"Es la Iglesia de los mártires. Esta es la que triunfa, no la Iglesia con plata en los bancos" Otra entrevista inédita del Papa: "El pastor tiene que estar con las ovejas, para eso es pastor"
Una grabación de 2021, que sería destinada a un documental, será difundida por el canal de televisión, ESNE “El Sembrador, Nueva Evangelización”. En ella, mientras el Pontífice meditaba pasajes bíblicos de diálogos entre Jesús y su discípulo, expresaba nuevamente su anhelo que la Iglesia fuese una servidora humilde en medio del mundo
Jesús llama siempre a sus sacerdotes desde el pueblo, en medio del pueblo. Si Pedro se hubiera olvidado de su origen, hubiera traicionado al plan de Jesús, hubiera fundado una élite. ¡No! El pastor tiene que estar con las ovejas. Para eso es pastor
También a los papas, Jesús, si alguna vez nos apartamos de su plan de salvación, nos dice, “ese no es camino mío, es camino de Satanás”. ¿Por qué? Porque somos pecadores y podemos apartarnos
También a los papas, Jesús, si alguna vez nos apartamos de su plan de salvación, nos dice, “ese no es camino mío, es camino de Satanás”. ¿Por qué? Porque somos pecadores y podemos apartarnos
| RD/Vatican News
Su confianza total en Dios, su conciencia de ser débil y pecador, una nueva llamada a los sacerdotes a ser servidores, su admiración por los mártires contemporáneos y su preocupación por los migrantes fueron solo algunas de los temas que el Papa Francisco abordó en 2021 en una entrevista en su casa de Santa Marta. Se trata de un diálogo a partir de pasajes bíblicos que sostuvo con Noel Díaz, mexicano radicado en Estados Unidos, donde lidera el apostolado “El Sembrador, Nueva Evangelización”, una asociación de fieles que anuncian la Palabra de Dios a través de la televisión y la radio.
A continuación, la transcripción integral de la entrevista.
Usted hoy es el sucesor de este hombre llamado Simón. ¿Qué le recuerda esta Escritura (Lc 5,1-11), Santidad?
¡Tantas cosas! Que Jesús llama a Simón en medio del pueblo, no lo separa del pueblo. Estaba lleno de gente y Jesús predica, y la gente va a escuchar a Jesús porque está sedienta de la Palabra de Dios. Y Jesús habla como quien tiene autoridad.
Primera cosa, Jesús llama siempre a sus sacerdotes desde el pueblo, en medio del pueblo. Si Pedro se hubiera olvidado de su origen, hubiera traicionado al plan de Jesús, hubiera fundado una élite. ¡No! El pastor tiene que estar con las ovejas. Para eso es pastor.
Segundo, los signos que hace Jesús, no solo la autoridad de su Palabra. Para que tengan confianza en Él, hace ese milagro maravilloso, y nadie lo esperaba. Donde está Jesús, se siente su fuerza; y Pedro, cuando dude, cuando no tenga fuerza, se recordará de esto, del milagro, que el Señor es capaz de cambiar las cosas.
Cuando Jesús lo unge, obispo, sacerdote, lo unge porque es pastor. No lo unge para ascenderlo, para que sea jefe de una oficina. No lo unge para organizar políticamente el país. No. Lo unge para ser pastor… y [Pedro] dejó todo
¿Qué hace Pedro cuando ve que Jesús hace esto? Se arrodilla delante de Él, se siente nada, humilde, reconoce que es limitado, que es pecador: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”. Y ahí Jesús llega donde quiere llegar.
El camino de Pedro es estar con el pueblo para escuchar al Señor. Salir a pescar según la orden del Señor y hacer ese milagro. Tercero, reconocer su poquedad, su nada, y decirle al Señor: “Apártate que soy un pecador”. “Porque eres así, pecador, porque me seguiste, yo te voy a hacer ahora pescador de hombres”. Es el cuarto paso.
Cuando Jesús lo unge, obispo, sacerdote, lo unge porque es pastor. No lo unge para ascenderlo, para que sea jefe de una oficina. No lo unge para organizar políticamente el país. No. Lo unge para ser pastor… y [Pedro] dejó todo.

¿Y cómo se siente usted al tomar el lugar de Pedro?
