Crónica, en primera persona, del Jubleo LGBTQ+ en el Vaticano "Quizás nuestra misión, ahora, sea poner el pie en la puerta, y asegurarnos de que nadie la cierre para seguir teniendo una iglesia inclusiva y abierta a todos"

Dios no rechaza a nadie
Dios no rechaza a nadie

Alrededor de 1.400 cristianos LGBTQ+ provenientes de todo el mundo nos hemos reunido en Roma para participar en un acto oficial del año Jubilar. La Asociación la Tenda di Gionata -la Tienda de Jonatan-, que trabaja con cristianos LGBTQ+ en Italia, lo solicitó, el Papa Francisco lo aprobó y el Papa León decidió conservarla en el calendario. Los actos han contado con el apoyo de otras organizaciones como la Global Network of Rainbow Catholics u Outreach, el grupo liderado por James Martin SJ

“Somos iglesia, hagamos iglesia juntos. Ayudemos a que la iglesia se ocupe de esta realidad. Ayudemos al Papa a ser Papa. Estáis en casa, sentiros parte de la familia”

Historias de fe, de lucha, de resistencia, de construir vínculos y comunidad, y de no sentirse siempre acogido en la iglesia

Francisco Sabino: "Hermanos y hermanas, digo esto con profunda emoción: Es hora de restaurar la dignidad de todos, especialmente a aquellos cuya dignidad ha sido negada"

Ya en Santa María la Mayor, tras una cola donde se mezclan devotos, turistas y curiosos, llego ante la tumba de Francisco. La cola continúa moviéndose, pero me permiten pararme a un lado en silencio y despedirme. Gracias, amigo, por abrir esta puerta. Quizás nuestra misión, ahora, sea poner el pie en ella y asegurarnos de que nadie la cierre para seguir teniendo una iglesia inclusiva y abierta a todos

“Ahí hay una monja famosa que era amiga del Papa, le puedes saludar”, me dice una mujer trans argentina mientras esperamos para comenzar a andar hacia la Puerta Santa en Plaza Pía en Roma. Sor Genevière Jeannigross es un icono entre las personas transexuales que han acudido al primer Jubileo organizado para las personas cristianas LGBTQ+ en el Vaticano. También lo es entre muchas personas que soñamos con una iglesia más inclusiva. Quizás porque, de alguna manera, “la monja amiga del papa” nos conecta con Francisco, el papa que abrió las puertas de la iglesia a las personas LGBTQ+.

Ya le he saludado, le digo, me ha encantado conocerla y me ha contado cómo cada vez que hablaba con Francisco sobre su trabajo, él le decía: “sigue adelante”. Ella me ha dicho lo mismo a mí.

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Alrededor de 1.400 cristianos LGBTQ+ provenientes de todo el mundo nos hemos reunido en Roma para participar en un acto oficial del año Jubilar. La Asociación la Tenda di Gionata -la Tienda de Jonatan-, que trabaja con cristianos LGBTQ+ en Italia, lo solicitó, el Papa Francisco lo aprobó y el Papa León decidió conservarla en el calendario. Los actos han contado con el apoyo de otras organizaciones como la Global Network of Rainbow Catholics u Outreach, el grupo liderado por James Martin SJ.

La cruz de la diversidad, en el altar de San Pedro
La cruz de la diversidad, en el altar de San Pedro

Muchos tenemos la sensación de estar en un momento histórico y con ganas de compartir historias, celebrar y caminar juntos. Los actos del jubileo consistieron en una Vigilia el viernes por la noche y una Eucaristía el sábado por la mañana, ambos en la iglesia del Gesù, la mayor iglesia de los jesuitas en Roma, y la peregrinación desde plaza Pía hacia San Pedro del Vaticano para atravesar la Puerta Santa el sábado por la tarde.

