Autoayuda y heteroayuda ( y Claves de la vida 72)
Se cuenta que el gran poeta Petrarca, quien había recibido las órdenes menores eclesiásticas, fue recriminado por su obispo por no colaborar suficientemente. La respuesta del literato renacentista fue sonada: apenas si logro salvarme a mí mismo, cómo puedo salvar a los demás. El individualismo moderno se abre paso en esta contestación contestataria frente al tradicional comunalismo de la Iglesia. Por cierto, esa contestación recupera la idea griega de nuestra autoafirmación individual, tal y como se ofrece en la máxima clásica “conócete a ti mismo”.
Está claro que solo puedo afirmar al otro desde mi propia afirmación, solo puedo conocer a otro desde mi propio conocimiento, solo puedo amar al otro desde mi propio amor. Pero no es menos cierto que solo puedo salvarme salvando al otro, solo puedo reafirmarme afirmando al otro, solo puede conocerme conociendo al otro. Así que reconozco al otro reconociéndome yo mismo, y me reconozco a mí mismo reconociendo al otro. No hay autoayuda sin heteroayuda, y viceversa.
Tanto la individualidad como la comunalidad son caracteres complementarios de la persona humana, la cual se define como individuo social. La modernidad crítica nos ha traído la libertad individual, pero esta no flota en el vacío sino que se yergue sobre un sustrato comunal. La secularidad ama la libertad individual, la religión ama la comunalidad tradicional: ambos son opuestos complementarios, aunque parezcan contradictorios. Pues la persona, ya lo hemos dicho, es el individuo social.
Así que lo fundamental está en autoafirmarnos en compañía, en ser uno mismo abierto al otro, en asumir la propia soledad solidariamente. Hay un principio de reciprocidad que rige la coexistencia del hombre en el mundo, el cual se resume en amar y ser amado, dar y recibir, ayudar y ser ayudado. Amar sin ser amado es puro heroísmo, ser amado sin amar es mero egoísmo. El hombre es el animal humano, y su humanidad consiste en existir coexistentemente: coexistencia. Nuestra propia independencia es interdependencia, y nuestra propia libertad es una soledad acompañada de lejos.
No podemos renunciar a la libertad individual, pero tampoco a la socialidad civilizada. Sin yo no hay tú, pero sin tú no hay yo. En mi jerga juvenil acuñé el lema del amor, sintetizado en un motto que decía: yo eres, tú soy. Es decir, yo soy porque tú eres, tú eres porque yo soy. Los extremos son el individualismo y el colectivismo, el libertarismo anárquico y el comunismo totalitario. El medio virtuoso es la mediación personal e interpersonal, personalista. Es el principio de la Fratria, instaurado por el pensamiento socrático-cristiano y la Ilustración humanista.
Como dice Machado, busca a tu complementario, que marcha siempre contigo, y suele ser tu contrario. El que no aguanta al otro tendrá que aguantarse a sí mismo, y el que no se aguanta a sí mismo tendrá que aguantar al otro. Lo mejor es asumir lo propio y lo ajeno, el yo y el otro, a través de un diálogo de ida y vuelta, así pues ayudarse ayudando: pues aquello que apoyamos nos apoya. Como decía Marie von Ebner-Eschenbach, los seres a los que servimos de sostén son para nosotros un sostén en la vida.
CLAVES DE LA VIDA 72
---Jesús como rostro del hombre: que arrostra la inhumanidad.
---La estructura de la Iglesia debe ceder en favor de la urdimbre: y el tinglado en favor de la persona.
---La Hostia sagrada se convierte en Ostia, puerta o puerto: apertura trascendental.
---Los que somos más amantes que amados: y más creativos que reproductivos.
---Julia Kristeva reúne el amor y la metáfora en el lenguaje: trasferencia de sentido.
---La esencia de lo simbólico radica en el amor existencial: la coimplicación de lo real y su complicidad.
---Volver al origen: recuperar la lengua materna.
---Dice A. Honneth que el optimismo es una obligación moral: pero confunde ser optimista con ser positivo (esto es moral, aquello resulta inmoral).
---Estoy a favor de todo lo favorable.
---El hombre cuando sonríe se arruga: existencialmente.
---El hombre a veces piensa: la mujer a menudo da que pensar.
---No entendemos a las mujeres: o quizás no nos entienden.
---Nada hay más irracional que la razón pura.
---Los jóvenes se diferencian: los viejos se igualan.
---El que resiste no necesita ganar: porque resiste la tentación de perder.
---De joven asusta la muerte: de viejo la muerte es vista como el estrecho pasaje al amplio nirvana.
---Tengo muchas cosas que decirme: pero ya me las sé.
---Polvo seré, mas polvo simbólico: demorado y amoroso.
---El perro que observa extrañado cómo su amo le da la espalda en la espesura en actitud mingitoria: sin levantar la pierna.
---Claro que hay límites: que se lo digan a E.Trías que murió por los límites.
---La infrastructura hospitalaria como inframundo que nos repara y prepara para el trasmundo.