Siento que el Señor acompaña, que es Él el que elige, es Él el que empezó esta historia. Conmigo la empezó Él, me invitó Él, me acompañó Él. Y pese a mis infidelidades, a que soy un pecador como Pedro, Él no me abandona. Entonces, me siento cuidado por Él.
Qué maravilloso. La siguiente lectura que quiero compartir con usted es del evangelio de san Mateo (Mt 16, 13-23), donde el apóstol Pedro hace su confesión.
Allí Jesús empieza con un sondeo, quiere escuchar. Y dice, “¿la gente qué dice de mí? Dicen que eres un profeta, que eres Juan Bautista, que resucitó”. Después que expresan lo que dice la gente, les dice: “pero ustedes”, o sea, los interpela. Jesús se dirige a nosotros interpelándonos: “¿qué dices de ti mismo? ¿qué dices de mí?” Es el diálogo con Jesús. Nos llama por el nombre.
Y Pedro, ya hacía notar que era el jefe, porque Jesús le había dicho el primer día que le cambió el nombre cuando lo conoció: eres Simón, pero te vas a llamar Pedro. Lo había puesto como piedra de apoyo del grupo. Y Pedro le hace esa confesión de fe, se juega entero. Pongámonos en la escena de decirle a una persona: “tú no eres ni Fulano, ni Mengano, tú eres Dios, el Hijo de Dios”. Si usted hoy le dice eso a alguno, lo llevan al manicomio, dicen que está mal cabeza. Él se jugó entero y Jesús explica por qué tuvo la valentía de jugar: “porque esto que dijiste no te lo reveló ninguna ciencia, sino el Padre a través de su Espíritu”. Y entonces cuando lo ve jugado así a Pedro, lo confirma en su nombre: “Tú, Simón, hijo de Jonás, que eres piedra, sobre esta piedra voy a edificar mi Iglesia”. Sobre la fragilidad de un hombre que tiene solidez de piedra en la medida que se apoya en la palabra de Jesús. Cuando se aleja de la palabra de Jesús, es como cualquier hombre, no tiene la solidez de la piedra. Por eso lo elige a él, porque tiene la solidez de la piedra. ¡A él, a él!
Pedro queda maravillado de eso que le dice Jesús: “Esto te lo reveló mi Padre”. Y entonces Jesús dice “bueno, pero sepan que yo ahora voy a Jerusalén y ahí me esperan cosas feas. Me van a llevar a juicio, me van a matar, me van a crucificar, pero voy a resucitar”.
Entonces Pedro, que ya se siente un poco el gallito del grupo, lo llama aparte, dice el Evangelio: “Señor, por favor, eso no”. Y Jesús, que había alabado a Pedro, que le había dicho “tú eres el receptáculo de la revelación de mi Padre”, lo reta. Le dice, “apártate de mí, Satanás!”, el peor insulto. ¿Por qué? Porque él lo quería apartar de su camino de cruz. Esa es la gran corrección al primer Papa, a Pedro.
También a los papas, Jesús, si alguna vez nos apartamos de su plan de salvación, nos dice, “ese no es camino mío, es camino de Satanás”. ¿Por qué? Porque somos pecadores y podemos apartarnos. La historia nos hace ver a algunos papas que prefirieron un camino distinto, aunque nunca, nunca se equivocaron en la fe. Eso es verdad, nunca, aunque llevaran una vida mundana.
Pero cuando [Pedro] se equivoca en la fe, dice: “¡No, eso es de Satanás! Mi camino es la cruz”. O sea, mi confianza está en la palabra de Jesús que me da firmeza cuando me elige y que me da una bofetada cuando me equivoco.
Es muy difícil a veces enfrentar los desafíos y los ataques del mundo secular, pero estoy seguro de que es más doloroso enfrentar los ataques dentro. Y esto dice: “Tú eres Pedro”. Usted ahora es el sucesor de Pedro y, aunque vengan todos estos ataques, las fuerzas no prevalecerán, dice la Palabra de Dios.
¿Qué fuerzas dice que no van a prevalecer? ¿Qué dice Jesús?
Las fuerzas del mal.
¡Del mal, del infierno! Es decir, cuando se pone la esperanza no en la revelación del Padre ni la elección de Jesús, sino en otros medios, en el dinero, por ejemplo. “Nosotros estamos bien porque tenemos dinero”. Imaginemos a un cura, un obispo que diga eso: “Nuestra Iglesia va bien, tenemos laicos que nos dan dinero y va adelante”. ¡No pongas la esperanza ahí porque te vas a desmoronar. Son fuerzas del infierno, no son las fuerzas de la revelación del Padre.
