Un canónigo emérito todavía está delicado de salud Coronavirus toma vida de sacerdote de Basílica de Guadalupe; Cardenal Aguiar Retes echa atrás reapertura de templos; Padre Manuel Corral, minimizando las muertes…

Coronavirus toma vida de sacerdote de Basílica de Guadalupe; Cardenal Aguiar Retes echa atrás reapertura de templos; Padre Manuel Corral, minimizando las muertes…
Coronavirus toma vida de sacerdote de Basílica de Guadalupe; Cardenal Aguiar Retes echa atrás reapertura de templos; Padre Manuel Corral, minimizando las muertes…

*Muere capellán de coro de Basílica de Guadalupe.

*Reapertura de templos en la Ciudad… Todavía hay semáforo rojo.

*Manuel Corral, personero de arzobispo Aguiar Retes: “En Basílica sólo un infectado leve…”

El pasado 22 de junio, a través de este medio, reportamos la urgencia del cabildo de Guadalupe solicitando oraciones del presbiterio y del pueblo de Dios. Y es que en estas dos últimas semanas, el covid-19 llegó al santuario infectando a 8 personas, entre sacerdotes y trabajadores. Dos semanas en las que se han debatido, entre la vida y la muerte, por lo menos un canónigo emérito quien todavía está en condición delicada según ha trascendido; sin embargo, desafortunadamente, se ha llevado a un capellán de coro. Para dar luces a nuestros lectores, el clero de Basílica de Guadalupe tiene diversos oficios por ser un santuario nacional. El cabildo de doce canónigos efectivos rige al santuario, encabezados por el rector. Cuenta también con un reducido número de canónigos honorarios quienes alguna vez prestaron un servicio a Basílica y ahora cumplen otros trabajos conservando tal carácter, pero sin influencia en las decisiones del santuario. Existen los canónigos eméritos.Estos últimos conservan el prestigio, tienen presencia constante, prestan servicios pastorales además de influir en la toma de decisiones de Basílica. Tal carácter lo conserva, por ejemplo, quien fue vicario general del arzobispado, Mons. Enrique Glennie Graue. Los capellanes de coro, propiamente capellanes del santuario, prestan un servicio pastoral y litúrgico permanente representando a las provincias eclesiásticas del país de acuerdo con el Breve Apostólico Preastantem Pietatem de Juan Pablo II y los Estatutos del Cabildo de Basílica de Guadalupe. Están en el santuario, caminan en los pasillos de Basílica, viven en las casas sacerdotales, respiran el mismo aire que los del Cabildo. Es así que este 25 de junio, se lamentó la muerte del padre Francisco Javier Arteaga Gutiérrez, de la diócesis de Tacámbaro. Tenido por amable, en Basílica era devoto, lo mismo se le veía exponer al Santísimo como rezar el santo rosario.  Era bien conocido incluso por obispos del país. Hace dos semanas cayó enfermo y tuvo las atenciones que, sin embargo, no fueron suficientes. Su muerte, como muchas más en el clero del país, es de lamentarse, pero cobra relevancia por darse al seno de Basílica de Guadalupe, santuario al cual se le han dedicado e invertido quizá millones de pesos en la sanitización, cuidado e insumos, no sólo para la reapertura, también porque es el aséptico lugar escogido por el arzobispo Aguiar Retes para dirigir su fútil palabra en red nacional de tv todos los domingos. Y aunque se han dicho que hay “protocolos extraordinarios” para garantizar la seguridad de los miles de fieles una vez que el gobierno de la Ciudad autorice el semáforo naranja, la realidad es otra. El clero de Basílica de Guadalupe padece “una dura prueba” como afirmó un canónigo efectivo. Quizá de los peores momentos de su historia porque no sólo se trata de esta crisis sanitaria, también de la salud financiera que parece no aguantar más y de la que se tendrá que echar mano de recursos extraordinarios para sobrevivir todavía ante lo que se prevé es una larga pandemia donde algunos serán extremadamente beneficiados, frotándose las manos ya, ante el jugoso negocio que les dará muy buenos dividendos. Y Basílica de Guadalupe será de los principales clientes… Aguiar Retes lo afirmó: Buscar a los mejores proveedores “que den más barato”… ¿Quiénes son, don Carlos?

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Basílica. Ya no aguanta.
Basílica. Ya no aguanta.

