Aula inaugural de la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología de Belo Horizonte, Brasil Mauricio López: el Sínodo amazónico es "un proceso que posibilita y acompaña la irreversible conversión integral de la Iglesia"

Mauricio en el Sínodo para la Amazonía
Mauricio en el Sínodo para la Amazonía

La pandemia de Covid-19 "revela nuestro fracaso como humanidad intolerante - desigual - autodestructiva", lo que hace "imprescindible ensayar y consolidar nuevos caminos en nuestra misión eclesial"

Hay "enfermedades" que dificultan la sinodalidad, que López Oropeza define como esclerosis sinodal (farisea) y misofobia sinodal (esenia), que provocan un gnosticismo alienante, "un sentimiento de separación, de superioridad"

Se trata de un Sínodo que aborda tres tensiones sustanciales: la dimensión (territorio específico y universalidad), la temporalidad (kairós y chronos) y la reforma en curso (paso de un modelo centralizador, jerárquico-vertical a otro más participativo, colegiado y comunitario)

Mauricio López

La sinodalidad, que no es una estructura sino una dinámica, se impone como una práctica y una reflexión cada vez más presente en la Iglesia. Estamos ante un intento de volver al espíritu que guio a las primeras comunidades cristianas, una forma de ser Iglesia que busca asumir el discernimiento como camino que ayuda en los cambios, teniendo como base la comunión, en una perspectiva escatológica que muestra que estamos colaborando en el camino del Reino.

En esta perspectiva, el aula inaugural de la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología de Belo Horizonte, Brasil, trató sobre la "Sinodalidad, una forma de ser Iglesia en la Amazonía y en el mundo". El ponente fue Mauricio López Oropeza, uno de los mejores expertos en lo que significa la sinodalidad en la práctica, algo que descubrió y asumió durante el proceso del Sínodo para la Amazonía. Su reflexión partió de las voces que formaron parte de este proceso sinodal, voces del territorio y de la propia Iglesia, y desde ahí hizo una lectura espiritual ignaciana de la Iglesia, de lo que significa sentir con la Iglesia. 

El Sínodo para la Amazonía representó un nuevo tiempo de camino compartido entre los pueblos originarios y la Iglesia, según Anitalia Pijachi, indígena colombiana, palabras que sirvieron de preámbulo a la charla de Mauricio López. Él, que conoce bien la espiritualidad ignaciana, ha sido Presidente Mundial de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX), destacó tres elementos de esta espiritualidad, presentes en los Ejercicios Espirituales, para entender la sinodalidad en la Iglesia.

Abertura Sínodo

Según el secretario interino de la Conferencia Eclesial de la Amazonía - CEAMA, "el mayor propósito es cumplir la voluntad de Dios", algo que se hace realidad en la relación de unos con otros de forma sinodal. En esta realidad, el ejercicio sinodal de la Trinidad se concreta como un proceso comunitario de ver-escuchar la realidad, desde la multiculturalidad, y la Encarnación que transforma la realidad. Todo ello, según Mauricio López, como "un acto que se origina en y para el amor", lo que implica salir de uno mismo y "sabernos invitados a ser cocreadores y contemplativos en la acción". 

El camino sinodal debe llevarnos a comprender que "el problema es que la Iglesia no conoce nuestra cultura, si nos conociera, sabría que estamos luchando por lo mismo", reflexión del indígena peruano Santiago Yahuarcani. Este pensamiento está presente en una de las cartas de San Pablo a los Filipenses, "una comunidad con fuertes desafíos internos en cuanto a divisiones y diferentes puntos de vista opuestos", según Mauricio, algo que también forma parte de la vida social y eclesial actual. Esto ha aparecido más claramente con la pandemia de Covid-19, que, en palabras del conferenciante, "revela nuestro fracaso como humanidad intolerante - desigual - autodestructiva", lo que hace "imprescindible ensayar y consolidar nuevos caminos en nuestra misión eclesial".

