Bach, fughettas BWV 701-704



¡Feliz domingo! Terminamos el mes de febrero y hoy la ración de Bach va a ser cuádruple, aunque breves. ¡Breves pero intensas, como es costumbre en él! Como en otras ocasiones, he decidido agrupar estas obras porque tienen una estructura similar y sus duraciones las hacen abarcables para ser escuchadas de un tirón. Aunque tampoco es aconsejable considerar estas obras como menores porque tras sus compases se esconden grandes sorpresas. ¿Te apetece descubrir las de hoy?

Veamos qué nos tiene reservado hoy Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. El maestro siempre intentó buscar durante toda su vida el favor de algunos monarcas que le proporcionasen un buen trabajo, con un sueldo adecuado para mantener a su amplia familia. Una de las obras más impresionantes suyas, y que fue compuesta casi de las últimas, fue «La ofrenda musical». Sus dieciséis movimientos están basados en un tema que le proporcionó el rey Federico II de Prusia (que era un gran flautista) durante una visita en Postdam. El monarca quería por todos los medios conocer al maestro y, por medio de su hijo Carl Philipp Emanuel, por fin consiguió que «el viejo Bach» fuese a visitarle. Este tenía sesenta y dos años y ese viaje sería el último de importancia que haría. Bach compuso una obra en el nuevo estilo galante, con el objeto de satisfacer al monarca, a pesar de que el compositor no estuviese demasiado convencido del resultado; él se decantaba más por lo sacro. El monarca le proporcionó un tema complicado de veintiuna notas y le retó a componer una fuga basada en él. El maestro improvisó una obra en la que ese tema aparecía doce veces y fue el primer movimiento de la grandiosa obra final, maestra donde las haya. El tema era tan complejo que Schoenberg dijo que el único que tenía capacidad para lidiar con él, además del «viejo», era su hijo C. P. E.

Hoy te traigo una serie de fughettas basadas en diversas melodías corales, que paso a describirte una a una.

Fughetta sobre «Vom Himmel hoch, da komm ich her», BWV 701. Probablemente data de sus tiempos iniciales en Weimar y seguramente su intención sería acompañar el canto del coral de la congregación. La obra es muy limpia y con un contrapunto casi transparente, basado en el sujeto que aporta el coral.

Fughetta sobre «Das Jesulein soll doch mein Trost», BWV 702. No se sabe bien el momento en que fue compuesta e incluso se ha cuestionado la autoría. El contrapunto muestra una gran habilidad con el sujeto enunciado de una forma tranquila y un ambiente sereno a lo largo de toda la composición.

Fughetta sobre «Gottes Sohn is kommen», BWV 703. Casi se limita a la exposición del sujeto con la melodía coral y un pequeño desarrollo con el contrasujeto. Solo tiene veintiún compases pero llenos de sabiduría, como era marca de la casa.

Fughetta sobre «Lob sei dem allmacht'gen Gott», BWV 704. De nuevo estamos en presencia de una maravillosa miniatura. En tan pocos compases, a Bach le da tiempo de hacer una exposición del sujeto (compases 1-10), un episodio (10-11), una entrada hacia la tónica (12), en casi supertónica (15) y casi submediante (19). En contrasujeto sobrevuela casi todos los otros compases.

Las partituras puedes encontrarlas en los siguientes enlaces: BWV 701 (página 7 del PDF) - BWV 702 - BWV 703 - BWV 704.

Vamos con las interpretaciones. Para la BWV 701, Bine Katrine Bryndorf al órgano.



La BWV 702 está interpretada por Andrea Marcon al órgano.



La BWV 703 por Bine Katrine Bryndorf al órgano.



Y la BWV 704 por Bine Katrine Bryndorf al órgano.

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