Vamos a la otra orilla.
| Luis Van de Velde
Leamos Mc 4,35 – 40. El evangelio del 12° domingo ordinario. En 1979 Monseñor no celebró la liturgia del 12° domingo del tiempo ordinario del calendario litúrgico. Tampoco he encontrado algún comentario bíblico de Monseñor sobre el texto del evangelio de ese domingo. Compartimos una reflexión personal.
Una primera frase que nos llama la atención en este texto es la invitación de Jesús “Vamos a la otra orilla”. No se trata solamente de la introducción a un relato sobre lo que pasa en el barco en el mar de Galilea, sino de una llamada constante que Jesús nos hace. Nosotros/as somos personas de tradición, de costumbre, de ritos que se repiten siempre. Cambiar las cosas, cambiar maneras de vivir, cambiar actitudes, cambiar modos de ser Iglesia, cambiar tradiciones,… nos cuesta tremendamente. Sin embargo Jesús nos sigue diciendo siempre “vamos a la otra orilla”, embarquémonos, salgamos, cambiemos de ruta,….
¿En qué momentos en nuestra vida hemos escuchado esa llamada de Jesús y hemos respondido (o no)? ¿qué han significado esas respuestas? ¿Escuchamos hoy esa llamada de Jesús a ir a la otra orilla? ¿qué significa esta llamada de Jesús en nuestras comunidades eclesiales de base de hoy? ¿Qué espera Jesús hoy de nosotros/as al decirnos “vamos a la otra orilla?
Quizás tenemos alguna buena intención, pero el miedo puede paralizarnos pronto. En tiempos de pandemia ha sido aún más difícil. Ser misioneros y testigos del Evangelio en nuestro entorno no es nada cómodo. “Ir al otro lado” no es nada evidente. Muchas veces preferimos quedarnos a este lado, limitarnos en lo diario y lo conocido. Mirar solamente nuestra propia familia. El miedo y la inseguridad nos bloquean tan fácilmente.
Ahí recordamos una segunda frase de Jesús a sus discípulos (de ayer y de hoy): ¿por qué tienen tan poca fe? Recordemos que Jesús no dice “váyanse ustedes”, sino “vamos al otro lado”, vamos juntos. Al final de los evangelios oímos a Jesús diciendo “yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos”. ¿lo creemos o no? Si lo creemos, ¿por qué vamos a tener miedo para salir, para “ir al otro lado?
También hoy vivimos tiempos de crisis. Hace poco hemos vivido una crisis a nivel de Iglesia no solamente porque con el distanciamiento social no era cómodo reunirnos como Iglesia, ni para las celebraciones, sino también porque vivimos tiempos en que las CEBs no son bien vistas por las autoridades de la Iglesia. Se esconde las llamadas del Espíritu Santo en las conferencias episcopales de Medellín y Puebla, y de Monseñor Romero de “ir al otro lado”, de formar una iglesia de comunidades eclesiales de base. También nos damos cuenta que no pocos hermanos/as que iniciaron en la experiencia de CEBs se han acomodado, se han salido del barco y han preferido la tranquilidad de las tradiciones y prácticas religiosas. La crisis mundial de la pandemia ha afectado aún más y se mantiene la inseguridad y temor de contagiarnos.. La crisis económica no es menos. Los tambores de guerra suena en todo Europa y en tantas partes del mundo. Nuestro barquito sufre los golpes de la crisis.
De ahí que nos reconocemos tan fácilmente en la situación de los apóstoles en el barquito en medio de la tempestad. Hoy escuchamos a Jesús que nos llama a salir al otro lado, a confiar en Él, a tener una fe real y práctica. Tengamos cuidado. Jesús no nos propone hacer unos ritos para calmar la tempestad, no sugiere nada mágico. Solo nos pide que tengamos fe en Él y que sigamos remando. Pero hay que remar para poder ir al otro lado.
Es la tarea de la comunidad eclesial de base: dar testimonio de una vida diferente, una vida solidaria y fraterna, una vida de servicio a las y los demás, un esfuerzo por dar a conocer la vida de Jesús, de Monseñor Romero. No tengamos miedo.
Reflexión revisada para el domingo 23 de junio de 2024. (Reflexión original escrita para el domingo 20 de junio de 2021)