Pedro Nolasco: Comercio y mercado de libertad (con González Faus)

Es un cuaderno inteligente, como todos los suyos, aunque el título puede resultar ambiguo para algunos lectores, que identifican la “izquierda” con un tipo de política que ha terminado siendo partidista. Quizá en vez de El Naufragio de la Izquierda podría titularse Riesgos y Retos de un Compromiso Social Cristiano o, aún mejor, Manifiesto por un comercio y mercado al servicio de la libertad.
Cf. Cristianismo y Justicia 177, Barcelona 2012; On line http://www.cristianismeijusticia.net/sites/default/files/es177.pdf.
González Faus ha puesto de relieve el retroceso de un tipo de políticas humanistas y sociales, vinculadas tradicionalmente con una “izquierda” abierta a la solidaridad, al reparto de bienes y a la igualdad de oportunidades. En esa línea dice que la auténtica “izquierda” ha fracasado, o está fracasando de un modo estrepitoso, pues la política mundial se encuentra en manos de un tipo de mercantilismo sin rebajas ni limitaciones, donde lo único que prima es la libertad para la ganancia incontrolada de un tipo de capitales financieros sin más moral que la pura ganancia.
J. I. G. Faus sigue destacando el “miedo” de una Iglesia que ha sido defensora de los pobres y de la igualdad entre todos los hijos de Dios, pero que corre el riesgo de caer igualmente en manos del Gran Capital Financiero. En ese contexto, al terminar el cuaderno, él evoca la figura del nuevo santo redentor, San Pedro Nolasco, a quien ha querido poner como modelo de un nuevo hacer y pensar eclesial (cf. pág. 27). De esa página tomamos la reflexión final de G. Faus (¡gracias e nuevo, José Ignacio!) y su evocación de Pedro Nolasco.
(En la imagen, Pedro Nolasco ante el "hombre crucificado e invertido", que puede se signo de la humanidad cautiva del mercado)
1. Tarea de Iglesia. Unas citas bíblicas
«Resumamos en tono catequético: “estos mandamientos se condensan en dos”:
a. civilización de la sobriedad compartida,
b. y democracia económica.
Vale de ellos lo que repite con frecuencia el libro bíblico del Deuteronomio: «pongo ante ti la vida y la muerte; a ti te toca elegir». Y la cita bíblica nos lleva a añadir una palabra para las iglesias.
Las iglesias, que deberían ser campeonas de la justicia interhumana, son hoy tibias en este punto. Valen para ellas las palabras de Isaías: «el asno conoce a su dueño pero mi pueblo no me conoce » (1,3). En efecto, nunca oímos en las voces oficiales de la Iglesia frases como éstas:
a. Tenéis en casa lo robado al pobre. ¡Ay de los que añaden casas a casas y juntan campos con campos! Venden al justo por dinero y al pobre por un par de hipotecas (de sandalias dice el original).
b. Practicar la justicia es conocer a Dios. El culto que Dios quiere es que partas tu pan con el hambriento…
Todas esas son frases bíblicas demasiado actuales. Pero parece como si el santo oficio las hubiese incluido en algún “Índice de citas prohibidas”…».
2. Una figura actual. San Pedro Nolasco
«En cualquier caso, la Iglesia necesitaría hoy un nuevo Pedro Nolasco (seglar y comerciante como aquél) que, frente a los mercenarios de la avaricia, fundase unos nuevos “mercedarios” de la gratuidad, buscando capital para invertirlo en rescatar a los cautivos de “los mercados” (que son los “sarracenos” de hoy); por ejemplo: creando puestos de trabajo digno sin más ganancias que las imprescindibles para mantener la empresa, pero sin beneficios personales. Y estando dispuestos a veces a quedarse
ellos cautivos-sustitutivos si el tirano no acepta el rescate, «igual que Dios envió a su Hijo para liberar al género humano cautivo de la maldad: De las Constituciones de la Orden de la Merced)».
3. Pequeño Comentario de X. Pikaza
Varias veces he comentado, dentro y fuera de este blog, el carisma de la Merced, y lo haré Dios mediante del próximo 13 al 18 de este mes (Marzo 2012), en Puebla de los Ángeles (México), comentando con mis hermanos mercedarios (a quienes agradezco la invitación) el sentido y peligro de las nuevas cautividades (empezando por la Cárcel y acabando por un tipo de Mercado que encarcela o expulsa a quienes no sirven a sus intereses).
