Declaración sobre la muerte de una testigo de Jehová

Dar a entender que se hubiera salvado si hubiera aceptado una transfusión no es ceñirse a la realidad, pues su estado era muy crítico cuando llegó al quirófano. Después de su fallecimiento, el médico forense nos explicó que su situación, aun poniéndole sangre, era incompatible con la vida.
Segundo: es lamentable que algún medio de comunicación aproveche su muerte para hacer comentarios tendenciosos respecto de las convicciones de fe de María del Carmen Ruiz Bergali, esposa y madre, que procuró vivir una vida cristiana fiel a sus principios.
Tercero: entendemos que, así como respetaríamos la decisión de cualquier persona que, con grave riesgo de muerte, decidiera no aceptar un tratamiento de quimioterapia agresivo, o la amputación de una extremidad, porque prefiere que se respete su derecho a una muerte digna o a la integridad física, deseamos que se respete la decisión de nuestra difunta; máxime cuando fue tomada desde su profunda convicción y en aras de un derecho que la ley de nuestro país le reconoce.
Por último, y pese al triste desenlace, agradecemos a la clase médica y a las autoridades el respeto a la voluntad de María del Carmen, y el noble empeño que, dentro de las inevitables limitaciones de su estado, pusieron en ayudarla.
Juan Manuel Vázquez Marín.
Portavoz de la familia Ruiz Bergali. Sevilla