Un cambio gramatical

Dar
Un sacerdote jesuita comentaba que invirtiendo el orden en los pronombres personales, y poniéndolo en práctica, la vida de nuestra sociedad tendría mejor salud. Así pues, en vez poner delante el yo tendríamos que poner el él. No yo el primero sino los demás primero y yo, en último término. Como cambiaría la vida si pensáramos más en los otros que en uno mismo.

El egocentrismo es perjudicial para los otros y también para sí sismo. Estar centrado en uno acarrea un sinfín de contratiempos, nos hace egoístas y hasta hace caer en la misantropía, con la cual uno no se siente bien en el trato a los demás. Estos contravalores son opuestos a la caridad cristiana que nos invita a estar pendientes de los otros. Pensar en los demás nos hace felices porque se cumple aquello de que se es más feliz dando que recibiendo. Este es el ejemplo que nos dio el Hijo de Dios al venir al mundo, nos amó hasta el extremo de dar la vida para que nosotros tengamos vida y vida en abundancia.

Si queremos ser discípulos de Jesús, es decir cristianos de nombre y de hechos, tenemos que seguir su ejemplo de darse a los demás, así cumpliremos su mandamiento de amarnos unos a otros. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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