(Juan Antonio Espinosa). La foto de Aylan Kurdi, este niño muerto, tendido sobre la playa, me ha traído a la memoria aquellos dos poemas del extremeño Manuel Pacheco, musicalizados por mí en 1975.
En el poema
"Niño de carne amarilla"
Manuel Pacheco
reflejaba la
"Nochemala"
en Vietnam,
cuando los aviones de la muerte
lanzaban sobre el pueblo
las bombas de napalm.
"Nochemala" también
la de aquellos
niños de Biafra.
Para ellos
el hambre
siempre ha tenido
el mismo color de su piel:
"El hambre es negra",
nos decía Manuel Pacheco.
Canción que nos golpea con fuerza,
como el sonido
del tambor africano
en medio de la noche.
En nuestros días,
el triste y sangrante éxodo
de niños, mujeres y hombres...
Y cerrándoles el paso,
esas alambradas asesinas.
¡Cuántas "Nochesmalas"
han ido apareciendo
en esta nuestra Madre Tierra!.
¿Conseguiremos que algún día
la Nochebuena sea verdaderamente Buena para todos?
Para leer el artículo completo, pincha aquí: