Palencia rinde un merecido homenaje al obispo-misionero, fallecido el 19 de febrero "Nicolás fue un ejemplo de solidaridad, lo dejó todo para ayudar a los más empobrecidos"

Homenaje a Nicolás Castellanos
Homenaje a Nicolás Castellanos

El acto ha recorrido distintos periodos de la vida del obispo emérito y misionero palentino: sus primeros años, su etapa como agustino, su paso por la diócesis de Palencia y sus últimos años al frente de su obra social en Bolivia

Donaciano Martínez Álvarez, que fue vicario en el episcopado de Nicolás Castellanos, destacó "una Iglesia discípula de Jesús, que quiere ser familia, una comunidad de hermanos, que da protagonismo a los laicos, samaritana, al servicio de mundo  y que sale a la misión de evangelizar"

Lleno total en el Teatro Ortega de Palencia para asistir al homenaje que la fundación Hombres Nuevos rindió a su fundador, el obispo-misionero Nicolás Castellanos, fallecido el pasado 19 de febrero. Con la presencia de algunos de sus amigos de siempre, y de sus cómplices en la construcción de un mundo mejor, como el padre Ángel.

"Nicolás fue un ejemplo de solidaridad, lo dejó todo para ayudar a los más empobrecidos", subrayó Juanjo Benito, secretario de la fundación en el arranque, destacando cómo fue "una de las personas más destacadas en la lucha por los derechos de las comunidades y personas más vulnerables, allí donde vivieran".

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El homenaje, estructurado en cuatro etapas, apoyadas por montajes audiovisuales y testimonios de personas que compartieron vivencias con Nicolás Castellanos. El acto ha recorrido distintos periodos de la vida del obispo emérito y misionero palentino: sus primeros años, su etapa como agustino, su paso por la diócesis de Palencia y sus últimos años al frente de su obra social en Bolivia.

Al finalizar cada una de las partes en que se estructuró el acto, se depositó junto al retrato de Nicolás Castellanos un objeto simbólico representativo de esa etapa de su vida. En De Antonio a Nicolás se colocó su libreta de notas del bachillerato; en Discípulo de San Agustín, su hábito agustiniano; en Nicolás, obispo de la comunión, su báculo y la mitra de prelado de Palencia; y en De obispo a misionero, el sombrero de Saó, típico del oriente boliviano, símbolo del folclore, la tradición y la cultura de la tierra que lo acogió desde su llegada en 1992.

La Orquesta Sinfónica de Bolivia grabó dos piezas para este homenaje, mientras que los músicos palentinos José Luis Pablos y Ana Luz interpretaron tres temas emblemáticos de Mercedes Sosa y de los hermanos Parra: 'Gracias a la vida', 'Todo cambia' y 'Solo le pido a Dios'.

Entre los que intervinieron estaba también Donaciano Martínez Álvarez, que fue vicario en el episcopado de Nicolás Castellanos, destacó "una Iglesia discípula de Jesús, que quiere ser familia, una comunidad de hermanos, que da protagonismo a los laicos, samaritana, al servicio de mundo  y que sale a la misión de  evangelizar".

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