Cuando vocación se escribía con b.

Crítica Constructiva

Cuando vocación se escribía con b.

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Vocación con b?

Ya nos dábamos cuenta en los tiempos heroicos de los años cuarenta y cincuenta. En España abundaban las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Los chavales más listos de la escuela éramos santamente acosados por frailes reclutadores de vocaciones. Los más pudientes en lo económico marchaban casi siempre al seminario diocesano. Aquello era una hermosura. Desde el primer día los jóvenes candidatos nos cortábamos el pelo al rape, con una ligera chufa en la región frontal. Y así fuimos llegando a la meta: alegres, con problemas juveniles, con escasa conciencia realista de las decisiones heroicas que tomábamos.

Siendo todavía niños, en la cuneta quedaban los más torpes. Pero en los cursos superiores muchos dejaban la carrera, aunque estuvieran bien dotados. Se planteaban que aquello era muy duro. Otros, no pudiendo con la lucha de la castidad, aconsejados por los directores espirituales, marchaban al mundo. Por fin, algunos espabilados se decían: “Esto no es para mí. Me voy a estudiar una carrera, ahora que ya puedo convalidar mis estudios”. Y salían.

En aquellos tiempos vocación se escribía con “b”. Muchos padres de ambiente rural u obrero se alegraban cuando el fraile reclutador llamaba a su casa y elegía a su hijo para el convento.

Hoy han disminuido las vocaciones. Sin duda son muchas las causas, pero una de las principales es que ningún padre sueña con dar estudios a su hijo librándose de su alimentación. Ve otras perspectivas, otras facilidades para dar salida profesional a los niños bien dotados de intelecto.

De hecho, por los cauces de vocación con “b”, han salido insignes sacerdotes y religiosos. No cabe duda. Pero cuando llegamos a la madurez vemos la trampa y la falacia de empujar hacia el Altar a tantos jóvenes que en un ambiente de abundancia material nunca habrían optado por esta entrega de su vida hacia el ideal sacerdotal. ¿Providencia? Tal vez: pero excesiva sagacidad para los padres… y para los reclutadores.

Y no podemos olvidar los millares de sacerdotes y religiosos que han dado un cambio a su vida, porque aquello del celibato o de la obediencia ciega no era para ellos.

¿Y los que quedan, cómo están? Es otro problema.

José María Lorenzo Amelibia                                         Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com              Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/  Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3                                          Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2

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