Como te contemplaba en el santuario

Recordaba con nostalgia la riqueza del rito maronita de su parroquia: “¡Como te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!” (v. 3) Nada que ver con el dios Alá invocado por el pueblo donde vivía obligado por la necesidad de mantener una numerosa familia. Sabía que Dios estaba presente en su interior y desde el santuario de su corazón adoraba al Señor.
Me he preguntado si yo que tengo la posibilidad de acudir a la iglesia o aún más de entrar en la capilla de mi comunidad, lo hago con la misma intensidad de mi confidente.
Que el Espíritu Santo nos conceda a todos los que tenemos tanta facilidad para encontrarnos con Dios aumente en nosotros este deseo intenso del salmista de encontrar al Señor en nuestra vida, de encontrarlo en el santuario y saberlo descubrir en nuestros hermanos a los de cerca y a los necesitados porque “su amor vale más que la vida” (v.4). Texto: Hna. María Nuria Gaza.