Bach, coral BWV 721

¡Feliz domingo! Este primer domingo de mayo, como todos desde hace ya algunos años, no puede faltar a nuestra cita la música del maestro Bach. Si necesitas alguna compañera en tu viaje vital, en cualquier momento, en cualquier circunstancia, te adelanto que la música de Bach quien mejor puede hacerlo. Todas las semanas tenemos oportunidad de comprobarlo aquí y hoy no va a ser menos ya que la obra de hoy es de una intensidad especial, llena de sentimientos de todo tipo.

Antes, vamos a conocer algo del maestro Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. No sé si te he hablado alguna vez de la extensa colección de biografías que existe sobre el maestro. Parece que cuando nos preguntamos cuáles son las mejores de todas las escritas la primer que podemos considerar de referencia es el libro de Christian Wolff, titulada «Bach: el músico sabio». Es sin duda la más completa de todas y tiene que ser la primera referencia a cualquier lectura seria sobre el maestro. Sin embargo, existe otra reciente a cargo de John Eliot Gardiner: «La música en el castillo del cielo». Es otra gran competidora a la obra de Wolff y la complementa de una forma especial. La experiencia de este maestro dirigiendo la obra del maestro, sobre todo sus cantatas, de las que ha grabado toda la colección, le ha dado un conocimiento especial y muy profundo de la obra de Bach. Estas son quizá las dos obras a las que tenemos que recurrir en primer lugar si queremos empezar a tener un conocimiento con más rigor de la obra del maestro de Leipzig. Luego podremos recurrir a otras como la de Forkel, la pionera de todas.

Hoy vamos a escuchar su coral «Erbarm Dich mein, o Herre Gott», BWV 721. Destaca cómo Bach ha colocado la melodía del coral en blancas en la mano derecha, con acordes de corcheas repetidos en la izquierda, un acompañamiento muy simple que ha hecho dudar a numerosos musicólogos (entre ellos Schweitzer) de la autoría de la obra. Quizá el modelo pudo ser la música Kuhnau, cantor de Santo Tomás más que, por ejemplo, Buxtehude. Corelli, en otro modo, también parece que pudo estar presente en esta obra, también de cierta influencia italiana. A pesar de todo, no podemos evitar sentir un cierto estremecimiento por la melodía que suena, que implora perdón a Dios por los cuatro costados.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Ton Koopman al órgano de la St. Walburgiskerk de Zutphen (Holanda).

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