Bach, partita BWV 770

Bach, partita BWV 770

¡Feliz domingo! Poco a poco, sin darnos cuenta, llegamos otra vez al domingo y, por tanto, volvemos a encontrarnos con la increíble música de Johann Sebastian Bach. Como te he dicho en varias ocasiones, estamos dando los últimos coletazos a su música para órgano propiamente dicha. De hecho, la semana que viene será la última. Nos adentraremos así en otra parte del inmenso catálogo de «la vieja peluca».

J. S. Bach

Esa peluca es la de Johann Sebastian Bach (1685-1750), maestro alemán nacido en Eisenach. Podría parecer que en los años (o quizá meses) cercanos a 1750 Bach fuese considerado como un compositor consolidado y venerado. Algo de eso había, pero también es cierto que en sus momentos finales fue cuando más cuestionada era su música. La corriente se dirigía impetuosamente al clasicismo incipiente y algunos pensaban que Bach estaba demasiado anclado al pasado barroco. Muchas de sus obras (piénsese en su «Pasión según San Mateo») cayeron en el olvido nada más morir Bach, siendo revividas bastantes años después. Algunas ni siquiera fueron estrenadas en su vida. Por ejemplo, la imponderable «Misa en si menor». El maestro la terminó en 1749 (meses antes de su muerte), añadiendo movimientos poco a poco hasta que estuvo satisfecho. Esto hizo que durante si vida no pudiese ser estrenada, algo que pasó en los años sucesivos, ya que sus contemporáneos tampoco la escucharon. No fue hasta 1859 (es decir, cien años después), cuando se escuchó. Paradojas, como tantas las que poblaban la vida y la obra de este gran maestro, que hoy solo nos causa admiración, pero que en su tiempo no fue tan unánimemente alabado.

Disfrutemos de su Partite diverse sopra «Ach, was soll ich Sünder machen», BWV 770. Comienza con una armonización relativamente sencilla del coral a la que la sigue nueve variaciones. Es posible que la compusiese en su época de Arnstadt (1703-1707) y en ella muestra una especial querencia por el estilo de Georg Böhm, organista en Lüneburg, de donde venía Bach antes de llegar a Arnstadt. Parece que el inicio de la quinta variación es una cita de una obra del propio Böhm por lo que el homenaje a quien se cree fue su maestro es más intenso de lo que parece. A lo largo de las diversas variaciones Bach nos muestra todo su arte con el contrapunto, de forma que desde el inicio bastante directo el maestro va fabricando momentos de cada vez más complejidad y dificultad técnica sin perder nunca la profundidad.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Elske te Lindert al órgano que Albertus Antoni Hinsz construyó en 1742 para la Bovenkerk de Kampen (Holanda).

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