La misión del nuevo abad de Montserrat, el P. Manel Gasch i Hurios El abad en la Regla de San Benito

Ordenación presbiteral. El padre abad en el centro
Ordenación presbiteral. El padre abad en el centro

"San Benito en su Regla define cómo ha de ser el padre de la comunidad. Y en relación a su elección, pide que se haga 'por el mérito de vida y la doctrina de su sabiduría, aún cuando fuera el último de la comunidad' (64:2)"

"Los monjes, para elegir un nuevo abad hacemos un profundo e intenso proceso de discernimiento, para elegir el padre de la comunidad después de la renuncia del P. Josep Mª Soler"

"Y es así como en la elección del día 15, salió elegido como nuevo abad de Montserrat el P. Manel Gasch i Hurios, nacido en Barcelona el 5 de septiembre de 1970"

"El P. Manel, licenciado en derecho, ingresó en Montserrat en 1996. Licenciado en teología, desde el 2005 al 2010 fue prefecto de la Escolanía y desde el 2001 hasta hoy mismo, era el ecónomo de la comunidad"

"En su servicio abacial, el P. abad Manel ha de transmitir un mensaje de esperanza a nuestra sociedad. Ésta es la misión de la vida monástica y en particular de él: ser testigo de esperanza en medio de nuestro mundo. E invitarte a serlo tú también"

San Benito en su Regla, un texto de una gran sabiduría y de una gran humanidad, nos presenta las grandes líneas que ayudan a los monjes a ser discípulos de Jesús. Por eso el padre de los monjes de occidente nos habla del valor del silencio, la obediencia y la humildad, la oración y el trabajo, la corrección fraterna (para favorecer la comunión de los hermanos) y la manera de admitir a los candidatos a la vida monásticas. La Regla también nos muestra cómo ha de ser el prior, el ecónomo, los porteros del monasterio y el abad.

Por lo que respecta al abad, San Benito define en dos capítulos de la Regla (el 2 y el 64), cómo ha de ser el padre de la comunidad. El abad, que “ha de llenar con obras el nombre de superior” (2:1) y que “se cree, en efecto, que hace las veces del Cristo en el monasterio” (2:2), debe “enseñar todo lo bueno y lo santo más con obras que con palabras” (2:12). Además, el abad, que “deberá conformarse y adaptarse a todos según su condición” (2:32), ha “de ser más amado que temido” (64:15) y no ha de hacer “distinción de personas en el monasterio” (2:16), hasta el punto que “no anteponga el hombre libre al que viene a la religión de la condición servil” (2:18).

En relación a su elección, la Regla establece que “cuando hay que ordenar un abad, téngase siempre como norma que se ha de establecer a aquel a quien toda la comunidad esté de acuerdo en elegir” (64:1), en un proceso totalmente democrático. Aunque San Benito también tiene en cuenta una excepción: que el abad sea elegido por “una parte de la comunidad, aunque pequeña, pero con más sano criterio” (64:1).

San Benito pide que la elección del abad se haga “por el mérito de vida y la doctrina de su sabiduría, aún cuando fuera el último de la comunidad” (64:2).

Como decía el subsecretario del Sínodo de los obispos, Luís Marín, en relación a esta asamblea (y lo podemos aplicar a la elección abacial) “no es parlamentarismo ni confrontación, sino discernimiento en el Espíritu y corresponsabilidad de acuerdo con el carisma de cada uno”. Por eso los monjes, para elegir un nuevo abad hacemos un profundo e intenso proceso de discernimiento, para elegir el padre de la comunidad después de la renuncia del P. Josep Mª Soler.

Y es así como en la elección del día 15, salió elegido como nuevo abad de Montserrat el P. Manel Gasch i Hurios, nacido en Barcelona el 5 de septiembre de 1970. El P. Manel, licenciado en derecho, ingresó en Montserrat en 1996. Licenciado en teología, desde el 2005 al 2010 fue prefecto de la Escolanía y desde el 2001 hasta hoy mismo, era el ecónomo de la comunidad.

Es importante destacar que la Regla establece un proceso democrático en la elección del abad, (sin presiones ni injerencias externas), sin campaña electoral ni candidatos, para no caer en el error de los apóstoles Santiago y Juan, cuando pidieron a Jesús estar uno a su derecha y el otro su izquierda en su gloria (Mc 10:36). Porque cabe recordar que en su ministerio abacial, el abad no es el dueño y señor de la comunidad, sino que es el primer servidor, aquel hermano, elegido por sus hermanos, que ha de saber “que debe más servir que mandar” (64:8).

Por eso el nuevo abad, elegido para servir la comunidad, puede hacer suya esta oración de Michel Quoist: “Señor me has atrapado, no he podido resistirte. Has ganado tú. Has puesto encima de mi tu mirada de amor. En un instante se han esfumado mis dudas. Porque te ha reconocido sin verte. Te he entendido sin oírte. Te he sentido sin tocarte. Marcado con el fuego de tu amor, ya no podré olvidarlo”. Y como tantos llamados por el Señor, en el misterio de la vocación a servir como abad a una comunidad, el P. Manel también puede decir con Quoist: “¿Porqué yo, porqué me has escogido?”. Pero como los seducidos por Dios, también el nuevo abad puede decir: “Tú me has cogido Señor, y estoy seguro de ti”.

En su servicio abacial, el P. abad Manel ha de transmitir un mensaje de esperanza a nuestra sociedad. Y es que como decía Thomas Merton, “el mensaje de esperanza que te ofrece el contemplativo, no consiste en que tengas que buscar tu camino a través de la jungla de palabras y problemas que hoy envuelven a Dios”. El mensaje del contemplativo es anunciar que “Dios te ama, lo entiendas o no, que está presente en ti, que te llama, te salva y te ofrece un conocimiento y una luz que no tienen comparación con nada que hayas encontrado en los libros u oído en los sermones”.

Como dice Merton, “el contemplativo no tiene nada que decirte, sino alentarte y asegurarte que si te atreves a penetrar en tu propio silencio, a caminar en la soledad de tu propio corazón y arriesgar el compartir esta soledad, llegarás a encontrar la luz y la capacidad para entender lo que está más allá de todo lo que se puede decir o explicar”.

Ésta es la misión de la vida monástica y en particular del nuevo abad de Montserrat: ser testigo de esperanza en medio de nuestro mundo. E invitarte a serlo tú también.

Primero, Religión Digital

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