Es bueno dedicar una mañana o una tarde cada mes al retiro espiritual. El tema del retiro de este mes es: El Evangelio del Reino de Dios y El sermón de la Montaña

Retiro espiritual del mes  de agosto 2022

Advertencia para todos los meses:

Retiro: Es bueno todos los meses practicar una mañana o una tarde de retiro. Ofrezco este retiro del mes de xxx, con el tema “xxx”.  Se puede realizar en particular durante una mañana o una tarde. También puede servir a sacerdotes para ofrecerlo a algún grupo de personas. Puede ser muy fructuoso para el alma. --- Íntegro debajo de este anuncio:

ser mon

Preámbulo. Ante todo hemos de ponernos en la presencia de Dios de una manera consciente y detenida; esta puede ser una manera eficaz:

 1.- Con calma decir: Señor, Tú estás aquí. Yo lo creo. Tú me ves... Me contemplas... Penetras mi alma hasta el fondo... Me escuchas... Me amas... Yo soy alguien para Ti. Importo ante tus ojos. 2.- Lo creo, Señor, porque Tú lo dijiste; y ni quieres, ni puedes engañarnos. 3.- Si Tú estás aquí, y lo creo, debo comportarme como lo hago delante de alguien que es muy importante para mí.4.- Voy a practicar un acto de oración, de búsqueda de Ti, de tu voluntad. Sea para tu mayor gloria.

El Evangelio del Reino de Dios y El sermón de la  Montaña

Este retiro está elaborado íntegro del libro de Benedicto XVI “Jesús de Nazaret” una joya tanto desde el punto de vista científico como espiritual. De él hemos entresacado estas  ideas para meditar.  Es bueno que cuantos tenemos conocimientos teológicos lo asimilemos con paciencia,  lo hagamos criterio y tema de reflexión y oración. (En letra más pequeña se indica las páginas del libro de donde hemos tomado las ideas).

Exposición

 Nota el N.º acompañado de la letra p indica la página del libro "Jesús de Nazaret" 

El Evangelio del Reino de Dios

p 73

1.- Marcos nos habla del “Evangelio de Dios”. No son los emperadores. No son los políticos los que pueden salvar al mundo, sino Dios. El contenido central del Evangelio es: el Reino de Dios está cerca. “El Reino de Dios” aparece en el Nuevo Testamento 122 veces.  90 veces aparece en boca de Jesús. Orígenes afirmaba que el Reino de Dios era el mismo Jesucristo. Podemos afirmar, por supuesto, que el Reino de Dios se encuentra en medio de nosotros (Lc. 17,21). Y también podemos considerar a la Iglesia como el Reino de Dios.  En algunas épocas se ha entendido el Reino de Dios solamente en el sentido escatológico. Y es necesario dar el paso hacia el reino-centrismo.  Un mundo  en el que reine la paz, la justicia y la salvaguardia de la creación.

2.- Sería como el destino final de la historia. Que el mensaje de Cristo sea finalmente aceptado por todos. No se habla meramente de un reino futuro, de una soberanía sin instalar; se habla de una soberanía de Dios sobre el mundo. Dios actúa ahora; de una manera que supera cualquier modalidad precedente. A través de toda la Biblia constatamos que la soberanía de Dios sobrepasa el momento y va más allá de la historia entera y la trasciende. Y hay algo nuevo que se expresa sobre todo en estas palabras: “Está cerca el Reino de Dios” (Mc. 1,15). “Ha llegado a vosotros”. (Mat. 12,28).  “Está dentro de vosotros”. (Lc. 17,21).

3.- Y Jesucristo en diversas parábolas explica el nacimiento y desarrollo del Reino: el grano de mostaza; el tesoro enterrado en el campo que quien lo encuentra vende todo para comprarlo; la perla preciosa... (Mat. 13, 44...). Y dice también Jesús que el reino de los cielos sufre violencia y que “los violentos pretenden apoderarse de él”. (Mat. 11,12).

4.- Es complejo el Reino de Dios: hemos de aceptarlo en su conjunto y dejarnos guiar por él. Cuando unos fariseos le preguntaron cuándo iba a llegar el reino, les contestó: “El Reino de Dios vendrá sin dejarse ver”. (Lc. 17,20...)... porque mirad, “el Reino de Dios está entre vosotros”. “Ahora se ha cumplido el plazo”. (Mc. 1,15). Y vemos la humildad del Reino, el símil de la semilla.

 II

El sermón de la  Montaña  p. 91

1.- Y en el Sermón de la  Montaña veremos cómo se enlazan la libertad y la ley; el don y la gracia... El fariseo se jacta de muchas virtudes, mientras que el publicano reconoce sus pecados y en este aparece su íntima relación con Dios, porque ha puesto su mirada en Dios con humildad y es agraciado  con el don de Dios. – El Reino de Dios impregna  toda predicación de Jesús.

