El obispo de Zamora analiza para RD la primera exhortación de León XIV 'Dilexi Te': el mundo tiene alma y corazón

"La pobreza no son ideas, ni mucho menos ideologías, la pobreza era el rostro de un niño moribundo que gritaba contra la injusticia de un mundo que parecía que había perdido el alma. Porque hay una “economía que mata"
"Cuando nos encontramos con esa pobreza material, moral, social y espiritual, vemos que tiene rostro y que nos implica, rompe nuestra indiferencia y nos llama a despojarnos de una vida centrada en el éxito, el poder y el dinero para abrazar la sencillez evangélica"
"La misión de Jesús entre los más desfavorecidos, entre los presos, oprimidos, los que sufren los estragos de la guerra y la injusticia, le lleva a una opción que desestabiliza los criterios de este mundo, rompe con los esquemas sociales de la época en la que vive y de todas las épocas"
"Gracias Papa León por estas palabras primeras de su magisterio. Son aliento y esperanza para nuestras vidas y nuestras Iglesias. Son un aldabonazo para nuestro mundo y una mirada de esperanza llena de fe y caridad: Buscar a Cristo en los pobres y anunciarles la Buena Noticia del Evangelio con obras y palabra"
"La misión de Jesús entre los más desfavorecidos, entre los presos, oprimidos, los que sufren los estragos de la guerra y la injusticia, le lleva a una opción que desestabiliza los criterios de este mundo, rompe con los esquemas sociales de la época en la que vive y de todas las épocas"
"Gracias Papa León por estas palabras primeras de su magisterio. Son aliento y esperanza para nuestras vidas y nuestras Iglesias. Son un aldabonazo para nuestro mundo y una mirada de esperanza llena de fe y caridad: Buscar a Cristo en los pobres y anunciarles la Buena Noticia del Evangelio con obras y palabra"
| Fernando Valera, obispo de Zamora
Nunca podré olvidar cuando en la ciudad de El Alto de Bolivia, bauticé a un niño moribundo, por una enfermedad que entre nosotros sería algo mas bien leve. Era el rostro de la impotencia, de la fragilidad y de los estragos de la pobreza. Ahí descubrí que la pobreza no son ideas, ni mucho menos ideologías, la pobreza era el rostro de un niño moribundo que gritaba contra la injusticia de un mundo que parecía que había perdido el alma. Porque hay una “economía que mata”.
El Papa León XIV en el inicio de su pontificado, en perfecta unidad con su antecesor el Papa Francisco ha escrito una Exhortación Apostólica “Dilexi te”, como si fuese la segunda parte de “Dilexi nos”. Es el inicio de un magisterio con una profunda impronta evangélica y, por tanto, con carácter social y profundamente espiritual: Dios no es ajeno al mundo y a lo que ocurre en él. Dios se encuentra en la apasionada pregunta y en la inquietud que brota del sufrimiento de los pobres y oprimidos. Es el “abismo de la desigualdad” como ese eco de la parábola bíblica del “Rico Epulón y le pobre Lázaro”.
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El amor nos dice el Papa es un amor encarnado en los pobres, es amor a Cristo como esa manifestación de que ellos son siempre “el lugar privilegiado del encuentro con Cristo”. Cuando nos encontramos con esa pobreza material, moral, social y espiritual, vemos que tiene rostro y que nos implica, rompe nuestra indiferencia y nos llama a despojarnos de una vida centrada en el éxito, el poder y el dinero para abrazar la sencillez evangélica. Todos los pueblos tienen derecho a la educación, a ser acompañados en sus procesos de libertad, de movimiento. Los emigrantes son seres humanos que hay que acoger, como si fuese el mismo Jesús. El cristiano es alguien que comparte desde un corazón que abraza y mira el rostro del otro: “La gloria de Dios es el hombre viviente, y la vida del hombre es la visión de Dios” (San Ireneo de Lyon).

La misión de Jesús entre los más desfavorecidos, entre los presos, oprimidos, los que sufren los estragos de la guerra y la injusticia, le lleva a una opción que desestabiliza los criterios de este mundo, rompe con los esquemas sociales de la época en la que vive y de todas las épocas. Su preferencia por los más pobres es una preferencia salvadora y liberadora: Jesús es vulnerable al clamor de los desheredados, a “la violencia contra las mujeres, la desnutrición, la esclavitud moderna y la falta de equidad”. El amor no es solo una virtud teologal, sino una estructura del ser, como bien ha heredado el Papa León de San Agustín. Es el “ordo amoris”. Todo se ordena según lo que se ama, esta ordena la interioridad del hombre y de la mujer, es comunión, es mirada al cielo que palpita con corazón de Padre. El mundo tiene corazón y hay que llevarlo a la acción de cada día. No basta ayudar, es ver el rostro de Cristo y transformar la indiferencia en compasión.
El pobre nos enseña a vivir delante de Dios desde el amor y la misericordia. Estamos llamados a tener un corazón que ve, que se entrega en humildad y configura su vida con Cristo pobre y crucificado
El Papa nos invita a dejarnos involucrar en la revolución del amor, capaz de transformar nuestra vida y el mundo. Necesitamos vivir una espiritualidad marcada por la herida abierta de los pobres, quienes nos dan a los pastores y fieles un instinto cristiano y una sensibilidad capaz de caminar no solo con los pobres, sino también con nuestras fragilidades y pobrezas. El pobre nos enseña a vivir delante de Dios desde el amor y la misericordia. Estamos llamados a tener un corazón que ve, que se entrega en humildad y configura su vida con Cristo pobre y crucificado.

Gracias Papa León por estas palabras primeras de su magisterio. Son aliento y esperanza para nuestras vidas y nuestras Iglesias. Son un aldabonazo para nuestro mundo y una mirada de esperanza llena de fe y caridad: Buscar a Cristo en los pobres y anunciarles la Buena Noticia del Evangelio con obras y palabras.