Discernir un nuevo modo de ser Iglesia en el mundo, más fiel al Evangelio de Jesús, es la invitación de la que surge la sinodalidad, afirmó Mauricio. Es un camino que "implica la afirmación de los sujetos en su diversidad, en toda su gama de rostros y miradas pluriformes", que tiene como condiciones la unidad, la caridad y la paz, algo ya definido en la Lumen Gentium. Pero no podemos olvidar que hay "enfermedades" que dificultan la sinodalidad, que López Oropeza define como esclerosis sinodal (farisea) y misofobia sinodal (esenia), que provocan un gnosticismo alienante, "un sentimiento de separación, de superioridad". 

Para superar esta realidad, Mauricio propuso formas de purificación, propias del itinerario de Jesús, para avanzar en la plena sinodalidad. Insistió en la necesidad de una conversión del corazón y de los fundamentos de la sociedad y de las instituciones, que son cerradas e injustas. Todo con vistas al Reino de Dios, algo que subyace en la sinodalidad, que no busca el triunfo de una ideología y que debe vivirse en el seguimiento de Jesús. Así lo ha asumido el Papa Francisco, que insiste en que el Sínodo es algo más que un Parlamento, algo que, siguiendo la terminología ignaciana, debe llevarnos, con urgencia, a "purificar nuestra intención, mediante el discernimiento, ante la gran treta", teniendo como fundamento el sensus fidei frente al depositum fidei.

Mauricio López Papa Francisco

 El Sínodo de la Amazonía, que Mauricio López considera "una expresión particular, con implicaciones universales, del modo en que el Concilio Vaticano II va tomando forma para asegurar la relevancia de la misión de la Iglesia en el mundo y en el corazón de sus gritos y esperanzas", ha concretado todo esto, generando en un mundo roto la posibilidad de otro mañana. Considera el Sínodo amazónico como "un proceso que posibilita y acompaña la irreversible conversión integral de la Iglesia".

Estamos ante una escucha inédita, del Papa Francisco, durante su visita al territorio amazónico en Puerto Maldonado, Perú (enero de 2018), del proceso de escucha sinodal y de la asamblea sinodal, que fue ampliamente recogido en el Documento Final del Sínodo y ayudó al propio Pontífice a identificar posibles nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral en la Amazonía, señalados en Querida Amazonía. Se trata de un Sínodo que, según el ponente, aborda tres tensiones sustanciales: la dimensión (territorio específico y universalidad), la temporalidad (kairós y chronos) y la reforma en curso (paso de un modelo centralizador, jerárquico-vertical a otro más participativo, colegiado y comunitario, que tenga en cuenta los gritos y esperanzas de la realidad, una experiencia inculturada e intercultural).

A lo largo del proceso sinodal, el Papa Francisco fue dando algunas pautas: "la periferia es el centro", lo que hace que lo secundario sea la piedra angular para crear nuevos caminos; "no perder el foco", que las dinámicas territoriales no se diluyan, evitando que el Sínodo se convierta en un escenario de disputa ideológica o de luchas de poder, intento que estuvo presente en algunos de los participantes, centrándose en los temas concretos del territorio; "la perspectiva del desborde", superando las estructuras, que, aunque importantes, son medios y no fines, y llevándonos a abrazar "los muchos rostros crucificados que piden a la Iglesia ese papel profético y esa presencia creíble"; "el Sínodo amazónico e hijo de Laudato Si", algo que "expresa la necesaria visión multidimensional de la ecología integral para un territorio concreto".

Finalmente, volviendo a San Ignacio, Mauricio López presentó las premisas ignacianas esenciales para sostener este camino eclesial sinodal: la temporalidad (tiempos), "que trasciende nuestras propias limitaciones y capacidades" y es guiada por el Espíritu, mostrando el Sínodo Amazónico como un reflejo de la revelación de Dios; la territorialidad (lugares), que reconoce el territorio como un lugar teológico; los sujetos del proceso (personas), dándose una ampliación de la diversidad de los participantes, con la presencia destacada de los pueblos originarios y de las mujeres, voces que "resonaron en el aula sinodal para conmover y transformar la forma de discutir un territorio, que ya no era algo lejano o entendido simplemente desde una lectura hipotética".

Pueblos indígenas en el Sínodo

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