Comentario al Evangelio del Domingo de Pascua Ojea: “La Pascua transforma nuestro corazón y podemos comenzar de nuevo a amar a los hermanos”

Mons. Oscar Ojea
Mons. Oscar Ojea

“Es el amor el que vence al pecado y a la muerte, ese amor incondicional, ese amor del amigo, ese amor que se emociona con nosotros viene a rescatar nuestra dignidad”

“Cambiar el corazón significa conmoverse, como el corazón de Jesús, con el dolor del prójimo, para ponerme al lado de él y para brindarle mi fraternidad”

En el Domingo de Pascua, el obispo emérito de San Isidro, Mons. Oscar Ojea, inició su reflexión recordando que “el Papa Francisco en su encíclica sobre el amor del Corazón de Jesús y el corazón humano, nos enseña que Jesús nos ama en tres dimensiones. Primero, Jesús nos ama como Dios: es el creador, nos ama incondicionalmente, somos hechura de sus manos. En segundo lugar, nos ama como amigo, con su corazón humano, es un amor espiritual profundo, quiere la intimidad con cada uno de nosotros. Y, en tercer lugar, nos ama con amor sensible, el Señor se emociona por nosotros, se conmueve por nosotros”.

Cristo Resucitado

Lo que le conmueve a Jesús de nosotros

Ante ello se pregunta: “Pero ¿qué es lo que le conmueve a Jesús de nosotros?”. El obispo responde que “si nosotros miramos la Pasión, podemos mirar el mundo de hoy, el creciente desamparo, la soledad, la violencia expresada a través de aquellos que insultan a Jesús, los escupitajos, la humillación que sufre el Señor, todo producto de la pura maldad del corazón del hombre”.

En palabras de Ojea, “eso nosotros lo hemos contemplado, el corazón de Jesús que sufre la negación del amigo, la traición del amigo, esa profunda decepción interior cuando nos sentimos abandonados, cuando nos sentimos dejados de lado. Cómo la Pasión refleja el mundo en que vivimos. Un mundo, diría el Papa, sin corazón. Un mundo con un corazón rígido, con un corazón frío. pero el amor de Jesús sigue venciendo. Es el amor el que vence al pecado y a la muerte, ese amor incondicional, ese amor del amigo, ese amor que se emociona con nosotros viene a rescatar nuestra dignidad. Y nuestra dignidad de hijos de Dios nos enseña a tener un corazón nuevo. Podemos cambiar ese corazón”.

Cambiar el corazón significa conmoverse

Para el obispo argentino, “la Pascua transforma nuestro corazón y podemos comenzar de nuevo a amar a los hermanos, podemos comenzar de nuevo a no deshumanizarnos, a no perder aquella raíz fraterna que tenemos desde el inicio de nuestra vida, desde el comienzo de nuestra vida. Necesitamos la fraternidad, no somos autosuficientes, no podemos estar viviendo sin corazón solo colgados de una pantalla e importando no solo aquello que atañe a nosotros”. En ese sentido, señaló que “cambiar el corazón significa conmoverse, como el corazón de Jesús, con el dolor del prójimo, para ponerme al lado de él y para brindarle mi fraternidad”.

Finalmente, pidió “que el Señor nos conceda en esta Pascua cambiar el corazón, tener un corazón nuevo, volver a ahondar en nuestra más profunda dignidad para así decir de verdad: Feliz Pascua, hemos resucitado con Jesús, creemos que también viviremos con él”.

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