Un cura progresista descontento de sus antiguos amigos.

Se titula Vista a la derecha y señala como en muchos sacerdotes el llegarles la mitra y comenzar a mirar a ese lado fue todo uno.
A los cardenales Rouco y Cañizares los excluye de su análisis por considerar que su talante fue siempre conservador. El no ser veletas tampoco salva al cardenal de Toledo de una grave descalificación que le hace este virtuoso, o no, no tengo la menor idea, sacerdote madrileño.
Sobre Sebastián , que verdaderamente experimentó un giro espectacular, trae a colación una frase malévola de Tarancón, que se le daban muy bien: "Hay que ver, con lo que nos costó sacarle obispo (en Roma le tachaban de rojo) y mira ahora en lo que se ha convertido". Añade que los obispos "preconizados", supongo que será propuestos, por el famoso cardenal fueron Úbeda, Sebastián y Juan de Dios Martín Velasco que no llegó a ser nombrado. Realmente le gustaba lo malo. Aunque me extraña que persona con tanta mano con Pablo VI y con Dadaglio sólo hubiera conseguido dos obispos. Pienso que debieron ser muchos más.
Tampoco se muestra Barberá muy deferente con el arzobispo de Valencia, García-Gasco, que "apuntaba maneras según el interlocutor que tenía delante", pero que como vicario madrileño publicaba revistas de tono ácrata y era abiertamente contrario a la canonización de Escriva. Ya como obispo fue uno de los muchos que firmaron la petición de su canonización.
Con quien es su obispo auxiliar, Don Fidel Herráez, a quien llama Herraiz, tampoco está cariñoso. Le recuerda sus "tiempos de profesor de moral" Y añade: "Conozco muchas personas que asistieron a sus cursos y que se hacen cruces de que ahora se haya convertido en un apasionado defensor de la ley". Y se asombra de que fuera él quien desencadenó el conflicto de Entrevías cuando él mismo en las eucaristías de las juventudes de las Hermandades del Trabajo celebraba sin revestirse y con pan de tahona. ¿Comprenden ahora como alguna vez me referí al Infidel Fidel? No necesito añadir que creo que hoy desempeña extraordinariamente bien su cargo de obispo auxiliar de Madrid.
A Uriarte le cae porque "quienes le conocimos en su época de obispo auxiliar (nos) aparecía como cercano, dialogante". Y ahora prohibe las intervenciones de Tamayo, Pikaza y Forcano en unas sesiones de teología en su diócesis". Yo personalmente opino que tan malo ha sido Uriarte como auxiliar que como residencial. Salvo tal vez en su breve paso por Zamora. Y ahora otra maldad. Los tres prohibidos en San Sebastián no lo fueron de igual manera. Ya que sorprende ver que despues de nombrar a Tamayo, añada ente paréntesis, "como es lógico". Lo ilógico es lo de Pikaza y Forcano. Pues que me lo expliquen.
Concluye el artículo con la mención de los obispos evangélicos, los que a él le gustan, los maravillosos: Romero, Casaldáliga, Buxarrais y Castellanos. Con excepción de monseñor Romero, auténtica basurilla episcopal.
Ahora vendrán los insultos a mí persona del retroprogrerío. El cura, con promesa de obediencia, puede decir lo que le dé la gana. Y yo no. Pues claro lo llevan.