Cuando se intenta juzgar hasta al sursum corda...
(AE)
Creo que el revisionismo histórico ha alcanzado un nuevo hito con el juicio que se está celebrando en Kenia y que quiere sentar en el banquillo de los acusados nada más y nada menos que a personajes como Tiberio (emperador de Roma), Poncio Pilatos, el Sumo Sacerdote, los Ancianos y el mismo Rey Herodes. La acusación es el trato inhumano y los abusos causados a Jesús. Como ninguno de los acusados sigue vivo, el proceso se vuelve contra los países de origen de los acusados: Israel e Italia.
En otras latitudes un juicio así sería tachado de estrambótico y casi ridículo; tanto el juez como los magistrados que intervinieran en el mismo se arriesgarían a convertirse en hazmerreires con toga, pero en un país donde la religión es un tema bien serio no es cuestión de tomarse a chacota un pleito que se ha presentado con todo el aplomo y formalidad del mundo.
A los demandantes (una sociedad fieles de cristianos llamada “Amigos de Jesús”) no les importa que los hechos hayan ocurrido casi hace 2000 años, parece ser que la distancia en el tiempo no es óbice para denunciar los métodos empleados durante el arresto, procesamiento y sentencia de Jesús así como los castigos empleados y la información utilizada para arrestarlo. Desde un punto de vista legal, alegan que el juicio es nulo ya que no siguió las directrices jurídicas en vigencia entre los años 42 a. de Cristo y 37 d. de Cristo.
Según los demandantes, es urgente que se resuelva la cuestión de la legalidad y la corrección del juicio a Jesús, ya que es un asunto que afecta a todas las cortes de justicia, parlamentos y a todas las instancias que utilizan la Biblia para el juramento de rigor. Yendo más allá si cabe, piden que comparezcan en juicio los embajadores de Israel e Italia y que se eleve la demanda hasta el Tribunal Internacional de Justicia. Creo que no llegará la cosa hasta tales extremos ni aunque tengan el fiscal más persuasivo y elocuente de la región.
Definitivamente, como dijo el torero: “hay gente p’a tó”... incluso para ponerle puertas al campo.
Creo que el revisionismo histórico ha alcanzado un nuevo hito con el juicio que se está celebrando en Kenia y que quiere sentar en el banquillo de los acusados nada más y nada menos que a personajes como Tiberio (emperador de Roma), Poncio Pilatos, el Sumo Sacerdote, los Ancianos y el mismo Rey Herodes. La acusación es el trato inhumano y los abusos causados a Jesús. Como ninguno de los acusados sigue vivo, el proceso se vuelve contra los países de origen de los acusados: Israel e Italia.
En otras latitudes un juicio así sería tachado de estrambótico y casi ridículo; tanto el juez como los magistrados que intervinieran en el mismo se arriesgarían a convertirse en hazmerreires con toga, pero en un país donde la religión es un tema bien serio no es cuestión de tomarse a chacota un pleito que se ha presentado con todo el aplomo y formalidad del mundo.
A los demandantes (una sociedad fieles de cristianos llamada “Amigos de Jesús”) no les importa que los hechos hayan ocurrido casi hace 2000 años, parece ser que la distancia en el tiempo no es óbice para denunciar los métodos empleados durante el arresto, procesamiento y sentencia de Jesús así como los castigos empleados y la información utilizada para arrestarlo. Desde un punto de vista legal, alegan que el juicio es nulo ya que no siguió las directrices jurídicas en vigencia entre los años 42 a. de Cristo y 37 d. de Cristo.
Según los demandantes, es urgente que se resuelva la cuestión de la legalidad y la corrección del juicio a Jesús, ya que es un asunto que afecta a todas las cortes de justicia, parlamentos y a todas las instancias que utilizan la Biblia para el juramento de rigor. Yendo más allá si cabe, piden que comparezcan en juicio los embajadores de Israel e Italia y que se eleve la demanda hasta el Tribunal Internacional de Justicia. Creo que no llegará la cosa hasta tales extremos ni aunque tengan el fiscal más persuasivo y elocuente de la región.
Definitivamente, como dijo el torero: “hay gente p’a tó”... incluso para ponerle puertas al campo.