Una carta en el mar

ISABEL PAVÓN

La misiva dio su fruto. Hacía 15 años que Shirahige, una niña japonesa, había enviado, junto con sus compañeras de clase, una carta al mar con el mensaje de felicitación a quien la encontrara y la petición de que se la devolviera. Sucedió durante la celebración del 120 aniversario del colegio.


Las profesoras propusieron la actividad e hicieron posible que se llevara a cabo. Realmente fueron ellas las mensajeras indirectas de aquellos escritos guardados en globos de colores. Shirahige tenía entonces 6 años.

Aquella niña, con el paso del tiempo, se había olvidado por completo de lo que ocurrió ese día.

Sin embargo, ajena a su falta de memoria, la carta seguía en el mar. Su petición seguía vigente. Su búsqueda continuaba. Su semilla estaba germinando, a punto de dar fruto después de tanto tiempo.

Puede leer aquí el artículo completo de esta poetisa y escritora malagueña de fe protestante titulado Una carta en el mar
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