Bach, suite inglesa BWV 809

¡Feliz domingo! Hoy es el último domingo del tiempo de Adviento en el que nos hemos preparado para la venida del Salvador, del Dios hecho hombre que padece como nosotros y se compadece del género humano. La música de Bach es ideal para esto y para cualquier tiempo litúrgico, por lo que el recorrido a lo largo de su música para teclado (por las suites inglesas ya) nos viene como anillo al dedo para el día de hoy.

Primero, nos quedamos en compañía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Leipzig. Actualmente, podemos admirar algunos vestigios del paso de Bach en algunas ciudades alemanas. Hay que tener en cuenta que Bach no salió de Alemania durante su vida y prácticamente su actividad se vio reducida a Turingia. En Eisenach existe la casa natal de Bach, aunque no en el sitio exacto donde nació. El Ohrdruf puede hallarse un monumento con la famosa cita de Beethoven sobre nuestro maestro: Nicht Bach, Meer sollte er heißen. En Arnstadt podemos encontrar una curiosa estatua de un joven Bach repantingado y contemplando el paisaje. En Mühlhausen también tenemos una imagen de Bach cuando era joven, que está cercana a la iglesia de Sa Blas, donde trabajó como organista. Por ese tiempo se casó en Dornheim (localidad cercana) y allí lo han conmemorado con un busto. Cerca del palacio de la corte de Weimar tenemos otra imagen de Bach y en Köthen hallamos tres lugaras bachianos muy importantes. Finalmente llegamos a Leipzig, donde Bach pasó la mayor cantidad de tiempo y casi podemos decir que su centro y alrededores de la iglesia de Santo Tomás es un continuo monumento al maestro.
Disfrutemos de su Suite inglesa n.º 4 en fa mayor, BWV 809. Desde el prelude inicial podemos captar el carácter positivo de la suite completa, que casi tiene un carácter orquestal (¿recordando quizá a los conciertos de Brandemburgo?). Le sigue la sucesión habitual de movimientos. La allemande está llena de tresillos y mantiene ese carácter jovial. La courante tiene un estilo plenamente francés y lo mismo se aplica a la sarabande que le sigue, un verdadero lujo con un bajo cromático de lo más llamativo. Vienen detrás un par de menuets, algo único en las suites inglesas. Ambos están lleno de una graciosa melodía y contrastan entre sí. El broche final es, como siempre, una gigue. Imita los sonidos de la caza y las trompas de los cazadores que persiguen a los animales y no puede ser mejor cierre para esta impresionante suite.
La partitura de la composición puedes descargarla aquí.
La interpretación es de Pierre Hantaï al clave.