¿Coram Deo o coram populo? Vaya harka de dictadorcillos.

Es increóble el escándalo que se ha armado por el hecho de que Su Santidad Benedicto XVI celebrase misa en la capilla sixtina coram Deo. Me parece absilutamente impresentable.

Hoy vamos de Liturgia. Y ya he manifestado hasta la saciedad que yo acudo a misas del rito ordinario. Sin el menor problema. Y, además, siempre. No porque tenga algo contra el extraordinario, que no lo tengo en absoluto, sino por pura comodidad.

Hubo un largo tiempo que era imposible asistir a la misa antigua salvo que se acudiera a los lefebvristas. Y yo no soy lefebvrista. Aunque les respete.

Después el cardenal Rouco autorizó una semiclandestina. A orillas del Manzanares y con un párroco a quien le repateaban esos inquilinos. Tampoco asistí nunca.

Tras numerosas insistencias el arzobispo les mandó, única y exclusivamente los domingos y a una determinada hora, a una iglesia del barrio de Salamanca. Y allí sobrevivieron y crecieron. Conozco al sacerdote que oficiaba esa misa y tengo de él excelentes impresiones. Es eclesial, inteligente, preparado, joven, agradable... Pues tampoco fui nunca a San Luis de los Franceses.

Creo que puedo hablar de eso con absoluta imparcialidad. No soy ningún forofo.

Ahora ya la misa se celebra todos los días en un convento de las Salesas que está por Guzmán el Bueno. Enfrente de la Guardia Civil. Creo que con asistencia numerosa. Pero tampoco asistí nunca.

Me parece que soy persona autorizada para hablar sobre ello. Sin el menor partido tomado por mi parte.

Fieles madrileños quieren alguna misa más. Y espero que el señor cardenal la autorice en lugar que no obligue a grandes desplazamientos a personas que quieren esa misa. Que me dicen que los domingos abarrotan la iglesia de las Salesas. Me dicen. Tampoco lo he comprobado.

El Papa quiere que se recupere ese rito. No lo impone. Como nos impusieron el nuevo. Me parece perfecto. Aquellos fieles que se sientan espiritualmente más a gusto con el extraordinario deben tenerlo. Están en su derecho. Y la inmensa mayoría que prefiera el ordinario pues es el que van a tener. Nadie les va a imponer el otro.

Pero me parece miserable que pretendan impedir que otros puedan asistir al que más satisfaga a sus "sensibilidades" de Iglesia.

El nuevo rito se puede celebrar "vuelto el sacerdote hacia Dios" o hacia el pueblo. Eso es lo de menos ante el secrosanto misterio que ocurre en la misa. Una bagatela. Y ambas posiciones están autorizadas. Hay católicos, y yo me encuentro entre ellos, aunque no haga cuestión, que prefieren el coram Deo. Y otro que no. Pues tampoco pasa nada. Pero yo me siento mucho más "demócrata" porque si el sacerdote celebra misa mirándome a mí me quedo tan tranquilo. Aunque me trae sin cuidado que el cura me mire o no. Los otros, en cambio, protestan indignados.

Aunque a veces he visto a celebrantes más preocupados por quienes estaban, los que llegaban tarde, el niño que lloraba..., que por lo que estaban celebrando. Reconozco la buenísima voluntad del cura que al mismo tiempo que celebra ve los puestos vacíos que hay en algunos bancos e interrumpe tres o cuatro veces la misa para decir a quienes se encuentran de pie al fondo que pasen a ocuparlos. Sin darse cuenta que muchos tal vez lo que quieran es estar de pie al fondo.

Me parece absurdo criticar al Papa por haber celebrado el rito ordinario por una vez coram Deo. Creo que ha hecho muy bien. Y pienso que alguna vez los obispos en todas las diócesis, y sus sacerdotes, también deberían hacerlo. Explicándolo a sus fieles. Creo que nos enriquecería a todos. Veríamos las diversas formas de celebrar el misterio. Que es lo importante. Lo demás es accesorio. Pero sin dictadores. Que son siempre desagradables.

Celebremos la misa, el sacrificio incruento renovado de la muerte de Cristo en la Cruz por nosotros con adoración y devoción. Lo de menos es hacia donde mire el sacerdote. Hay argumentos para todo. Respetemos el gusto de los fieles y no pretendamos imponer a los demás nuestros propios gustos.
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