Hace cien años, los jóvenes morían...
¡Cuántas filosofías del absurdo y de la nada! Las religiones no podían "salvar" y el hombre se encontraba en un callejón sin salida por el agotamiento de expectativas. Ni siquiera los prohombres de la política, sabían lo que podría suceder, enclaustrados en su burbuja de gente "bon vivant". (1)
La tensión entre lo que el hombre esperaba, lo que anhelaba, lo que quería y la realidad con la que se topaba, conducía sin remedio al absurdo existencial. No había puente que uniera el deseo y la conquista. El mundo se tornó destrucción. La eclosión se produjo en Europa con las dos guerras más terribles de la historia, con interludios tan sangrientos como la guerra fratricida española.
Superada la crisis adolescente de la humanidad, la ciencia, la extensión de la educación, la cultura y la nueva organización social y política han sacado al hombre del marasmo mental en que se encontraba, arrinconando las creencias al mundo del espectáculo folklórico o de la nostalgia y poniendo las bases para nuevos alumbramientos filosóficos.
Y ahora nos topamos con el pretendido Estado Islámico, nacido en parto de sangre...
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Recomiendo vivamente el libro "Sonámbulos", de Ch. Clark, Galaxia Gutenberg, 18 €, el mejor y más documentado análisis de cómo la estulticia de los gobernantes condujo a la mayor catástrofe mundial.