Jesús Delgado: «El sacerdote aporta a la sociedad algo muy importante: esperanza»

-Jesús ¿nos puedes explicar cómo sentiste la vocación para ser sacerdote?
-Tenía 18 años, estudiaba segundo de Derecho en la Universidad de Jaén, cuando fui a la Vigilia de la Inmaculada al Seminario y después de la oración salí diciendo en mi interior que eso había sido una encerrona del cura de mi pueblo para que yo fuera cura. Después fueron muchos meses de dudas y darle vueltas a la cabeza. Hasta que el jueves antes de Pentecostés me levanté y el primer pensamiento fue: «me voy al Seminario». Y así fue.
-¿Por qué crees que a los jóvenes de hoy les cuesta tanto plantearse la opción por el sacerdocio?
-Ojalá lo supiese. No lo sé, tal vez porque el ambiente de hoy está introduciendo en nuestra cultura un estilo de vida a veces incompatible con lo que es verdadero, profundo y real. Pero de verdad es que no lo sé.
-Después de los años de formación en el Seminario, ¿qué destacarías de este periodo de tu vida?
-Las horas en la capilla, la relación con los compañeros, el conocerse uno a sí mismo, el conocer a muchísima gente. tantas cosas importantes para mí.
-¿Cómo crees que deben ser las relaciones con tus compañeros sacerdotes?
-No sé como deben ser, lo que sé es que para la vida de un sacerdote la relación con sus compañeros es fundamental. Ya en mi etapa de diácono he tenido una experiencia muy gozosa al reunirme con otros sacerdotes para pasar un tiempo juntos y siempre produce una gran alegría. También para contarles tus problemas y dificultades, es la mejor forma de salir adelante, tener una buena relación con otros hermanos sacerdotes.
-Coméntanos algo de tu etapa de diácono en la parroquia donde te han enviado.
-Ha sido una experiencia extraordinaria estar en la parroquia de El Salvador de Alcalá la Real. Primero, Andrés, el párroco, me ha tratado estupendamente. Me atrevería a decir que me ha tratado tan bien que me ha mal criado. Luego la gente de la parroquia de El Salvador de Alcalá la Real me acogió desde el principio con un cariño que siempre recordaré. Allí he administrado los primeros sacramentos, he tenido que acompañar a familias en el momento de dolor, he conocido lo que es un arciprestazgo, muchas experiencias pastorales muy enriquecedoras.
-¿Qué puede aportar hoy en día un cura a nuestra sociedad?
-Sentido a la vida. Todos necesitamos caminar en una dirección. El sacerdote aporta algo muy importante a nuestra sociedad: esperanza, algo que a veces parece que las dificultades de la vida van haciendo desaparecer. Y también aporta plenitud, la plenitud que sólo el Dios cristiano puede garantizar.
-¿Qué dificultades crees que puedes tener en tu sacerdocio?
-Supongo que la increencia, los malentendidos. Pero creo que nada que no se pueda superar, con la ayuda de Dios y de los sacerdotes y la gente buena que hay por todos los pueblos. Mucha gente habla mal de los curas, pero no de su amigo el cura porque su amigo es el único cura que no es así. Es curioso ¿no?
- ¿Qué alegrías crees que puedes tener en tu sacerdocio?
-Muchas, mejor dicho, muchísimas. Tenemos la oportunidad de estar cerca de la gente en los momentos más importantes de su vida tanto en sus alegrías como en sus dolores, y en ambos casos creo que al final, somos cauce para que se percaten de que Dios participa con ellos de esos momentos. Creo que el sacerdocio me va a hacer plenamente feliz.
-¿Llena una vida 'meterse a cura'?
-Sí, por supuesto.
-¿Quién es para ti Jesucristo?
-Todo. Mi Señor, mi Salvador, mi apoyo, mi fuerza, mi alegría, mi seguridad, mi esperanza. El amigo que no te falla aunque tú le falles muchísimo. Él único que de verdad nos puede hacer felices.