Con más de 6 mil contagiados en menos de 24 hrs, México no ve la luz al final del túnel con la pandemia. El epicentro, la Ciudad de México. Aunque se ha insistido que la economía de millones no resiste más, algunas actividades se han abierto para dar oxígeno la sofocada salud financiera, pero no es igual para todos. A la cola de la reapertura y de la nueva normalidad en la capital del país están las iglesias, templos, parroquias y comunidades que acumulan catorce domingos sin ingresos y un considerable número de celebraciones canceladas o suspendidas entre las que están los matrimonios, celebraciones de quinceañeras, presentaciones, bautismos y en esta época, las graduaciones por fin de cursos escolares. Algunas parroquias ya se han declarado en quiebra. No hay más… y muy difícil la tienen para comprar insumos preventivos de contagios. Mínimo, para una semana, los párrocos podrían invertir entre tres mil y cuatro mil pesos para algunos millares de cubrebocas, galones de gel, tres o cuatro termómetros infrarrojos, igual número de tapetes sanitizantes y otros insumos que reventarían la capacidad financiera. Aguiar Retes sabe muy bien que la economía de la arquidiócesis no resistirá sólo de la renta de inmuebles e inversiones que sirven como un respirador en tiempos de coronavirus. Y le urge echar andar a las parroquias que puedan producir en lugar de subvencionar. Pero los contagios de Basílica, la muerte del padre capellán de coro y la prolongada pandemia en la Ciudad aplazará este propósito. Ya no será el 29 de junio. Según ha trascendido, para emprender la reapertura, ahora el arzobispo Aguiar tiene previstas dos posibilidades: el 6 o 13 de julio. Y como están las cosas, podría verificarse en la última fecha. Todavía no se sabe qué empresa o instituto aplicará las pruebas covid a los sacerdotes del arzobispado, tampoco se conoce su Aguiar Retes, junto con las pruebas que se hicieron al cabido de Guadalupe el pasado 13 de junio, supo cuál es su condición de salud.  Desde el 9 de junio, el arzobispo garantizó que las pruebas ya estaban listas. Acaba el mes y ya ha muerto otro sacerdote en la arquidiócesis de México, y el seguro sacerdotal, si es que existe, no cubre los gastos en caso de contagios de Covid. Así están los padres, a la deriva.

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Corral Martín. "Síntomas leves"
Corral Martín. "Síntomas leves"

Los que sí no le atinan son los chicos del cardenal Aguiar en comunicación social. No sólo avientan tuits vaticinando la muerte del padre Arteaga hasta el 25 de julio, también son incapaces de operar y manejar una situación tan delicada como la que sucede en Basílica de Guadalupe. La realidad es que no se sabe quién es el director ahí, pero una penosa campaña puso en evidencia la incapacidad de esa oficina que debería operar con eficacia en estos momentos. Desde que en este medio se reportó la situación en cabildo de Guadalupe, se supo que el padre Manuel Corral tuvo el desatino e imprudencia de minimizar las cosas. Así lo declaró al portal LiteralMx: “Basílica de Guadalupe implementó medidas excepcionales de salubridad, más allá de los protocolos exigidos por la autoridad”. Ostentándose con ese ficticio título que Aguiar Retes le dio a modo para enquistarlo en la burocracia curial y círculo más exclusivo, no se sabe si Corral coincide con los lineamientos de su jefe, el arzobispo, y planteados por el obispo auxiliar Pérez Raygoza en la pasada reunión de presbiterio, pero Corral, para aminorar la gravedad de la situación, sólo atina en pecar de arrogancia al afirmar que los protocolos de Basílica “rebasan” a cualquier otro. Salvo las señalizaciones para indicar a los peregrinos, dos cámaras de rayos infrarrojos, los protocolos como se hace el 12 de diciembre y la sanitización, no se ve en qué serán superiores a los del gobierno. Corral quiere pasar como un individuo que presume de ciertas ínfulas, de influyentismo y de compadrazgos en altas esferas de gobierno. Loimperdonable es cómo este señor, personero de Aguiar Retes, y haciéndole de vocero del arzobispado e incluso hasta tomando la palabra en nombre del rector de la INBG, quiso aplacar la cosa cuando dijo a LiteralMx:  “De los ocho clérigos que dieron positivos de COVID19 que trabajan en el recinto Guadalupano son asintomáticos, menos uno que presenta síntomas leves, comenta…” Hoy tenemos un muerto… ¿No le pesa, padre Corral?

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