La tradición se remonta al siglo VI La Virgen Blanca, patrona de Vitoria

(Antonio Aradillas).- La historia o la tradición piadosas nos llevan a Roma y nos enmarcan nada menos que en el siglo VI. Durante el verano, por mediación de la Virgen que habría de llevar la advocación de "Blanca", cayó sobre el monte Esquilino una densa capa de nieve precisamente el día 5 de agosto. Los misteriosos copos diseñaron los planos de una iglesia que, en palabras de la Virgen, habrían de servir para edificar un templo en su honor. De esta manera respondía la Madre de Dios a la petición de un piadoso matrimonio dispuesto a que sus riquezas pudieran ser de su agrado y, a la vez, de la edificación del Pueblo de Dios. Pasado algún tiempo, sobre este mismo lugar se alzaría la que en la actualidad es la gran basílica dedicada a Santa María la Mayor, celestial Patrona del pueblo romano.

Casi finalizado el siglo XII, el fundador de Vitoria, el rey Sancho "el Sabio", era poseedor de una imagen de la Virgen con tal advocación. Refieren así mismo las crónicas que en el siglo XIV, el caballero alavés Pero López de Ayala, Canciller Mayor de Castilla, ofreció a la parroquia de San Miguel de Vitoria una hermosa escultura de mármol policromado que representaba a la Virgen de las Nieves, o Virgen Blanca, tal vez en reparación de la turbulenta vida sentimental llevada por el Caballero castellano. Desde aquella época fue proverbial la devoción del pueblo alavés a la Virgen Blanca.

Hay constancia documental que su primera cofradía se fundó en 1613, integrada en sus principios por personas del importante gremio de los cereros. Para tomar parte de la misma era indispensable superar las pruebas de sangre establecidas con todo rigor. La imagen, donada por don Pero, fue colocada en el templo de San Vicente, exactamente en su fachada tal y como refieren los cronistas: "al aire libre y bajo nieves y chubascos: allí se postraban al pasar, las madres presentaban a sus hijos enfermos, saltaban los "dantzaris", y venían a cantar la "Salve" antes de ir a la guerra o al regresar de ella".

Transcurrido algún tiempo, la devoción emplazó otra imagen en una capilla, declarándose entonces oficialmente como Patrona de la Ciudad.

El pueblo, la clerecía y el ayuntamiento así habrían de reconocerlo con toda solemnidad en la sesión celebrada el día 31 de julio de 1832 en la que se acuerda "tener por patrona de la ciudad a Nuestra Señora de las Nieves, que es el día 5 de agosto".El vìnculo existente entre el ayuntamiento y la advocación de la Virgen fue expresado así el día 31 de enero de 1835: El día de Nuestra Señora la Virgen Blanca, poniéndose de acuerdo de beneficiados de la parroquia de San Miguel, el ayuntamiento asistirá a la función principal de nuestra patrona y su fiesta será tenida entre las "fiestas de tabla" ,a las que ha de concurrir la Corporación"

Uno de los acontecimientos que en mayor proporción hizo convocar siempre el fervor de los vitorianos fue y es el "Rosario de los Faroles", o "Procesión del Suntuosísimo y Solemne Rosario de la Virgen Blanca". Presidida por la cruz procesional que lleva en sus brazos el escudo de Álava y el de la ciudad de Vitoria, van las "columnas de la fe" y las carrozas de los misterios por calles y plazas en diáfana señal de fe y de devoción mariana. El acto lo culminan la presencia del enorme farol y el canto de la "Salve" con acento de paz y de súplica.

A la Virgen Blanca le cantó devotísimamente el pueblo alavés este himno:" Virgen Blanca, manantial/ eres de hermosura: /puro y místico panal/ de toda dulzura/./Reina y Madre singular / que eres nuestra gloria,/ con un júbilo sin par/ . te aclama Vitoria/. Virgen Blanca/, tu ciudad/ mira aquí postrada/, que te aclama sin cesar, /Reina coronada./Sálvanos, Reina y Señora /, Virgen Blanca, ayúdanos ./Mira a tu pueblo / que te implora / y en toda hora,/defiéndenos"

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