Contubernio Judeo-Masónico

“Contubernio” –conchabanza o liga vituperable- es uno de los términos más desacreditados en el diccionario. Si además lo acompañan las palabras “judeo-masónica”, al uso en tiempos recientemente pasados, y aún ahora, el conjunto de las tres no puede resultar más abominable. Ellas condujeron a la discriminación, a la desaparición y hasta la muerte a personas y pueblos enteros, mártires de sus nombres y de su procedencia étnica o familiar. De los judíos no es mi intención reflexionar en estos momentos. Lo haré posiblemente otra vez. Los masones son hoy su objetivo, no siendo fácil la síntesis.

Eso sí, pero siempre muy dolorosa.

. Al margen de las circunstancia político- religiosas en las que alcanzaron tan destructiva vigencia, es obligado haber llegado ya a la conclusión de que se trata de una de las determinaciones más inhumanas y abominables que se registran en la historia universal, y que a la misma le ha correspondido vivir.
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. Y lo realmente grave del caso es que los argumentos en los que basaban su actividad y comportamiento sus protagonistas, no tuvieron consistencia alguna, y menos para ser ellos quienes hicieran señalamientos tan infernales. Los únicos o principales pretextos para el dictado y cumplimiento de las ejecuciones de normas u órdenes fueron de tipo económico, político o seudo eclesiástico. La rentabilidad de la expulsión o aniquilamiento de los judíos y de los masones, les supuso a algunos –siempre los mismos, y en esta ocasión “en el nombre de Dios”-, el enriquecimiento y la falsa defensa de la “fe cristiana”, que jamás pudo ser, ni fue, ni “fe” y mucho menos, “cristiana”

. Precisamente este “ministerio” ultrajante y ficticio a favor de la religión cristiana era y es lo más nefando que puede idearse. Invocar el nombre de Dios para justificar tamaña monstruosidad, intentando tranquilizar la conciencia, y como exigencia u obsequio a favor de la Iglesia es ciertamente satánico. A quienes disculpen acciones tan inmorales, por aquello de que las circunstancias de tiempo y lugar que las enmarcaron, eran bien distintas, hay que resaltarles que la vida de las personas es el primer derecho humano y cuya administración es tarea exclusiva de Dios, su creador.

. Pasados los tiempos de la vergonzosa vigencia del “contubernio judeo-masónico”, parece increíble que quienes los padecieron hasta sus últimas consecuencias, no cursaran las correspondientes denuncias y recabar las debidas reparaciones.

. Las falsedades de los crucifijos “escupitajeados”, de los niños sacrificados con rencor e impiedad, pisotear mitras y símbolos eclesiásticos, a estas alturas de las investigaciones, de la crítica y del sentido común, siguen siendo esquemas de vida y de conductas absurdas, irreales, malintencionadas difícilmente pueden mantenerse. Buenos y constructivos comportamientos político- religiosos por parte de todos, es, -será-, exacta medida eficaz, cristiana y humana para borrar las huellas de cualquier referencia a los “contubernios”, y más a los “judeo-masónicos”.
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