A nuestro obispos: No te dejes, amigo obispo, engañar por la "bondad" de quienes te rodean. Les conviene ser amables contigo. Cuando te jubilas, tus amigos "profesionales" poco a poco se van esfumando, y te quedan aquellos que de verdad te eran fieles. ¡Lástima no habernos dado cuenta antes!
Pero aunque te dejaran solo siempre te quedará el gran amigo, el del Sagrario. "Mi soledad es profunda - me decía un amigo obispo - pero Dios la llena del todo". Este obispo había descubierto su misión desde la profundidad de su vida interior. Que el Sagrario de la casa del obispo no sea un Sagrario abandonado. ¿Cuántas veces le visitas cada día? ¿Qué intimidad tienes con Él? Hemos conocido obispos enamorados de Jesús. ¡De estos necesita la Iglesia! El día en que tengamos obispos santos se irá solucionando poco a poco el problema tan profundo de fe que existe en nuestro pueblo.
Ver http://personales.jet.es/mistica
Ver también del mismo autor más de mil artículos sobre enfermos y debilidad
http://www.opina2000.com