A Jesús lo insultaron, lo crucificaron, y si a Él se lo hicieron, ¿quién soy yo para que no me lo hagan a mí? Si al Maestro lo trataron así, a cualquiera de los discípulos, cualquiera de ustedes, no hace falta que sea Papa, no pretendamos otra cosa. Tantos mártires en la Iglesia nos enseñan esto.
Hay otra Escritura en que el Señor confirma, es Juan 21: “Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: ‘Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero’. Jesús le dijo: ‘Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras’” (Juan 21,17-18).
Fue una confirmación y una promesa. Le había prometido a Pedro cuando este lo confesó, que las puertas del infierno no iban a prevalecer, que él iba a estar firme mientras estuviera en la piedra. Acá lo confirma tres veces. Pedro se entristece porque se acuerda de las tres veces que lo negó, y entonces se entristece, y al final el Señor lo confirma por tercera vez. ¿Y le dice, acaso, “de ahora en adelante no te va a pasar nada malo. Ahora vas a tener todo el poder, ahora vas a tener toda la plata, ahora la gente te va a seguir”? ¿Le dice eso? ¡No! Le dice: “Ve adelante, porque cuando seas viejo vas a ir donde no quieras, te van a llevar donde no quieras, te van a despojar y vas a terminar como yo, crucificado”. El Señor promete a Pedro su propio camino, el camino de la cruz, el camino de la entrega total, el camino de poner la confianza solo en él.
Es interesante, así como cuando Pedro confesó que Jesús era el Hijo de Dios -la fuerza del Espíritu Santo lo hace confesar eso-, después pierde la orientación. Y cuando Jesús habla de la cruz, trata de convencerlo de que no. Pedro, cae en un pensamiento mundano y acá pasa lo mismo. Jesús le dice eso, acepta, [Pedro] se da vuelta y ve a Juan: “Y entonces, ah Señor, ya que está. ¿Y a este qué le va a pasar?”. Es el Pedro chismoso, el Pedro que se olvida en ese momento de lo que el Señor le había hablado para tener un chisme sobre otro.
Somos así, pero el Señor nos cuida con su poder, incluso cuando hay que ir al martirio, nos acompaña con su mano. Y hablando del martirio, yo quisiera terminar hablando de los mártires de hoy. Hay más mártires hoy que al principio de la Iglesia. Mártires cristianos, mártires que por el solo hecho de ser cristianos les cortan la cabeza y que confiesan a Jesús. Mártires que están en la cárcel por confesar a Jesús. ¡Son hermanos nuestros! Es la Iglesia de los mártires. Esta es la que triunfa, no la Iglesia con plata en los bancos. Esta es la que triunfa, la de los mártires, la del testimonio. Porque martirio quiere decir testimonio. Mencioné a los que dan la vida, pero también ese hombre, esa mujer que trabaja todos los días para educar a sus hijos en la vida cristiana y darles testimonio, es un mártir. “No, padre, qué va a ser mártir si no lo mataron”. ¡No, es que mártir significa testigo! Martirio es testimonio, esa es la traducción de la palabra griega. Cualquier testigo de Jesús es mártir, es decir, da testimonio. Y ese lleva adelante la Iglesia también.
Que Dios los bendiga a todos y recen por mí, por favor. Gracias
¿Santidad, puede mandar una bendición a los televidentes?
Y a todos ustedes que están viendo, escuchando esta conversación, les deseo que el Señor les abra el corazón y entre su Palabra allí. Por eso los bendigo de todo corazón. Los bendigo. Les doy mi bendición como padre, como hermano mayor, como servidor de todos ustedes. Que los bendiga Dios Todopoderoso, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Y por favor recen por mí. Gracias.
(Noel Díaz se pone de rodillas) Esto representa a los migrantes, a quienes les dije que yo iba a pedir su bendición.
Pensando en los migrantes, los que han tenido que dejar su patria, que son acogidos por tanta gente buena o gente indiferente, que están en el camino del exilio, lejos de su patria, con la añoranza de amigos, de la familia, de la belleza de su patria. A todos los migrantes les doy la bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
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