Juan Masiá, denunciado.

Luis Fernando Pérez Bustamante nos anuncia en su gran Blog que ha denunciado las opiniones del jesuita Juan Masiá ante los organismos competentes para que dictaminen si las opiniones del religioso son las de la Iglesia.

Soy absolutamente escéptico ante la iniciativa aunque la comparta. Y ha recibido apoyos de por lo menos otros dos Blogs, aparte de éste, que opinan tiene más razón que un santo. Masiá fue excluido de la docencia en Comillas por tesis que la Iglesia creyó no eran las suyas. Y, a partir de entonces, se radicalizó más. A mí me parece que está fuera de la Iglesia por no creer lo que ésta cree. Pero yo no soy quien para expulsar a nadie de la Iglesia. Eso compete a otros. Sólo manifiesto que el jesuita parece no creer en lo que yo creo. Y no porque se me haya ocurrido a mí, que no tendría el menor valor, sino porque la Iglesia me lo enseñó.

Caben por supuesto explicaciones. No se me ha entendido bien. Sólo quise decir que... Pero el escándalo ahí está. Y habría que despejarlo.

Luis Fernando Pérez Bustamante ha colocado a la Comisión episcopal para la Doctrina de la Fe, que preside el cardenal García Gasco, ante un dilema que tiene que responder. Porque, en otro caso, ¿para qué sirve esa comisión? ¿El Padre Juan Masiá, de la Compañía de Jesús, sostiene tesis católicas o no? ¿Instruye o corrompe al Pueblo de Dios?

Yo exijo que se me lo diga. No vaya a estar haciendo el canelo sosteniendo lo que creo la Iglesia sostiene y que en vez de ser la creencia de la Iglesia sea sólo una imaginación mía.

Don Agustín, seguro que está usted feliz vestido de rojo. Pero eso no le inhibe de atender lo que el pueblo fiel reclama. Y si se lo inhibe no voy a decir ahora lo que usted me parece. Pero otro día, pasados estos faustos, seguramente se lo diré. Y no le va a gustar.

¿Lo que dice Juan Masiá es la doctrina de la Iglesia? Necesitamos saberlo. Y la Iglesia es quien nos lo tiene que decir. No cabe ya el silencio. Estamos hartos de que miren siempre para otro lado. Y la hartura apareja consecuencias. Yo no me las voy a callar.
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