El Papa pide al Cuerpo Diplomático "dejar atrás las contiendas", especialmente en Ucrania y Tierra Santa "Paz, justicia y verdad": las tres claves de León XIV para la diplomacia de la Santa Sede

León XIV, con el Cuerpo Diplomático
León XIV, con el Cuerpo Diplomático Vatican Media

El Papa renovó "la aspiración de la Iglesia —y  mía personal— de alcanzar y abrazar a cada pueblo y a cada persona de esta tierra, deseosa y  necesitada de verdad, de justicia y de paz". Algo que denota su propia biografía, "desplegada entre América del Norte, América del Sur y Europa"

La paz "exige el pleno respeto de la  libertad religiosa en cada país, porque la experiencia religiosa es una dimensión fundamental de la  persona humana, sin la cual es difícil —si no imposible— realizar esa purificación del corazón  necesaria para construir relaciones de paz"

Prevost animó a "revitalizar la diplomacia multilateral y esas  instituciones internacionales que han sido queridas y pensadas en primer lugar para poner remedio a  los conflictos que pudiesen surgir en el seno de la comunidad internacional". Y, también, como señaló Francisco en su último Urbi et Orbi, "la voluntad de dejar de producir instrumentos de destrucción y de muerte"

"Es necesario esforzarse por remediar las  desigualdades globales, que trazan surcos profundos de opulencia e indigencia entre continentes,  países e, incluso, dentro de las mismas sociedades"

Defendió "la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas,  desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o  inmigrantes"

"Paz, justicia y verdad". Estas son las claves de la diplomacia de la Santa Sede, según el nuevo Papa. León XIV Primer encuentro del Papa León XIV con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Un momento especial, que Prevost no dejó pasar para volver a clamar por la paz en Ucrania y Tierra Santa. "Mi ministerio comienza en el corazón del Año jubilar, dedicado de manera particular a la  esperanza. Es un tiempo de conversión y de renovación, y sobre todo la ocasión para dejar atrás las  contiendas y comenzar un camino nuevo, animados por la esperanza de poder construir, trabajando  juntos, cada uno según sus propias sensibilidades y responsabilidades, un mundo en el que cada uno  de nosotros pueda realizar la propia humanidad en la verdad, en la justicia y en la paz. Espero que  esto pueda suceder en todos los contextos, empezando por los más que más sufren, como Ucrania y  Tierra Santa".

Especial Papa León XIV

Tras el saludo del decano (y embajador de Chipre), George Poulides, el nuevo Papa lanzó su particular 'estado del Mundo'. Comenzó Prevost agradeciendo "los numerosos mensajes de felicitación enviados", así como las condolenciar tras la muerte de Francisco, incluso de países sin relaciones diplomáticas con la Santa Sede. "Se trata  de una significativa manifestación de estima, que alienta a profundizar las mutuas relaciones", reconoció.

León XIV, con el cuerpo diplomático
León XIV, con el cuerpo diplomático Vatican Media

En su intervención, León XIV defendió el valor de "familia" de la comunidad diñomática, que "es una expresión de la misma catolicidad de la Iglesia". "En su  acción diplomática, la Santa Sede está animada por una urgencia pastoral que la impulsa no a buscar privilegios sino a intensificar su misión evangélica al servicio de la humanidad", y así "combate la indiferencia y apela continuamente a las conciencias, como ha hecho incansablemente mi venerado Predecesor, siempre atento al clamor de los pobres, los necesitados y los marginados, como también a los desafíos que caracterizan nuestro tiempo, desde la protección de la creación  hasta la inteligencia artificial".

Junto a ellos, el Papa renovó "la aspiración de la Iglesia —y  mía personal— de alcanzar y abrazar a cada pueblo y a cada persona de esta tierra, deseosa y  necesitada de verdad, de justicia y de paz". Algo que denota su propia biografía, "desplegada entre América del Norte, América del Sur y Europa", que "pone de manifiesto esta aspiración  de traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes". 

El Papa, con el Cuerpo Diplomático
El Papa, con el Cuerpo Diplomático Vatican Media

Recordando su etapa como prior general de los agustinos, Prevost deseó poder "encontrarme con las realidades  de las que ustedes provienen, permitiéndome acoger las oportunidades que se presenten para  confirmar en la fe a tantos hermanos y hermanas dispersos por el mundo y construir nuevos puentes  con todas las personas de buena voluntad".

En ese necesario diálogo entre la Santa Sede y el mundo, León XIV destacó las "tres palabras clave que constituyen  los pilares de la acción misionera de la Iglesia y de la labor de la diplomacia de la Santa Sede". Al más puro estilo de los discursos de Francisco: paz, justicia y verdad.

