El otro día me quedé gratamente impresionado escudando una canción moderna de Rosana Arbeló. Me interesó la letra, verdadera medicina contra el temor:
"Sin miedo, lo malo se nos va volviendo bueno.
Las calles se confunden con el cielo.
Y nos hacemos aves sobrevolando el suelo."
Después de admirar esta letrilla recordé lo que decía un político: "Lo único que debemos temer es el miedo." ¡qué fantasmas nos produce en el cerebro, cómo exacerba la angustia ante las enfermedades y agria el carácter esta pasión humana del temor.
cuando una persona reacciona contra el impulso nocivo de la cobardía, hasta lo malo comienza a mejorar. Un enfermo escribía después de vencer sus angustias inquietantes: "Pido a Dios que ayude a llevar esta cruz con alegría; le pido que la haga fructificar; que yo no la estropee por mi egoísmo o mi necesidad de cariño. vivir en la enfermedad no es un placer. , pero constituye un regalo de Dios, un don, tal vez el único, que al final de mi existencia, pueda yo poner en manos del padre, sin mancha de egoísmo."
Para un creyente, la oración es un medio que le permite vivir el misterio de la debilidad propia. Orar es penetrar en lo más íntimo de nuestra alma, y descubrir allí el lugar del encuentro con el Señor. El nos da fortaleza para perseverar hasta el fin, cuando la
tempestad arrecia. Fuera de él, toda consolación casi parece una burla.
Dios Padre no es cruel. Nunca permitirá que seamos probados por encima de nuestras fuerzas. El egoísmo y nuestros temores nos hacen sufrir muchísimo más que el dolor en sí mismo, simplemente no aceptando o creando dificultades imaginarias.
"Sin miedo (dice nuestra cantante) las olas se acarician con el fuego" Esta es la realidad. Nuestra actitud valiente y pacífica frente al dolor, nos hará triunfar. Porque nuestra esperanza no se encuentra en las cosas terrenas, sino en la resurrección junto a la de Jesucristo. "¡Sin miedo, las alas se acarician con el fuego."
José María Lorenzo Amelibia
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