¿Qué tiene que ver laviolencia de género con la Iglesia? Mártires del machismo cristiano: "La Iglesia fue y es machista"

Católicas protestan por el machismo en la Iglesia
Católicas protestan por el machismo en la Iglesia

Este año, ya antes de finalizar el mes de octubre, el número de asesinatos superó el registrado durante todo el año anterior…

La Iglesia fue y es, machista. Como educadora y formadora de educadores, en sus respectivos colegios “religiosos”, deberá afrontar cuanto antes, y erradicar, con fiabilidad, justicia, pastoral y evangelio, la más leve apariencia de discriminación de la mujer en relación con el hombre-varón

"En el papa Francisco siguen – y seguirán- poniendo sus esperanzas liberadoras las mujeres católicas, temerosas de que el impertérrito machismo clerical llegue a reconquistar algunas de las posiciones feministas logradas"

El término “machismo” no necesita explicación académica alguna, sabiendo y practicando tantos, también en la sociedad actual y hasta sus últimas y más crueles consecuencias, la definición que proporciona la RAE, de que es “una actitud o tendencia discriminatoria que considera al hombre superior a la mujer”.

De la dramática ocasión de aprovechar la oportunidad de esta reflexión periodística aquí y ahora, basta y sobra con asomarse a los medios de comunicación social y enterarse, con marca y procedencia hispana, de la noticia de que un día sí, y otro casi también, aparecen entintadas de sangre roja de mujer, -pareja, expareja o lo que sea-, páginas y espacios informativos. Pueblos, ciudades y Comunidades Autónomas llevan con horror y ya hasta cansancio y vergüenza, el nefasto registro, y por sus organismos correspondientes marcan y deciden los tres minutos de silencio y los tres días que las banderas habrán de estar a media asta en señal de luto…

Como estas, al igual que todas las demás noticias, se enmarcan en circunstancias concretas de lugar y de tiempo, tienen sus protagonistas activos y pasivos y en múltiples casos unos y otros son también niños o niñas que presenciaron la escena y habrán de quedarse huérfanos para toda la vida.

Lo que además es un hecho terriblemente real y significativo es el de que, con denuncias o sin ellas, y haciendo uso de los medios oficiales que ponen a disposición de las denunciantes los respectivos organismos oficiales, ya antes de finalizar el mes de octubre, el número de asesinatos superó el registrado durante todo el año anterior…

¿Pero todo esto qué tiene que ver con la Iglesia, hasta ser objeto de reflexión especial, de meditación, confesión y arrepentimiento?. Es una pregunta que se formulan muchos y a cuya respuesta es mi propósito, con piedad y objetividad, aportar alguna sugerencia:

Iglesia y machismo

La Iglesia, sobre todo la oficial, no es precisamente modelo y ejemplo de igualdad en el trato que le presta a la mujer. La Iglesia fue y es, machista. Es doctrina y experiencia común, y en su demostración podrían hacerse, y se hacen, presentes y activos testimonios bíblicos, casi-dogmáticos y ético-morales. La mujer es pecado. Teólogos, “Santos Padres”, papas, catecismos, homilías, Cartas Pastorales, cánones y liturgias, y “cristianos de toda la vida”, “desenmatricularon” a la mujer de la Iglesia, incapacitándola, por ejemplo, para el sacerdocio, con declaración de “impura”, y de transmisora de impurezas legales y “religiosas”…

La Iglesia, educadora y formadora de educadores, en sus respectivos colegios “religiosos”, deberá afrontar cuanto antes, y erradicar, con fiabilidad, justicia, pastoral y evangelio, la más leve apariencia de discriminación de la mujer en relación con el hombre-varón. Es algo que no se comprende que siga ocurriendo aún, en la concepción “franciscana” que de la Iglesia encarna el papa actual. Las dificultades para su superación les están resultando poco menos que insalvables, pese a la devoción que él le profesa a santa Clara, también de Asís, como el nombre de pila del santo homónimo que asumiera al ser elegido obispo de Roma….

Pese a todo, en el papa Francisco siguen – y seguirán- poniendo sus esperanzas liberadoras las mujeres católicas, temerosas de que el impertérrito machismo clerical llegue a reconquistar algunas de las posiciones feministas logradas, al menos en teoría, aunque todavía sin concreción en la práctica.

La redacción y publicación del “Año Cristiano de Mujeres Maltratadas”, mártires, por definición, se echa de menos en los catálogos de las empresas editoriales, que se dicen y son “religiosas”, con mención especial para la de la Conferencia Episcopal.

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