Congreso de la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común en Rio de Janeiro La RUC llama a nuevos modelos de formación inspirados en las culturas originarias

Congreso de la RUC
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“La cultura es lo queda después que uno olvida lo que aprendió”

Tener en cuenta el conocimiento de los pueblos originarios para que la formación sea integral

Necesidad de conservar la memoria para preservar la cultura

El desafío es llevar conocimiento para fuera de la institución universitaria, transferir cultura, crear espacios interculturales, que fomenten el cuidado de la Casa Común

Es necesaria una educación integral que engloba conocimiento científico, tecnológico, pero que tiene un carácter humanista y es camino para una responsabilidad ambiental y ética

La Red de Universidades para el cuidado de la Casa Común (RUC), está reunida en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro (PUC-Rio), para el II Encuentro Sinodal de Rectores de Universidades para el Cuidado de la Casa Común. Se busca con ello construir puentes entre el Norte y el Sur con las universidades, en palabras de la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, Emilce Cuda. Un congreso, impulsado por el cardenal Prevost, hoy León XIV, y el cardenal Tolentino, que genere conexión de unos con otros, que provoque, a partir de los paneles, una discusión entre todos, con la participación de todos, reforzó la teóloga argentina.

Participantes Congreso RUC

El sueño cultural

Siguiendo los sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía, el Congreso ha abordado en su segundo día de trabajo el sueño cultural. Cabe recordar, como decía Francisco a los participantes del primer encuentro de la RUC, realizado en el Vaticano en 2023, que “la cultura es lo queda después que uno olvida lo que aprendió”. Por eso advertía sobre los universitarios de laboratorio y sobre la necesidad de formar en el lenguaje de la cabeza, del corazón y de la mano.

El estado actual de la Casa Común provoca reflexiones y acciones en las universidades en vista del desarrollo sostenible, que lleve a enseñar con el ejemplo, a trabajar la incidencia, como señalaba Rafaela Diegoli, de la Tecnológica de Monterrey. No se pueden ignorar las palabras de Francisco, que decía que “no se pueden formar profesionales exitosos en sociedades fracasadas”. Una realidad que demanda entender cómo aplicar la tecnología en cada contexto, conocerla para adoptarla y adherirla, que decía Alejandro Guevara de la Ibero de México.

Nuevos enfoques educativos

Son necesarios enfoques diferentes a los tradicionales en el plano educativo, según María Eugenia García Moreno, de la Universidad Mayor de San Andrés de Bolivia, que ofrezca formación universitaria a quienes no tienen educación formal, pero sí conocimiento ancestral. El desafío es pensar en sostenible para poder actuar en sostenible, lo que demanda un cambio cultural y una formación integral, como proponía Ester Sánchez, de la Universidad Nacional de Cuyo, en Argentina.

Hablar sobre Biodiversidad y Tecnología es uno de los grandes desafíos hoy. El argentino, Axel Barceló, de la Fundación H. A. Barceló, reconociendo el papel de la tecnología como instrumento que reduce el trabajo, ve necesaria la humanidad que controle esa tecnología. La biodiversidad es tema fundamental para la COP 30, afirma Peter Rozic, de Oxford University, que mostraba la importancia de la ecología integral, que “quiere escuchar el llamado de la Tierra, que nosotros estamos matando, el llamado de los pobres, de los defensores del territorio”. Una biodiversidad que está vinculada al tema cultural, reflexionando sobre la importancia de codificar las prácticas de biodiversidad en las diversas lenguas indígenas.

RUC Biodiversidad y Tecnología

Tener en cuenta a los pueblos originarios

En este sueño social, el camino a seguir de Rio a Belém debe llevar, en opinión de John Martens, de la British Columbia University, de Canadá, a tener en cuenta el conocimiento de los pueblos originarios para que la formación sea integral. Eso porque el verdadero conocimiento es la sabiduría, con un componente ético y religioso. En ese sentido, afirma Eugenio Martín de Palma, de la Universidad de Santa Fe, Argentina, la necesidad de trabajar el Magisterio de Francisco con relación al tema de las universidades, dado que está naciendo un nuevo modelo universitario. Se refería a lo que Francisco llamaba la Universidad del sentido, que, ante el modelo racionalista, cientificista de la modernidad, exalta a todo hombre y a todo el hombre.

Tenemos que ser consciente de la necesidad de aprender a trabajar con lo que tenemos, señalaba Mons. Hudson Ribeiro, director de la Facultad Católica del Amazonas, de Manaos. A partir de su conocimiento de las comunidades indígenas y ribereñas, insistía en la necesidad de conservar la memoria para preservar la cultura, mirar para atrás, teniendo presente lo que el futuro nos trae. Algo que percibe en el Encuentro de las Aguas, un fenómeno natural en Manaos, donde por 14 km los ríos Negro y Solimões no mezclan sus aguas hasta formar juntos el Amazonas. Desde ahí ha llamado a cuestionarse hasta qué punto la tecnología nos ayuda a hacer memoria y cómo la investigación universitaria da valor a la memoria.

Cambiar los modelos de formación

Esos contenidos han llevado a los participantes a una reflexión en grupos que ayude a descubrir perspectivas. Se trata de resignificar elementos que ayuden a cambiar los modelos de formación, con nuevas prácticas y propuestas, que tienen que ver con el compromiso social de las universidades, más allá de soluciones académicas o tecnológicas, con planificación, promoviendo dispositivos para disminuir brechas en el campo del conocimiento, con planes locales que llevan al compromiso de las comunidades con el cuidado de la Casa Común.

Se debe asumir con responsabilidad el abordaje de los conflictos e impactos ambientales, reconociendo que los desastres socioambientales no son solo el resultado de nuevos fenómenos naturales, sino las disputas por el acceso al hábitat. Del mismo modo, cómo garantizar derechos laborales en diálogo con los nuevos formatos generados por la tecnología y la deslocalización. El desafío es llevar conocimiento para fuera de la institución universitaria, transferir cultura, crear espacios interculturales, que fomenten el cuidado de la Casa Común. De ahí la importancia de la sensibilización para reconocer el don recibido de la biodiversidad.

Se trata de empezar a ver de otra manera el mundo, reconociendo los aportes de los saberes ancestrales a la educación, sabiendo que vienen del territorio, que protegen con su propia vida. De ahí la necesidad de que los grandes proyectos hagan estudios de impacto cultural y ambiental, usando la tecnología como servicio a la sociedad y a las culturas. Para eso es necesaria una educación integral que engloba conocimiento científico, tecnológico, pero que tiene un carácter humanista y es camino para una responsabilidad ambiental y ética.

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Puentes entre la OEI y la RUC

Desde la Organización de Estados Iberoamericanos, su director de Cultura, Raphael Caillou, afirma que la cultura ayuda a la inclusión y es un mecanismo importante de cohesión social y de creación de una cultura de paz. Del mismo modo reflexionaba sobre la relación de la cultura con el fortalecimiento de las políticas públicas y de aumento de la educación formal. La educación es un espacio de generación de puentes y consensos, afirma, pensando en crear mecanismos de financiación para una educación de calidad.

En la construcción de puentes entre las universidades y la OEI, espacios como este congreso son importantes para crear una hoja de ruta, estrategias compartidas y articuladas entre actores heterogéneos, pero con problemáticas comunes, con objetivos claros y comunes.

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