres “salidos”, luego habían empezado a ver que servía para que el exceso de mujeres sobre hombres en la pirámide poblacional no tuviese que prostituirse o quedarse solas y quizá habían caído en la cuenta de que así todos los hijos tendrían un padre.