Los actos del jubileo consistieron en una Vigilia el viernes por la noche y una Eucaristía el sábado por la mañana, ambos en la iglesia del Gesù, la mayor iglesia de los jesuitas en Roma, y la peregrinación desde plaza Pía hacia San Pedro del Vaticano para atravesar la Puerta Santa el sábado por la tarde

Yo pude asistir además a una mesa redonda, el viernes por la mañana, en la curia general de la Compañía de Jesús en Roma, para escuchar experiencias de personas cristianas LGBTQ+ organizada por “Outreach”. Como dijo James Martin, estábamos reunidos escuchando esos testimonios “en un lugar sagrado, en la misma sala donde el Superior General de los Jesuitas era elegido”. Allí escuchamos a Rudy Alameda, originaria de India, viviendo en el Reino Unido, de la Global Network on Rainbow Catholics, Michael J. O’Loughlin, Secretario General de Outreach, Alessandro Ludovico, artista cultural italiano, Gonzalo Vilchis, empresario mexicano, y Christine Zuba, mujer transgénero de Nueva Jersey, ministra de la comunión en su parroquia. Historias de fe, de lucha, de resistencia, de construir vínculos y comunidad, y de no sentirse siempre acogido en la iglesia.

Vigilia de oración
Vigilia de oración

Y allí pudimos escuchar cuando nos preguntábamos qué más podíamos hacer por una iglesia más inclusiva, al Padre Andrea Conoccina, párroco de Torvaianica, que trabaja con personas transexuales, decir : “Por favor, no renuncien nunca ni al coraje ni a la profecía. El Señor es fiel”. “Somos iglesia, hagamos iglesia juntos. Ayudemos a que la iglesia se ocupe de esta realidad. Ayudemos al Papa a ser Papa. Estáis en casa, sentiros parte de la familia”.

Por la tarde, en la iglesia del Gesù,  la vigilia comenzó con la entrada de la Cruz de los peregrinos que habían llegado a pie por la Vía Francigena desde Terracina. Se hicieron algunas estaciones del viacrucis inspiradas en el libro “Viacrucis di un ragazzo gay”.

"Sueño que un día nuestro amor sea reconocido en la Iglesia"

Escuchamos testimonios de dolor, de resiliencia, de procesos de cambio y de amor con las intervenciones de Luis Mariano González, creyente LGBTQ+ de Madrid, que explicó como pasó de la la herida y la exclusion a la sanación y convertirse en agente de pastoral LGBTQ+, de María Asunta De Angelis, madre de Francisco, un hombre transgénero italiano de 33 años, que explicó el proceso de cambo interior y exterior de su hijo. -No hay nada como la madre de una persona transgénero para que nos explique qué es la disforia, sentir que estás viviendo en un cuerpo que no es el tuyo; y de Luana Gravina y Fabiana Alessandro, pareja LGBTQ+, que dieron testimonio de su historia de amor. Hubo aplausos cuando una de ellas dijo: “Mi sueño es que un día nuestro amor sea reconocido en la iglesia”.

Peregrinación LGTBIQ+ a Roma
Peregrinación LGTBIQ+ a Roma

En una iglesia abarrotada incluso minutos antes de comenzar la vigilia, también se quiso hacer presente a las personas que no pudieron llegar porque se les denegó el visado. En el presbiterio, también abarrotado por público, la presidencia estaba colegiada por cinco personas, sacerdote, laicas y consagradas. En el centro estaba una mujer, María Luisa Berzosa, madre sinodal. Fue emocionante poder vivir la iglesia con la que soñamos, una iglesia más madre, diversa, inclusiva, que escucha y pone las historias de las personas en el centro.

También hubo aplausos tras la intervención de James Martin, que explicó por qué se dedica a trabajar con cristianos LGBTQ+ y dio tres razones: porque las personas LGBTQ+ sufren violencia, lo que él llamó la razón secular; porque la doctrina social de la Iglesia nos invita a estar al lado de las personas marginadas y no hay nadie más marginado en la iglesia que las personas LGBTQ+; y porque como religioso tiene el deber de preocuparse por todo el mundo.  También explicó los tres pasajes del evangelio que le inspiran: el pasaje del centurión romano, donde Jesús responde con sensibilidad. La mujer samaritana, que era excluida por vivir en una situación irregular, y Jesús responde con compasión; y su preferido, el pasaje de Zaqueo, que no podía ver a Jesús a causa de la multitud. James se preguntaba: ¿cuántas veces la iglesia ha sido como la multitud impidiendo que las personas LGBTQ+ se acercaran a Jesús? Nuestra actitud no debe ser la de la multitud, ha de ser la de Jesús que se acerca a Zaqueo y le pide comer en su casa.

