¡Feliz sábado! Ayer te traía música de Beethoven para dar inauguración aquí al año Beethoven, con lo que la música era de la más alta calidad. La de hoy es una pequeña composición de otro a quíen es posible que Beethoven llegase a conocer. Pasara esto realmente o no, lo importante es que la influencia del maestro de hoy en la música del sordo de Bonn fue decisiva. Obviamente, el maestro de hoy tiene su lugar dentro de la historia sin tener que relacionarlo con Beethoven.

Se trata de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), compositor austríaco nacido en Salzburgo. Grande entre los grandes, no destacó por innovaciones armónicas o acercamiento a las formas tradicionales de forma radical. La música de Mozart destaca porque es de Mozart y casi sobran más palabras. Ella sola describe humor, alegría, tristeza, encanto,... y casi todos os adjetivos que se te ocurran. Con solo tres años tocaba el clavicordio y un año más tarde empezó a componer pequeñas obras. En 1762 se presentó como concertista en la universidad de Salzburgo y tocó para el elector de Baviera. Parece ser que con siete año tomó la parte de violín de una obra y la tocó a primera vista, con una pasmosa exactitud... ¡sin haber dado en su vida ni una lección de violín! En fin, eso era en sus siete primeros años de vida, luego daría muchísimo de sí a pesar de que murió con solo treinta y cinco años.

Escuchemos su Ave María, KV 554. Es una obra compuesta en forma de canon y parece que data de 1788. Es la fecha en la que fue incorporada al catálogo, aunque parece ser que la composición sería de años anteriores. Ciertamente no es de las grandes composiciones de Mozart pero en ella vemos su habilidad con esta forma de contrapunto. Parece que la partitura estuvo en posesión de los monjes de Bernried. El coro a cuatro voces a capella nos regala esta pequeña composición en la que vemos también florecer el genio del maestro.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es del Coro Polifonico Res Mirabilis dirigido por Geraci Siculo.