            2.- San Mateo en pocos versículos (4, 12-25) perfila una primera imagen de la figura y obras de Jesucristo. Todo el que escucha y acoge su palabra puede ser su discípulo y todos están llamados a serlo. Contemplamos a Cristo en el monte de las bienaventuranzas. Nos habla muy cercano: como hombre a los hombres; el poder de Dios se manifiesta ahora en su mansedumbre; su grandeza en la sencillez. El sermón de la montaña exige ser discípulo, y solo siguiendo a Jesús se puede ser; y en él aprendemos la grandeza de la palabra de Jesús.

3.- El elemento central de este sermón son las bienaventuranzas. Los que en el mundo son considerados pobres son los bendecidos de Dios: con Jesús entra alegría en la tribulación. Y así vemos a San Pablo sin patria, denostado e insultado (1 Cor. 4, 9-13) y experimenta alegría. Las bienaventuranzas son buenas para el discípulo porque primero han hecho realidad en el Maestro. Él que no tiene donde reclinar su cabeza.  (Mat. 8,20), es constructor de paz y lleno de humildad. Es pobre y los suyos también se saben pobres. Mas la pobreza puramente material no salva, aunque es también verdad que los más pobres de este mundo cuentan de una manera especial con la bondad de Dios. A partir de los pobres de Dios, que viven la humildad y bondad ha de venir la renovación de la Iglesia. Los pobres no alardean de sus méritos ante Dios ni reclaman compensación; se saben pobres en su interior. Esta humildad nos dará libertad, como a Francisco de Asís, para la misión, y así viviremos mejor la integra comunión con Cristo. En la vivencia de este santo se percibe qué es el Reino de Dios. 

 4.- p. 108. Bienaventurados los mansos, los sufridos: “Cargad con mi yugo, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. (Mat. 11,29). Los humildes, los mansos, (anawin) heredarán la tierra prometida. Le seguimos como rey que no reine con poder político ni militar: es el rey de la paz. El que entra en Jerusalén montado en un asno (Mat. 11,5. Jn. 12,15).

5.- El mundo pertenece al final a los humildes y a quienes siembran la paz: el contenido de la tercera bienaventuranza. “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”. Esta aflicción se convierte en fuerza para vender el poder del mal.  “Hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en la ciudad” (Ez. 9,9).  Y para nosotros cada celebración eucarística es un lugar donde reina el rey de la paz. Restablecer la paz es inherente a la naturaleza del ser Hijo. Por otra parte la aflicción de la que nos habla Jesucristo es el inconformismo con el mal. Y la promesa es vivir bajo la protección de Dios: entonces será consolado el que sufre. El Reino de Dios nos da una idea del tipo de consuelo de los que sufren. 

6.- p. 118 La expresión  “los perseguidos a causa de la justicia” tenía un significado profético, fidelidad a la Sagrada Escritura; perseverancia en la vía recta. Y así, estos perseguidos viven en la justicia de Dios, en la fe. Cristo crucificado es el justo perseguido del que hablan los profetas. Y es Jesús quien promete alegría, júbilo, una gran recompensa a los que por su causa son insultados, perseguidos o calumniados. Aquí Jesús da a su Yo un carácter normativo que ningún maestro de Israel ni ningún doctor de la Iglesia puede pretender para sí.

7.- p. 119 “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados”. Los que no se doblegan a las dictaduras y costumbres dominantes, sino que se resisten en el sufrimiento, que buscan a Jesús y siguen su estrella. Son personas de una sensibilidad interior que les permite ver y oír las señales sutiles que Dios envía al mundo, por eso abren el mundo al Reino de Dios. Quien busca con sinceridad y apasionamiento la verdad,  está en el camino de Cristo (Edith Stein). Podríamos aquí decir algo a partir del Nuevo Testamento de ¿la salvación de aquellos que no conocen a Cristo? El pensamiento moderno tiende a sostener que cada uno ha de vivir su religión y quizás su ateísmo en que se encuentra. De este modo alcanzará la salvación. Semejante opinión supone una imagen de Dios muy extraña y una extraña imagen del hombre y del modo correcto de ser hombre... Dios exige mantener nuestro espíritu despierto para poder escuchar su voz silenciosa: exige personas que tengan hambre y sed de justicia. Este camino finaliza en Jesucristo.  

