(Jesús Bayo, La Habana).- El Domingo de Pascua es la gran fiesta de todos los cristianos. Es tan importante que se prolonga durante toda la semana, es como un domingo que dura ocho días... y tiene eco durante todos los domingos del año. La resurrección de Cristo pone de manifiesto el sentido de la encarnación de Cristo, de su pasión y muerte, de toda su vida. La resurrección de Cristo da sentido a la vida y a la muerte del cristiano: "Si Él no ha resucitado, vana es nuestra fe".
Celebrar la Pascua es renovar la vida y valorar lo que es definitivo. Y sabemos que lo único definitivo es el Amor. Ese fue el mandato que nos dejó. Por eso los cristianos celebramos semanalmente este misterio del Amor de Dios y del misterio pascual de Cristo en la Eucaristía, memorial de su pasión, muerte y resurrección.
GOZO PASCUAL
(Domingo de Pascua) (Jn 20,1-9)
¿Qué observaste, María, en la mañana?
Yo vi abierto el sepulcro y sin la losa,
vi amanecer la noche tenebrosa
y su luz deslumbrar en mi ventana.
Gozo pascual, repica la campana,
alégrase la Iglesia primorosa,
florida está la vida y tan gloriosa
que, con traje de fiesta, se engalana.
La muerte poderosa fue vencida,
sudarios y mortajas por el suelo,
renace la esperanza y el consuelo.
Quien fue crucificado tiene vida,
pues ha resucitado, está en el cielo,
y a gozar de su gloria nos convida.