"'Aprojimarnos' y entrar en la lógica de la reciprocidad" El legado del papa Francisco que somos urgidos y urgidas a continuar (II)

El legado del papa Francisco
El legado del papa Francisco

"Es urgente, como señalaba Francisco, abandonar el criterio del siempre se ha hecho así (EG 33), perder el miedo a equivocarnos y a quedar manchados y salpicados, en esta apuesta, convencidos y convencidas que si a algo tenemos que temer es a la instalación y al blindaje autodefensivo, que quizá ofrezca seguridad, pero que desde luego insonoriza el grito de los y las pobres como vicarios de Cristo, que son la  brújula de la iglesia (EG 20)"

"Pero ¿Cuáles son algunos de eso puentes que la propuesta pastoral del papa Francisco nos urge levantar? Destaco dos de ellos"

Francisco, un papa experto en discernimiento desde su tradición ignaciana a lo largo de su pontificado ha puesto en práctica su buen olfato espiritual para distinguir los caminos de frescura evangélica por donde hemos de seguir avanzando como iglesia del siglo XXI  frente al olor a rancio y rigidez de lo que Martin Velasco llamaba la eclesiastización delcristianismo.

Especial Papa Francisco y Cónclave

Tras un largo invierno eclesial y sus consecuencias el impulso del Espíritu en el acontecimiento Francisco nos ha empujado y continúa haciéndolo a despertar y despertarnos de nuestras seguridades y acomodaciones, aidentificar las rigideces autodefensivas, que nos impiden abrirnos a la libertad y al riesgo del Evangelio, recordándonos que si “(…) a algo tenemos que temer no es a equivocarnos, sino a quedarnos tranquilos (…) ante una multitud hambrienta ante la que Jesús nos repite (…) dadles vosotros de comer (EG 49). La fe nunca puede ser un refugio ni unajustificación, ni un atajo, la fe es riesgo. Creer es abandonarnos a la osadía de dar crédito a Dios, a que sus promesas de plenitud, inclusión y justicia se cumplen y echarle una manoen ello para hacerlas históricas y contextualizadas.

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Durante el pontificado de Benedicto XVI el teólogo argentino Marcelo Trejo aplicaba la categoría “malestar” para referirse a la existencia de un sujeto eclesial que experimenta el desajuste institucional en la vivencia desu fe. Hombres y mujeres creyentes que captan vitalmente una situación eclesiástica incómoda, una captación cotidiana en torno a la institucionalidad de la Iglesia Católica y su forma de plasmación contemporánea. La experiencia de una Iglesia que no está dando en la tecla, por estar más blindada en sí misma y la defensa de sus intereses que en la escucha misericordiosa de los gritos y los anhelos de las mujeres y los hombres de hoy, desde las personas más empobrecidas y buscadoras.

Francisco ha sido un buen catalizador de este malestar y su liderazgo eclesial tiene que ver con ello. De ahí la conversión y la impostergable renovación eclesial a la que urgido y continúa haciéndolo (EG 27). Su pomtifivado Una oportunidad para avanzar los caminos que nos lleven del malestar a la creatividad en la búsqueda de espacios, lenguajes, talantes, estructuras, formas de vida que hagan posible tejer reencuentros Para ello es urgente, como señalaba Francisco abandonar el criterio del siempre se ha hecho así (EG 33), perder el miedo a equivocarnos y a quedar manchados y salpicados, en esta apuesta, convencidos y convencidas que si a algo tenemos que temer es a la instalación y al blindaje autodefensivo, que quizá ofrezca seguridad, pero que desde luego insonoriza el grito de los y las pobres como vicarios de Cristo,  que son la  brújula de la iglesia (EG 20)

La ruptura entre Evangelio y cultura es uno de los grandes dramas de nuestro tiempo. Ya Madelaine Delbrell desde las periferias de París denunció el muro que separa a la iglesia de los pobres.

A día de hoy, las mujeres de La Revuelta en la iglesia- Alcem la Veu continuamos proponiendo alternativas para poner fin a la brecha abierta entre la iglesia y las mujeres. El propio Francisco en el tercer encuentro con las organizaciones populares se refirió de igual modo a los muros físicos o sociales que construyen una idea de falsa seguridad y dividen a las  personas en ciudadanos amurallados, aterrorizados, de un lado; excluidos, desterrados, más aterrorizados del otro. Francisco no ha sido un hombre de muros sino de ingenierías. Por ello su legado nos urge a transitar las brechas abiertas y echarle creatividad, afecto e inteligencia comunitaria para en su lugar,levantar puentesque hagan posible el reencuentro y la reconciliación. La memoria viva de Jesús, el mediador por excelencia, nos invita a hacerlo en su nombre (Ef 2,14-22)

Pero ¿Cuáles son algunos de eso puentes que la propuesta pastoral del papa Francisco nos urge levantar? Destaco dos de ellos.   

Revuelta de Mujeres en la Iglesia - Alcem la veu| Revuelta mujeres Iglesia| Alcem  la Veu|Manifiesto

De la brecha de la autorreferencialidad al puente de ser iglesia y comunidades en salida (EG 20, 30).