La paz no es una simple tregua

La verdad, que "muchas veces consideramos una palabra 'negativa'", entendida como "mera ausencia de guerra o de conflicto, porque la contraposición es parte de la naturaleza  humana y nos acompaña siempre, impulsándonos en demasiadas ocasiones a vivir en un constante  “estado de conflicto”; en casa, en el trabajo, en la sociedad".

Prevost, con el Cuerpo Diplomático
Prevost, con el Cuerpo Diplomático Vatican Media

"La paz entonces pareciera una simple  tregua, una pausa de descanso entre una discordia y otra, porque, aunque uno se esfuerce, las  tensiones están siempre presentes, un poco como las brasas que arden bajo las cenizas, prontas a  reavivarse en cualquier momento", explicó Prevost, quien contrapuso la perspectiva cristiana, que apunta a la paz como "ante todo un don, el primer don de Cristo", que no se queda ahí. "Es un don activo,  apasionante, que nos afecta y compromete a cada uno de nosotros, independientemente de la  procedencia cultural y de la pertenencia religiosa, y que exige en primer lugar un trabajo sobre uno  mismo".

Porque, explicó León XIV, "la paz se construye en el corazón y a partir del corazón, arrancando el orgullo y las  reivindicaciones, y midiendo el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras,  no sólo con las armas" En este punto, el Papa consideró "fundamental el aporte que las religiones y el diálogo interreligioso  pueden brindar para favorecer contextos de paz", lo que "exige el pleno respeto de la  libertad religiosa en cada país, porque la experiencia religiosa es una dimensión fundamental de la  persona humana, sin la cual es difícil —si no imposible— realizar esa purificación del corazón  necesaria para construir relaciones de paz".

Francisco, con el Cuerpo Diplomático

También exige "una sincera voluntad de diálogo, animada por el deseo de encontrarse más que de  confrontarse". Así, Prevost animó a "revitalizar la diplomacia multilateral y esas  instituciones internacionales que han sido queridas y pensadas en primer lugar para poner remedio a  los conflictos que pudiesen surgir en el seno de la comunidad internacional". Y, también, como señaló Francisco en su último Urbi et Orbi, "la voluntad de dejar de producir instrumentos de destrucción y de muerte".

Procurar la paz, practicar la justicia

En segundo lugar, la justicia, porque "procurar la paz exige practicar la justicia". Recordando a León XIII, "el Papa de la  primera gran encíclica social, la Rerum novarum", el pontífice insisitó en que "la  Santa Sede no puede eximirse de hacer sentir su propia voz ante los numerosos desequilibrios y las  injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas".

"Es necesario, además, esforzarse por remediar las  desigualdades globales, que trazan surcos profundos de opulencia e indigencia entre continentes,  países e, incluso, dentro de las mismas sociedades", trazó León XIV, quien pidió a los representantes de los gobiernos de todo el mundo "aplicarse para construir sociedades  civiles armónicas y pacíficas", con inversión en la familia y tutelando "la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas,  desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o  inmigrantes". 

"Mi propia historia es la de un ciudadano, descendiente de inmigrantes, que a su vez ha  emigrado. Cada uno de nosotros, en el curso de la vida, se puede encontrar sano o enfermo,  ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la  misma, la de una creatura querida y amada por Dios"

"Mi propia historia es la de un ciudadano, descendiente de inmigrantes, que a su vez ha  emigrado. Cada uno de nosotros, en el curso de la vida, se puede encontrar sano o enfermo,  ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la  misma, la de una creatura querida y amada por Dios", subrayó. 

León XIV, con el Cuerpo Diplomático

La verdad, aunque suscite incomprensión

Finalmente, la verdad. "No se pueden construir relaciones verdaderamente pacíficas,  incluso dentro de la comunidad internacional, sin verdad", campo en el que la Iglesia tiene un papel, "recurriendo a lo que sea necesario, incluso a un lenguaje franco, que inicialmente puede  suscitar alguna incomprensión".

"La verdad, sin embargo, no se separa nunca de la caridad, que  siempre tiene radicada la preocupación por la vida y el bien de cada hombre y mujer", explicó el Papa, quien reivindicó que "la verdad no nos aleja; por el contrario, nos permite afrontar con mayor vigor los desafíos  de nuestro tiempo, como las migraciones, el uso ético de la inteligencia artificial y la protección de  nuestra amada tierra". "Son desafíos que requieren el compromiso y la colaboración de todos, porque  nadie puede pensar en afrontarlos solo", finalizó"

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