Ave Maris Stella



¡Feliz sábado! Si ayer celebrábamos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús hoy es el día en el que tiene lugar la fiesta del Inmaculado Corazón de María, también fiesta muy querida por la Compañía de Jesús. Y para este día mariano vamos a disfrutar de una obra de un gran maestro consagrado, típico representante el Romanticismo aunque su música para nada es típica sino de la mayor de las categorías, llena de fuerza y de espíritu arrebatador. ¿Te apetece disfrutarlo?

Ese romántico es Franz Liszt (1811-1886), compositor húngaro nacido en Raiding. Se cuenta que una vez Liszt dio un concierto como pianista con una orquesta dirigida por Hector Berlioz. En él se interpretó la "Marcha al suplicio" de la "Sinfonía fantástica" de Berlioz. Cuando terminó, sin dudarlo Liszt se sentó al piano y al teclado interpretó su propia versión con variaciones de la obra del francés. Parece ser que incluso esta versión sobrepasó a la propia obra orquestal. Por cierto que Liszt tuvo varias aventuras amorosas a lo largo de su vida, lo que dio lugar a habladurías. La más notable fue relación con la princesa Carolyne Sayn-Wittgenstein. Evidentemente todo esto dio pie a que se le asignaran diversos hijos. De hecho, su hija Cósima fue engendrada de esa forma. En fin, todo un hombre inmerso en el más puro romanticismo, como te dije.

En 1865 (o quizá 1866) compuso su Ave Maris Stella, S. 34, para coro y órgano. Aquí Liszt alterna pasajes a dos o tres voces con otros para el coro completo. Al comienzo, sopranos y altos cantan al unísono, creando un motivo que luego retoma el coro completo. Antes de la segunda parte, dicha melodía aparece en el órgano, con las palabras "Spiritui sancto" pero en forma de cadencia en aumentación. Así, el canto llano forma los pilares de la pieza de forma que ese material sirve a Liszt digamos que de excusa elaborar toda la pieza y no se limita a construirla y no a meras citas del canto original. Una delicia.

La partitura de la pieza puedes conseguirla aquí.

La interpretación es del Coro de Cámara del Conservatorio de Santa Cecilia dirigido por Marco Cimagalli y con Francesco Maria Silvagni al órgano.

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