Peregrinación a Roma
Peregrinación a Roma

Tras la vigilia, mi sensación es de gratitud por lo vivido esa noche . Muchos comentaban las diferencias con el anterior jubileo, que coincidió con el World Pride en Roma, y se demonizaba a las personas LGBTQ+ desde algunos púlpitos. Yo recordaba la vigilia de uno de mis primeros encuentros de cristianos LGBTQ+ celebrada en una sacristía, porque el cura tenía miedo a que, incluso cerrada al público, utilizáramos la iglesia. El camino ha sido muy largo, pero ha merecido la pena, prácticamente de las catacumbas al centro de Roma.

El sábado, prácticamente una hora antes de la eucaristía, la Iglesia del Gesù ya estaba llena. Durante la homilía en la Eucaristía, Mons. Francisco Sabino, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana , dijo que “había que deshacerse de los prejuicios y que nadie debería sentirse excluido”. Explicó que el jubileo en la tradición hebrea era el año de la distribución de la tierra, la liberación de los esclavos y la restauración de lo que había sido negado. “El jubileo debe ser un tiempo de justicia restaurativa”, dijo.Y tras una pausa, dijo emocionado: “Hermanos y hermanas, digo esto con profunda emoción: Es hora de restaurar la dignidad de todos, especialmente a aquellos cuya dignidad ha sido negada”. Su declaración fue recibida con una gran ovación.

León XIV  y James Martin
León XIV y James Martin

Ve a celebrar con esos hermanos y hermanas

Mons. Sabino, dijo que había hablado con el Papa León, al que definió como “maestro de la escucha”. Dijo que había hablado con él para explicar que “iba a celebrar la Eucaristía con los hermanos y hermanas de la Tienda de Jonatan y otras asociaciones que se ocupan de vosotros”. El Papa, que le había escuchado con gran ternura y dulzura, le dijo: “Ve a celebrar con esos hermanos y hermanas”.

Mons. Sabino también citó al cardenal José Cobo, de Madrid, diciendo que necesitamos promover la cultura del diálogo y del acompañamiento y la efectiva inclusión de quien desea caminar en la iglesia, poniendo a la persona humana y su dignidad como el punto de referencia.

Mi percepción personal y la de muchos es que se abriría un nuevo escenario.

Ya por la tarde tuvo lugar la peregrinación hacia la Puerta Santa. Nos congregamos en la Plaza Pía bajo el calor y con mucha ilusión. Muchos caminaban con emoción portando camisetas con arcoíris o el logo de sus grupos cristianos LGBTQ+. Conforme avanzábamos, caminábamos en medio de turistas y periodistas hasta llegar a una barrera de escáneres, por donde pasamos las pertenencias personales, antes de reconfigurar el grupo para pasar juntos la Puerta Santa. Al entrar en San Pedro, algunos pasaron la puerta con gran emoción cogidos de la mano o abrazados, a la vez, nos íbamos mezclando con más peregrinos de otros grupos y turistas, aumentando el caos.

Tras cruzar la Puerta Santa
Tras cruzar la Puerta Santa

Yo acabé con otros peregrinos en un “corralito” de cordones de seguridad, ante la tumba de San Pedro, donde pude hacer un poco de silencio y tener un momento de reconocimiento y agradecimiento por lo que estaba viviendo. Tenía la sensación de no haber pasado la puerta solo por mí.  Allí me acordé de todos los que sufrieron hasta llegar hasta aquí y de “todos aquellos que murieron pensando que Dios les odiaba mientras ellos amaban”, como Harry Tanner nombra en la dedicatoria de “The queer thing about sin” , y tengo la sensación de haber pasado la puerta por ellos también.

