El conductismo es un sistema de investigación que considera la conducta (behaviour en inglés, de ahí que también se hable de “behaviorismo”) como el único objeto de la psicología, mientras que la conciencia y sus procesos quedan excluidos de su ámbito de estudio. Frente a una antigua ciencia del alma o de la conciencia, a principios del siglo XX, el conductismo opondrá una radical ciencia de la conducta.
Se asume que en el hombre no habría una realidad llamada “mente”, ni tampoco procesos mentales que pudieran ser investigados, sino únicamente un mecanismo de estímulo-respuesta. Sólo serían susceptibles de análisis y estudio psicológico aquellas actitudes de réplica de los seres vivos a determinados incentivos provocados por el medio ambiente.
Lo importante serían los datos fisiológicos, la formación de los actos reflejos, pero sin tener en cuenta aquello que ocurre dentro del individuo entre el estímulo y la respuesta. Tales cambios de conducta, o aprendizajes, se investigaban primero en animales para aplicarlos después al ser humano. Se pasaba, de manera indiferenciada, de la conducta animal a la humana mediante el principal instrumento conductista: la estadística. Detrás de todo este sistema estaba también la creencia biologista que equiparaba el hombre al animal.