Dos publicaciones españolas, de cuyo nombre no quiero acordarme, y que gozan, según ellas, de fuentes eclesiales informativas, han reproducido
ad pedem litterae los rumores episcopales que os comunicaba en el Blog.
Pues, o la fuente, como parece, soy yo, aunque no quieran decirlo, o esa fuente me lo dice a mí antes. Vamos, que me prefiere a mí. Con lo poco que cuesta decir de donde se toman las noticias. Al no hacerlo todos pensarán que son unos copiones. Cosa que no está nada bien vista. Porque indica tres evidencias. La primera que no saben. La segunda que tienen muy poca categoría. Y la tercera que el informado es aquel al que copian. A nadie se le ocurre copiar al último de la clase, al que suspende siempre.
Aunque no lo quieran reconocer muchos se han enterado de que son unos copiones. Porque su "primicia" ya la habían leído. Aquí.