8.- p. 121  “Bienaventurados los limpios de por porque ellos verán a Dios”. (Mat. 5,8). Para que el hombre sea capaz de percibir a Dios han de estar en armonía todas las fuerzas de su existencia. La voluntad ha de ser pura. Ha de logar aceptar ser a la vez cuerpo y espíritu. Su corazón, la totalidad del hombre, han de ser puros, abiertos y libres. Para ver a Dios es preciso tener abiertos los ojos del espíritu. Y diremos con el salmo 24 “¿Quién puede subir al monte del Señor?...  El hombre de manos inocentes y puro corazón”... preguntar por Dios... buscar su  rostro: son condiciones para ver a Dios. Y siguiendo al salmo 15 nos damos cuenta que en el caminar hacia Él es preciso el amor hacia el prójimo, que nos despierta para la búsqueda de Dios. Y en boca de Jesús existen una nueva profundidad: entrar en los mismos sentimientos de Cristo (Fil. 2,5); ser uno con Él: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Gal. 2,20). Dios desciende hasta la muerte en la cruz. Y precisamente así se revela en su verdadero carácter divino. El amor es el fuego que purifica y une razón, voluntad y sentimiento.

9.- p. 125. En Lucas, tras las bienaventuranzas siguen cuatro invectivas: “Ay de vosotros los ricos... Ay de vosotros los que estáis saciados... Ay de los que ahora reís... Ay, si todo el mundo habla bien de vosotros...”  (Lc. 6, 24-26).  Son advertencias y señales de peligro; no se trata de una condena ni de amenaza, sino de una advertencia o consejo para nuestra  salvación. Darnos cuenta de que la verdadera amenaza para el hombre es la autosuficiencia, el poner como finalidad sacarse de todo lo del mundo con olvido de lo de verdad necesario. En una palabra, la verdadera “moral” del cristiano es el amor.

10.- p. 129. La Torá del Mesías. “Se ha dicho pero yo os digo...” El tema del sermón de la montaña tiene similitud con la epístola a los Gálatas (5,1 y s.) En ella pide San Pablo no someternos a la esclavitud y dejarnos llevar por el Espíritu de Dios. Mientras que Jesús señala un cambio profundo para encontrar el camino de la vida. La fidelidad de Dios a sí mismo y la lealtad de Jesucristo a la fe de Israel. “No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas... he venido a darle su plenitud”. (Mat. 5, 17- 19). Pero nuestro Maestro puntualiza: “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado.” (Mc. 2,27).  Pero Jesús no es un rabino liberal, es el Cristo de la fe. Y dijo esta frase poco antes de la sentencia sobre el sábado: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os  aliviaré... cargad con el yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. (Mat. 11, 28). Jesús se  ve a sí mismo como palabra de Dios. Por otra parte Jesucristo resucitó el primer día de la semana  y así fue el Señor. La función social del sábado ha cambiado al domingo.  Y aquí se plantea el problema de las relaciones entre fe y orden social, entre fe y política.

 11.- p. 144. El 4º mandamiento: la familia, el pueblo y la comunidad de los discípulos de Jesús. “Honra a tu padre y a tu madre...” (Ex. 20,12). Era un núcleo importante del orden social. Y Jesús lo pone en cuestión cuando dice: “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?... estos son mi madre y mis hermanos; los que cumplen  la voluntad de mi Padre del Cielo...” (Mat. 12, 46-50).Vemos cómo  hay en Jesucristo una exigencia de fundar una nueva familia.  Va cambiando modos de apreciar la ley. Lo que Jesús nos exige solo nos lo puede pedir Dios. Y Dios no quiere abandonar a los pueblos a su suerte. Jesucristo nos va indicando la universalización de la fe. Recordemos el “Id por todo el mundo...” Va liberándonos del lastre que  había en el Antiguo Testamento. Jesucristo en el sermón de la montaña se nos presenta no como un rebelde, sino como un intérprete profético de la Torá. Él no suprime, sino da su cumplimiento y garantiza la dignidad de hombre a partir de la dignidad de Dios.

Examen práctico.

1.- He de pensar ahora qué supone para mí el Reino de Dios… qué importancia tiene en mi vida; en mis sentimientos; en mi afectividad y motivaciones.

2.- Qué hago de extra para que el mensaje del Evangelio vaya calando más entre las personas.

3.- Puesto que todo el que escucha y acoge su palabra puede ser su discípulo y todos están llamados a serlo, ¿soy fiel en escuchar y meditar la Palabra de Dios? ¿Y en divulgarla con dignidad y celo?

4.- ¿Cómo aprecio la pobreza evangélica? He de ser noble, mirar las bienaventuranzas con sinceridad.

5.- ¿Cómo aprecio la mansedumbre y la humildad evangélicas? He de ser noble, mirar las bienaventuranzas con sinceridad.

6.- ¿Me dejo llevar por el espíritu de Dios? ¿Qué hago para ello?

7.- Me fijo ahora en mi aprecio a la familia; la necesidad y amor, sí a la familia, pero mirarlo en el pleno sentido evangélico.

José  María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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