La Eucaristía es VIDA, no precepto

MISA

  1. La Pascua.

         Jesús se dispone a celebrar la Pascua, cuando se sacrificaba el cordero pascual.

         La Pascua recordaba la gran liberación de la esclavitud de Egipto. En la Pascua del AT quedaron libres (Éxodo) todos aquellos cuyo dintel de la puerta había quedado sellado con la sangre del cordero.

         En el NT, en la Eucaristía quedamos liberados los pobres que hemos sido señalados con la sangre del Cordero, de Cristo.

         Con esta Cena Jesús inaugura su Pascua (no la de los judíos). Jesús -y nosotros- comenzamos un nuevo Éxodo.

  1. Memoria del Señor

         Jesús nos invitó a guardar su presencia en medio de nosotros: Haced esto en memoria mía, lo cual no coincide exactamente con guardar el pan de vida de la Eucaristía sobrante en el sagrario, sino que Jesús se refiere, más bien, a guardar su presencia en nuestras personas, en nuestras vidas, en la comunidad eclesial. [1]

En la Eucaristía nos reunimos para y porque guardamos la memoria del Señor y hacemos presente a Cristo e nuestras vidas, en nuestra iglesia, en la sociedad.

Mucho se ha discutido en la historia acerca de cómo Cristo esté presente en el pan y vino de la Eucaristía, pero de lo que se trata es que el Señor esté presente en nuestras vidas.

En la Eucaristía está presente JesuCristo. Pero en la Eucaristía no nos comemos el cuerpo histórico de Jesús, el cuerpo que nació de María, el que recorrió los caminos de Palestina, el que murió en la cruz. No comemos ese cuerpo, porque ese cuerpo ya no existe. En la Eucaristía recibimos al Cristo resucitado. Lo recibimos realmente de verdad. Pero eso se ha explicado en la Iglesia de distintas maneras. Esta comunión la entendió la Iglesia de forma simbólica durante más de diez siglos. Comulgar no es recibir una “cosa” santa y sagrada. Comulgar es unirse a Cristo de forma que la persona y la vida de Jesús están presentes en la vida del que comulga. (JM Castillo)

         De todos modos, lo decisivo es que JesuCristo esté presente en nosotros, en nuestras personas y en nuestras vidas,

  1. La Eucaristía y las comidas salvíficas de Jesús.

Jesús instituyó la eucaristía en una comida compartida y salvífica, no en un ritual religioso. Y sabemos que Jesús añadió: "Haced esto en memoria mía" (1Cor 11, 24. 25; Lc 22, 19b). Es decir: el recuerdo de Jesús está inseparablemente unido al hecho de realizar lo que realizó Jesús. En los evangelios -en el NT 1Cor 11, 23-26- podemos percibir que  la Eucaristía está asociada a la comida compartida.

         La Eucaristía tiene sus raíces en la Última Cena de Jesús, pero haríamos bien en situarla en el contexto de los muchos encuentros en los que Jesús comía con pecadores y publicanos, multiplicaba los panes con lo que nos decía que: Yo soy el pan de vida, (Jn 6).

         Eucaristías fueron los muchos encuentros salvíficos que Jesús celebró en su vida.

  • o La multiplicación de los panes en la tradición de San Juan (Jn 6) es el acontecimiento en el que Jesús se presenta como: Yo soy el pan de vida que ha bajado del cielo.

Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios se los repartió entre los que estaban sentados, (Jn 6, 11).

  • o Jesús comía con publicanos y pecadores (Mc 2,16).
  • o Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa. (Lc 19, 1-10).
  • o La parábola del hijo perdido, del hijo pródigo se resuelve en un banquete de vida: celebremos un banquete, porque este hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida. (Lc 15, 1-32).
  • o Los dos de Emaús celebran la Eucaristía y conocen (reconocen) al Señor en la fracción del pan, (Lc 24). En el fondo el relato de los dos de Emaús es una Eucaristía.
  • o Son frecuentes las alusiones de Jesús a que el Reino de los cielos se parece a un banquete. La Eucaristía como banquete del Reino.

         La Eucaristía no es un, pues, un rito, ni una ley o “precepto dominical” a cumplir, sino que es la salvación vivida en una comida en la que Cristo está presente.

Guardemos la presencia del Señor en nuestras vidas, en nuestras comunidades, en la vida social.

  1. La eucaristía es celebración de la redención

         La Eucaristía es hacer memoria gozosa y agradecida de la Redención de Cristo y de la obra de Dios en nuestras vidas.

         La Eucaristía es el memorial de la muerte y resurrección del Señor -

El único día del año en que no se celebra la Eucaristía es el Viernes Santo, porque recordamos y agradecemos que la Eucaristía se celebró en el sacrificio de Cristo en la cruz. La Eucaristía es una inmensa gratitud (acción de gracias) porque estamos redimidos. Y salvados.

La Eucaristía es una acción de gracias por el perdón, por la redención, por la libertad y la vida.

  1. La Eucaristía no es cosa del clero.

         Nos quejamos y lamentamos de que no hay curas y, por tanto muchas comunidades cristianas no pueden celebrar la Eucaristía. (Más de la mitad de las parroquias del mundo no tienen, ni pueden celebrar la Eucaristía al menos una vez por semana). Pero esto ¿es lo que Cristo quería?

Se necesita un sacerdote que haya estudiado, que esté soltero, que sea hombre, (nunca mujer), que tenga la aprobación del Obispo (y el Obispo la ha de tener de Roma) ¿Estamos seguros de que la Iglesia tiene autoridad (dada por Dios) para hacer lo que está haciendo? (JM Castillo).

La presidencia de la Eucaristía no tuvo una relevancia especial, ni ofrecía dificultad alguna en los primeros tiempos. Ni tan siquiera fue realizada por una persona especial. Normalmente presidía la Eucaristía el que tenía el ministerio de la Palabra. El rol principal del ministerio consistía en edificar la comunidad, no en presidir la Eucaristía.

Cualquier ministro primitivo (apóstol, profeta, doctor, "vigilante" o presbítero) podía presidir la fracción del pan. En la época de los Padres Apostólicos, a la cabeza de la comunidad había un Obispo (llamado a veces presbítero) o un consejo de presbíteros y diáconos. El obispo o un delegado suyo presidía la eucaristía. ¿Por qué un obispo hoy, a título excepcional y en circunstancias precisas, no puede delegar en un laico, con responsabilidad ministerial garantizada, la celebración de la Eucaristía?[2]

Las comunidades cristianas pueden vivir sin ministerios clericales, solteros, célibes, modo romano, etc., lo que no puede vivir es sin eucaristía.

Lo que debería justificarse ante el rostro del crucificado no es el carácter abierto de esta invitación, sino las medidas restrictivas de las iglesias.[3]

  1. Acción de gracias.

         Eu – Xaris significa buen regalo, una acción de gracias.

         Vivir en gracia es vivir agradecidamente, vivir dando gracias a Dios y a la vida.

         Vivir en esa gratuidad de Cristo redentor es fuente de una serenidad y gozo profundos.

         La Eucaristía no es solamente la media hora semanal. La Eucaristía, vivir agradecidamente es cosa de toda la vida.

Vivamos agradecidamente la memoria del Señor

[1] El sagrario tiene el sentido de una cierta prolongación de la Eucaristía, especialmente en la vida monástica, así como también -y sobre todo- para los enfermos

[2] Floristán, C. Presidir la Eucaristía, 440.

[3] Moltmann, J. La Iglesia fuerza del Espíritu, 294. (El subrayado es mío).

Volver arriba