#sentipensares EL EJEMPLO ARRASTRA

EL EJEMPLO ARRASTRA
EL EJEMPLO ARRASTRA
—"Quiero ser niño—", esta frase la cuestionó hace 30 años aproximadamente. La niña que la dijo en ese entonces tenía ocho o nueve años y desde que tenía cinco era una miembro activo en su parroquia, La Divina Providencia.
Sus dos abuelas y su abuelo maternos, así como su mamá  y su hermano eran miembros activos en la comunidad parroquial. Por lo que cuando se reunían semanalmente  los integrantes de la pequeña comunidad de su abuelo en su casa era la primera en estar sentada en la pequeña mecedora que su abuela tenía para que los pequeños sentados aprendieran a convivir con los adultos en la vida familiar.
En esas reuniones comunitarias, la primera media hora era para alabar al Señor, donde la oración se acompañaba de cantos; así que la niñita traviesa se mantenía contenta, tranquila y atenta, catequizándose y aprendiendo del mejor maestro, el Señor Jesús.
No sé si le indicaba que era hora de retirarse o ella lo hacía por iniciativa propia, lo único que sí sé es que le gustaba participar y decía que ella también iba a su pequeña comunidad.
Pasaron los años y dentro de las actividades parroquiales había reuniones periódicas de los integrantes de la comunidad parroquial, a veces eran hasta 300 participantes y era común verla en dichas asambleas con uno que otro niño pequeño también.
El hábito que los frailes Siervos de María, orden que dirige en la parroquia, es negro. Y recuerda alguna vez que la niñita pequeña llevaba unas pegatinas dentro de su material de dibujo, para trabajar mientras sus mayores trabajaban en lo que les correspondía en lo que la junta se desarrollaba. Así que se acercó al párroco, un señor que pudiera ser su abuelo y le empezó a poner pegatinas en el hábito oscuro. El sacerdote, complaciente y cariñoso le permitió hacerlo. Esta convivencia entre el núcleo parroquial y los frailes y sacerdotes servitas fueron su cotidianidad por unos quince años. Uno de los hermanos de comunidad recuerda que cuando era adolescente la veía patinar y patinar en el atrio parroquial, mientras su mamá realizaba su labor comunitaria en los salones parroquiales. La parroquia era un lugar cercano a su vida donde era querida y respetada. Con el paso de los años, se convirtió en dirigente del grupo juvenil de Horizontes.
Así que esa petición, de su deseo de ser niño, pues tenía un trasfondo.
—Por qué quieres serlo— preguntó su mamá.
—Pues porque quiero ser acólito—.
—Ah, le preguntaremos al párroco—.Contestó su mamá.
Ante tal cuestionamiento, el párroco de ese entonces dijo  —Que se integre con el grupo de los acólitos—.
Fue la primera MUJER NIÑA, en serlo en su parroquia. Y por los años que lo ejerció lo hizo cada domingo. Como en la visita pastoral que el entonces Arzobispo de la Ciudad de México, el señor Norberto Rivera Carrera, donde fue su asistente durante la celebración. Ocasión en que para ese servicio, quiso estrenar sus zapatos ante la recomendación materna de que no lo hiciera. Al término de la larguísima celebración, expresó en la sacristía donde el párroco, el arzobispo y su mamá estaban, lo siguiente —Ya no aguanto los zapatos, y todos se formaron para comulgar con el arzobispo—. Mientras los dos sacerdotes sonreían indulgentes y su mamá la miraba abochornada.
Ahora 30 años después aproximadamente, otra pequeña MUJER de la familia, una de sus hermosas sobrinas nietas, ha iniciado el mismo servicio. Ver a la pequeñita con sus hermosas coletas y su gran concentración en el servicio en el altar como monaguilla, es una alegría para la mujer. Su servicio detallado, atento y adecuado es resultado del proceso de cómo al paso de los años, acompañar a sus papás y hermanita mayor en la eucaristía dominical. Así como de la cercanía de sus papás a la Palabra del Señor, en el estudio personal o como su mamá capacitándose en el Colegio Bíblico de la parroquia.
En fin, el ejemplo arrastra, ejemplo que necesita ser perseverante y continuo, aún con y en las crisis comunes de la vida, especialmente en ellas, donde el Señor que continuamente está al lado de todos, nos llama a voluntariamente querer su cercanía.
Para gloria de DIOS y alegría y ejemplo de estas MUJERES.
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