---Me ingresan un día en un hospital: me parece un año entero y sobre todo verdadero.
---El fracaso es penúltimo y en este mundo: pero triunfamos finalmente en el otro mundo (liberación).
---Antes veía el mundo como un muro compacto e infranqueable: pero ahora proyecto mis grietas en su pared, así resquebrajada y abierta a la trascendencia.
Está claro que solo puedo afirmar al otro desde mi propia afirmación, solo puedo conocer a otro desde mi propio conocimiento, solo puedo amar al otro desde mi propio amor. Pero no es menos cierto que solo puedo salvarme salvando al otro, solo puedo reafirmarme afirmando al otro, solo puede conocerme conociendo al otro. Así que reconozco al otro reconociéndome yo mismo, y me reconozco a mí mismo reconociendo al otro. No hay autoayuda sin heteroayuda, y viceversa.
Tanto la individualidad como la comunalidad son caracteres complementarios de la persona humana, la cual se define como individuo social. La modernidad crítica nos ha traído la libertad individual, pero esta no flota en el vacío sino que se yergue sobre un sustrato comunal. La secularidad ama la libertad individual, la religión ama la comunalidad tradicional: ambos son opuestos complementarios, aunque parezcan contradictorios. Pues la persona, ya lo hemos dicho, es el individuo social.
Así que lo fundamental está en autoafirmarnos en compañía, en ser uno mismo abierto al otro, en asumir la propia soledad solidariamente. Hay un principio de reciprocidad que rige la coexistencia del hombre en el mundo, el cual se resume en amar y ser amado, dar y recibir, ayudar y ser ayudado. Amar sin ser amado es puro heroísmo, ser amado sin amar es mero egoísmo. El hombre es el animal humano, y su humanidad consiste en existir coexistentemente: coexistencia. Nuestra propia independencia es interdependencia, y nuestra propia libertad es una soledad acompañada de lejos.
No podemos renunciar a la libertad individual, pero tampoco a la socialidad civilizada. Sin yo no hay tú, pero sin tú no hay yo. En mi jerga juvenil acuñé el lema del amor, sintetizado en un motto que decía: yo eres, tú soy. Es decir, yo soy porque tú eres, tú eres porque yo soy. Los extremos son el individualismo y el colectivismo, el libertarismo anárquico y el comunismo totalitario. El medio virtuoso es la mediación personal e interpersonal, personalista. Es el principio de la Fratria, instaurado por el pensamiento socrático-cristiano y la Ilustración humanista.
Como dice Machado, busca a tu complementario, que marcha siempre contigo, y suele ser tu contrario. El que no aguanta al otro tendrá que aguantarse a sí mismo, y el que no se aguanta a sí mismo tendrá que aguantar al otro. Lo mejor es asumir lo propio y lo ajeno, el yo y el otro, a través de un diálogo de ida y vuelta, así pues ayudarse ayudando: pues aquello que apoyamos nos apoya. Como decía Marie von Ebner-Eschenbach, los seres a los que servimos de sostén son para nosotros un sostén en la vida.
CLAVES DE LA VIDA 72
---Jesús como rostro del hombre: que arrostra la inhumanidad.
---La estructura de la Iglesia debe ceder en favor de la urdimbre: y el tinglado en favor de la persona.
---La Hostia sagrada se convierte en Ostia, puerta o puerto: apertura trascendental.
---Los que somos más amantes que amados: y más creativos que reproductivos.
---Julia Kristeva reúne el amor y la metáfora en el lenguaje: trasferencia de sentido.
---La esencia de lo simbólico radica en el amor existencial: la coimplicación de lo real y su complicidad.
---Volver al origen: recuperar la lengua materna.
---Dice A. Honneth que el optimismo es una obligación moral: pero confunde ser optimista con ser positivo (esto es moral, aquello resulta inmoral).
---Estoy a favor de todo lo favorable.
---El hombre cuando sonríe se arruga: existencialmente.
---El hombre a veces piensa: la mujer a menudo da que pensar.
---No entendemos a las mujeres: o quizás no nos entienden.
---Nada hay más irracional que la razón pura.
---Los jóvenes se diferencian: los viejos se igualan.
---El que resiste no necesita ganar: porque resiste la tentación de perder.
---De joven asusta la muerte: de viejo la muerte es vista como el estrecho pasaje al amplio nirvana.
---Tengo muchas cosas que decirme: pero ya me las sé.
---Polvo seré, mas polvo simbólico: demorado y amoroso.
---El perro que observa extrañado cómo su amo le da la espalda en la espesura en actitud mingitoria: sin levantar la pierna.
---Claro que hay límites: que se lo digan a E.Trías que murió por los límites.
---La infrastructura hospitalaria como inframundo que nos repara y prepara para el trasmundo.
---Me ingresan un día en un hospital: me parece un año entero y sobre todo verdadero.
---El fracaso es penúltimo y en este mundo: pero triunfamos finalmente en el otro mundo (liberación).
---Antes veía el mundo como un muro compacto e infranqueable: pero ahora proyecto mis grietas en su pared, así resquebrajada y abierta a la trascendencia.