Comentaré en su día en este blog (a la vuelta de Puebla) lo que digan (digamos) los hermanos mercedarios sobre los nuevos cautiverios de la humanidad actual. Ahora quiero simplemente destacar algunos rasgos de la propuesta de González Faus, en torno a la figura de San Pedro Nolasco.
Supongo conocido lo él que dice sobre las tareas generales de la iglesia y también lo que dice (e insinúa), con su habitual lucidez sobre la situación social del mundo, en este tiempo de gran crisis (rapiña y esclavitud financiera). Me fijo en algunas de sus propuestas San Pedro Nolasco, que comentó brevemente:
a. La Iglesia necesitaría hoy un nuevo Pedro Nolasco (seglar y comerciante como aquél)… La Iglesia ha de ser capaz de introducirse en el mundo del “comercio”, no desde un plano superior de sacralidad, sino desde su propia vocación secular, como Pedro Nolasco lo hizo (siendo comerciante y seglar), a principios del siglo XIII, en Barcelona, en las nuevas condiciones económicas y políticas que se estaban creando en el Mediterráneo (uno de los centros del mundo de aquel tiempo).
b. Frente a los mercenarios de la avaricia los mercedarios de la gratuidad. Mercenario es aquel que se vende por dinero, sea para matar (como en las guerras modernas), sea para enriquecerse, sin más ley que de la máxima ganancia… Vivimos en un mundo de mercenarios, de brokers al servicio de la ganancia pura y dura, en un des-orden financiero que condena al hambre a millones y millones de personas. Mercedarios han de ser los “hombres y mujeres de merced”, es decir, personas que ponen su vida y talento (su amor y su negocio) al servicio de la gratuidad (merced), y de un modo especial al servicio de los pobres. Comerciantes seglares mercedarios (sabios y humanos), eso es lo que quiere G. Faus.
c. Buscando capital para invertirlo en rescatar a los cautivos de “los mercados”. Hay un “capital” que es malo, es la Mamona, como dice Jesús en Mt 6, 24: Un capital que destruye todo lo que toca, que mata a todos los que no se ponen a su servicio (y destruye a los mismos que le sirven). Frente a ello, quiere G. Faus un capital “limpio”, es decir, un “denario puro y blanco”, que se ponga al servicio de la comunicación (es decir, del diálogo entre todo) y de la liberación (del rescate, redención) de los cautivos… Éste es el gran tema: convertir el dinero de la mamona en principio de liberación, como quería de un modo especial el evangelio de Lucas (ganaros amigos con la Mamona de la “adikía” o injusticia: es decir, convertir el dinero en medio de fraternidad).
d. Para rescatar a los cautivos de los mercados (que son los “sarracenos” de hoy)… En el lenguaje simbólico del siglo XII-XIII, los enemigos de la “ley de Cristo” eran los sarracenos. Ya en el siglo XII-XIII esos sarracenos no se entendían como miembros de una “religión distinta” (el Islam, como tal), sino como representantes de una humanidad que hace cautivos a los más pobres… Pues bien, los “sarracenos de hoy” no son ya, en modo alguno, los nuevos musulmanes fieles a la religión, sino “los mercados” financieros, donde todo se compra y se vende, como sabe el Apocalipsis (hablando de un mercado donde se empieza vendiendo oro y plata y se terminan viendo los cuerpos y almas de los hombres). La cautividad moderna se encuentra vinculada a un tipo de mercado de la Mamona que vende y cautiva a millones de personas.
e. Y estando dispuestos a veces a quedarse ellos cautivos-sustitutivos si el tirano no acepta el rescate, «igual que Dios envió a su Hijo para liberar al género humano cautivo de la maldad: De las Constituciones de la Orden de la Merced)»…. Éstos serían para González Faus los nuevos mercedarios, es decir, los nuevos cristianos-comerciantes, capaces de crear no sólo un “comercio justo” al servicio de la humanidad como tal…. sino un “comercio humanizador”. El que compra y vende no vende y compra simplemente cosas, sino humanidad, es decir, personas. Por eso, al final de todo, el único capital digno es la persona: Se trata de poner las personas (de ponerse, de ponernos) al servicio de la vida.
(Seguiré en su día, evocando la figura de Pedro Nolasco, en el contexto de los dos máximos movimientos cristianos de la nueva Edad Moderna, que en algún sentido empieza en el siglo XIII: Francisco de Asís y Domingo de Guzmán).