En mí pesa el cansancio y la resaca emocional y resuenan la lista de agradecimientos que Innocenzo Portillo, presidente de la Tienda de Jonatan, daba al final de la Eucaristía: a todos los grupos que lo han hecho posible, a los participantes, a los jesuitas por abrir las puertas de las instituciones, a los curas y religiosos/as que nos acompañaron.

La sensación es que hemos avanzado un gran paso, pudiendo peregrinar como personas LGBTQ+ en el Jubileo, congregarnos en Roma en el corazón de las instituciones, escuchar a un obispo, con un cargo importante, decir emocionado “que es hora de restablecer la dignidad” y que el Papa aprobaba que el obispo celebrara la misa “con estos hermanos y hermanas”, pero a la vez, con la sensación de que queda mucho por hacer, incluso previo a la reparación, por la visibilidad y la plena inclusión

La sensación es que hemos avanzado un gran paso, pudiendo peregrinar como personas LGBTQ+ en el Jubileo, congregarnos en Roma en el corazón de las instituciones, escuchar a un obispo, con un cargo importante, decir emocionado “que es hora de restablecer la dignidad” y que el Papa aprobaba que el obispo celebrara la misa “con estos hermanos y hermanas”, pero a la vez, con la sensación de que queda mucho por hacer, incluso previo a la reparación, por la visibilidad y la plena inclusión. “Ha estado bien que el obispo le dijera al Papa que se iba a encontrar con —los de La tienda de Jonathan—, pero hubiera preferido que le dijera que se iba a encontrar con las transexuales, las lesbianas y los gays cristianos”, me dice Alfredo, un argentino que vive en Suiza, que pertenece a la comunidad Centurion, unos grupos de vida que crearon durante la pandemia para conectar online.

Peregrinación LGTBIQ+ a Roma
Peregrinación LGTBIQ+ a Roma

También queda mucho por ver qué hay de concreto de qué pasos se quieren dar de cara a la restauración de la dignidad de las personas a las que se les ha negado. Mi convicción es que necesitamos profetas. Profetas como Sor Geneviève Jeanningros, como el padre Andrea Conocchia, o como los que han hecho posible todo lo que hemos vivido este fin de semana.  

Me hubiera gustado comenzar el peregrinaje visitando la tumba de Francisco, pero como no pudo ser, tras pasar la Puerta Santa , Nancy Bouchier, una profesora jubilada canadiense, decide acompañarme a Santa María la Mayor para intentarlo de nuevo. Durante el camino hablamos sobre nuestras historias, espiritualidad y reconciliación. Nos preguntamos cómo se concretará lo de “devolver la dignidad a aquellos que les ha sido negada”. Nancy estuvo presente cuando Francisco realizó un acto de reconciliación con los pueblos originarios en Canadá. Ella me contaba cómo tras cada intervención de Francisco se percibía un movimiento hacia un cambio más profundo.

Exaustos por lo vivido, también comentamos la experiencia de ese día. Nancy esperaba una experiencia más profunda al atravesar la puerta.  —Yo esperaba el caos, le digo y nos reímos. Ambos coincidimos en que quizás la experiencia profunda ya la habíamos vivido durante el fin de semana, especialmente durante la Eucaristía, o que quizás la experiencia profunda no consistía en atravesar una puerta física, por santa que fuera, sino la puerta de la inclusividad, de la pluralidad y de la escucha que abrió Francisco.

Ya en Santa María la Mayor, tras una cola donde se mezclan devotos, turistas y curiosos, llego ante la tumba de Francisco. La cola continúa moviéndose, pero me permiten pararme a un lado en silencio y despedirme. Gracias, amigo, por abrir esta puerta. Quizás nuestra misión, ahora, sea poner el pie en ella y asegurarnos de que nadie la cierre para seguir teniendo una iglesia inclusiva y abierta a todos.

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