Modelos a imitar, pero no piltrafas humanas.
El niño no puede hacer otra cosa que imitar. Es el principio del aprendizaje, la imitación. A quienes primero imita es a sus padres hasta que surgen otras figuras en su vida que mira, admira y le sirven de modelo.
Dependiendo de las inclinaciones propias, el joven encuentra modelos a los que imita, a veces cayendo en conductas de lo más jocoso. Que le sirvan para acomodar su conducta a sus virtudes es otra historia. No siempre el personaje induce a conductas socialmente aceptables: ahí están las bandas juveniles donde el líder jamás será discutido.
Por otra parte, todos, en algún sentido, somos modelo para los demás.
Existen modelos humanos. Y podemos afirmar que "a cada edad un modelo". En la historia y en la vida personal.
Sí. Las creencias nos proporcionaron "santos" que imitar, santos acomodados a cada época. Pero la nueva cultura naciente no puede admitir desechos humanos como paradigmas de conducta. Al mismísimo calendario remito: bucee quien quiera en la vida y hechos de la inmensa mayoría de los hombres que ahí aparecen. ¿O sólo son nombres? ¿Nombres que ayudan a poner nombres? ¿Nombres recordatorio? ¿Pero siguen siendo modelos?
Ha habido y hay modelos, sí:
* hombres y mujeres que piensan;
* personas que aman la vida sobre todas las cosas;
* personas que buscan la justicia por encima de las leyes.
Sí, también hay personas honestas;
* cumplidoras de sus obligaciones ciudadanas;
* personas solidarias;
* personas que han arriesgado su vida por los derechos de los demás;
* que cuidan de su familia, de sus hijos, de sus padre ancianos o enfermos hasta el límite del agotamiento propio;
* personas honradas que detestan el fraude, el robo, el engaño y el aprovecharse del trabajo de los demás;
* personas que se compadecen de los que sufren;
* personas que alivian sus dolores;
* personas que hacen a la perfección su trabajo;
* personas que han destacado en su profesión...
Si miramos bien, todos los hombres son así, basta no coartarles o darles los medios para ello y no engañarles.
¡Esos son los modelos de la nueva sociedad! Esos son los modelos de siempre, los modelos a imitar. No modelos cuya máxima virtud fue...
* ¡matar herejes!
* O dejarse matar por fanatismo o desidia;
* o vivir cien años apartados del mundo, dando vueltas a las mismas ideas trasnochadas, rezando a los pies de un trozo de madera con ojos;
* o pasar directamente del pastoreo a un cenobio, sin haber sacado partido alguno a sus cualidades humanas!
Es preciso gritar fuerte: ¡¡la sociedad no necesita santos de calendario, queremos personas!!