La iglesia es sacramento de salvación (LG 9). Es esencialmente misionera, servidora y “testiga”. Su fin es el reino y no ella misma, ni siquiera su propio automantenimiento (EG 27). Una brecha muy importante para puentear es la de la autorreferencialidad. Para Francisco una iglesia que se convierte a sí misma en centro es una iglesia enferma y patologizada (EG 43). Como él mismo escribió en un texto dirigido a las congregaciones generales antes del conclave a propósito de la reforma de la curia: 

Los males que a lo largo del tiempo se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de autoreferencialidad. Una suerte de narcisismo teológico (---) la iglesia autoreferencial pretende a Jesucristo dentro de si y no le deja salir. La iglesia cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia…Es vivir para darse gloria unos a otros”.

Para superar esta brecha el puente que propone Francisco es recuperar el dinamismo misionero: una iglesia en estado de misión (EG 15) que no crece por proselitismo, sino por atracción (EG 14) y en la que todo el pueblo de Dios somos el sujeto colectivo de la evangelización (EG 129). Comunidades en salida de sí, desinstaladas y accidentadas por los gritos y los sueños de los pobres que son la carne de Cristo (EG 49), descentrada por el clamor por la vida que emerge en las periferias sociales y existenciales (EG 20, 30,46). En definitiva, una iglesia hospital de campaña afectada por la realidad doliente la humanidad y el expolio de la casa común, una iglesia que no se olvida de los pobres, como recordó cariñosamente el cardenal Hummes a Francisco en su elección. Una iglesia al modo de una caravana solidaria (EG 87), compañera las luchas y los sueños de los y las excluidas de las tres t. tierra, techo y trabajo, y a la que estos reconocen como compañera de camino, una iglesia que abre sus monasterios, parroquias, santuarios a la acogida de refugiados e imigrantes a los que los gobiernos se la niegan.

El legado de Francisco no sigue urgiendo hoy aaprojimarnos y acortar distancias con aquellos y aquellas que anhelan y luchan por una humanidad alternativa, acogiendo y transmitiendo la mística de vivir juntos, de mezclarse, de compartir gratislo que gratis se ha recibido (EG  87). Esto implica un cambio radical en la agenda de la iglesia que es necesario que el nuevo papa continue.Una apuesta clara por dejarnos interpelar por quienes se sienten fuera de ella, una apuesta discernida y cuidada por modos cordiales de inserción en los ambientes desde la cercanía, la buena vecindad, el compañerismo y la amistad con los últimos, dejándonos también acompañar y echar un mano por ellos.

Salir de la lógica de la suficiencia y entrar en la lógica de la reciprocidad y del aprender y buscar con otros y otras preguntándonos juntos las grandes cuestiones de la humanidad sin dar por hecho las respuestas ni pretender imponerlas. Junto con la salida a las periferias, hoy también es necesario que la iglesia salgamos a los nuevos areópagos, allí donde se plantean las grandes causa humanizadoras: Derechos humanos, sostenibilidad de la vida, desafíos de la cultura y de la ciencia, iniciativas por un ética global, búsqueda de alternativas económicas más allá del mercado, etc, para encontrarnos allí con los hombres y mujeres que buscan a Dios sin conocerle o dándole otros nombres: Utopía, dignidad humana, etc, porque la revelación de Dios en la historia no sabe de etiquetas religiosas y quizás, como le sucedió a Jacob, Dios esté en este lugar y somos nosotros quienes no lo sabíamos (Gn 28,16)

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Esta salida a las periferias para ser evangélica y no una nueva forma de dominación o despostimo: todo para los pobres pero sin ellos, requiere atención a la  de la inculturación, porque una tentación permanente de los y las creyentes es dedicarnos más a la cultura eclesial que a generar vida evangélica. Por eso es fundamental desarrollar el gusto espiritual por estar cerca de la gente popular aprendiendo de ellos y buscando modos de generar cultura del encuentro más que partir de ideas o conceptos (EG 268). Por eso es fundamental la inserción con obras y gestos de las comunidades cristianas y los agentes de pastoral en las periferias. Sólo desde esta aproximación e inserción en ellas podremos tener una visión alternativa de la realidad, ver el mundo desde el revés de la historia, achicar distancias históricas y asumir la vida humana tocando la carne sufriente de Cristo. Sólo así podremos adquirir el olor a oveja del que todo evangelizador o evangelizadora ha de quedar impregnado, como le sucedió a Francisco (EG 24)

[1] Marcelo Trejo, “Qué Iglesia y qué teología para un tiempo inédito”, en: www.amerindiaenlared.org/biblioteca/_archivos/71_TrejoQueIglesia.

[2] Discurso del papa Francisco a los participantes en el encuentro mundial de movimientos populares, en http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/november/documents/papa-

[3] Citado por Juan Pablo García Maestro en Alternativas proféticas, La pastoral del cambio a partir deEvangelii Gaudium, Madrid, Paulinas, 2015, 168.

[4] Papa Francisco, Mi puerta siempre abierta. Una conversación con Antonio Spadaro. Planeta, Barcelona, 2014,68-69.

[5] Oración del Angelus del 6 de septiembre de 2015. 

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